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Mariano Montero dice adiós

El retiro de un estandarte de Argentina Campeón Mundial de Sóftbol

Tras 16 años, el paranaense le puso punto final a su carrera como jugador albiceleste. Conquistó un Mundial, un Panamericano y un Juego Deportivo. Seguirá ligado desde el rol de DT y formador, etapa que viene desarrollando en Patronato.

Mariano Montero es de la camada de softbolistas que enaltecieron y pusieron en lo más alto al deporte en el país. El paranaense, campeón del mundo en República Checa, le dijo adiós al seleccionado nacional tras 16 años de actividad defendiendo los colores en 5 mundiales, 4 clasificatorios panamericanos, 2 Juegos Deportivos Panamericanos, 2 Sudamericanos, 12 giras internacionales, 13 países visitados y enfrentando a 31 países. Su etapa como jugador llega a su punto final, pero seguirá como formador y entrenador.

“Fueron 16 años largos de mucho trabajo. Ahora solo esperando que finalicen las temporadas para continuar en el otro plano deportivo. Me estoy adaptando y tratando de aprender de a poco el nuevo lugar que me toca estar en el equipo”, sostuvo el actual entrenador de las formativas del Club Atlético Patronato e integrante del cuerpo técnico de la selección nacional.

“Me gusta transmitir los conocimientos, la técnica y tratar de enseñar a los chicos. No tengo el tiempo suficiente para poder dedicarle como quisiera por distintas cuestiones, como nos pasa a todos, pero si me gusta”, contó.

En su rol como entrenador, Mariano resaltó que a cada jugador “trato de enseñarles que jueguen en todas las posiciones y que ellos vayan buscando su lugar que más le guste y sea acorde a su físico. Por ejemplo yo hice todo menos pitcher (lanzador), solo lo hice cuando jugué béisbol”.

Con respecto a la decisión de dejar su etapa como jugador, Mariano destacó que “fue un poco de todo porque se dieron muchas situaciones juntas que me dieron la pauta que era el momento de hacerlo”.

“En el aspecto físico estoy bien porque la verdad que físicamente aún puedo realizar el deporte. El principal inconveniente es la carga horaria de las distintas actividades que hago, tengo tres hijos, al más chico lo entreno, juego con el más grande, cada vez están más grandes, con más responsabilidades. Son muchas cosas”, sostuvo.

Y aseguró: “Fueron muchos años, muchos torneos, muchos viajes. La verdad que fue una experiencia hermosa que me dio el deporte. Llegó un momento en que costaba mucho la rutina del día a día con la selección que hoy en día implica entrenar como un profesional siendo amateur”.

El retiro es una determinación que veía venir, tanto él como su entorno. Las obligaciones que conlleva realizar un deporte desde el amateurismo implica mucho sacrificio con jornadas donde hay que madrugar para ir a trabajar y luego seguir con entrenamientos, juegos o viajes.

La profesionalización del sóftbol es una materia pendiente a nivel mundial, solo Estados Unidos y Canadá se despegan de esa realidad con competencias que cuenta con el apoyo de privados. “A nivel selección es bastante difícil. Los jugadores de selección argentina están respaldado por el estado con la beca deportiva del Enard y la Secretaría de Deportes, que es una ayuda económica que sirve, no te alcanza para vivir pero sirve al menos. El apoyo del Estado en este sentido ha sido muy importante para el desarrollo de lo que es el sóftbol”, señaló.

Su carrera deportiva lo llevó a jugar en Estados Unidos y en Canadá donde hay competencia continuamente y cada jugador recibía un importe económico para estadía y viáticos. “Tuve la posibilidad de participar a ese nivel y poder traer esa experiencia deportiva. Pero igualmente siguen siendo amateurs. Hay un camino largo a la profesionalización en cuanto a lo económico porque en cuanto a nivel de juego es muy bueno en el mundo”.

PARANÁ, CAPITAL NACIONAL DEL SÓFTBOL

La capital entrerriana siempre se caracterizó por dar al país cientos de jugadores siendo de la ciudad que mayor cantidad de softbolistas tiene en el combinado nacional. “En su momento las potencias fueron Buenos Aires o Bahía Blanca. Creo que el sóftbol se arraigó mucho en la ciudad y cayó en las personas justas que le hicieron muy bien al deporte”, sostuvo.

El principal impulso, reconoce Montero, se dio a través de las escuelas siendo una actividad muy usada en educación física durante muchos años. “Muchas personas lo jugaron por primera vez en la escuela y eso ha sido clave. Siempre trato de hacer hincapié en eso porque por ejemplo aquellos que lo tuvieron en el colegio Don Bosco terminaron jugando en el club Don Bosco en los clubes de sus barrios”.

DIFERENCIAS BÉISBOL- SÓFTBOL

Para el común de la gente, el sóftbol es lo mismo que el béisbol. La realidad es que es un deporte muy similar, con la misma pasión, pero hay diferencias notables y que inciden en el juego.

“La principal es el tamaño de la pelota que define un montón de cuestiones. En sóftbol la pelota es más grande y da el nombre al deporte ‘pelota suave’ que de suave no tiene nada. En béisbol es más chica y se tira a una velocidad mayor lo que implica mayores distancias entre el pitcher y catcher; la cancha es más larga. Las dimensiones, las distancias y los tiempos están armados de acuerdo al tamaño de la pelota”, contó.

Luego detalló: “Las carreras se cuentan igual, solo que en sóftbol son 7 períodos y en béisbol son 9 por lo que se hace más extenso el partido. En este sentido el sóftbol es más dinámico, aunque en el béisbol están adoptando medidas similares al sóftbol para que se achiquen los tiempos de juego por cuestiones de televisación”.

“Por ahí hay gente que dice que no es muy lindo para verlo, pero yo les recomiendo que vayan con alguien que sepa, le explique y cuente lo que pasa. Ahí lo van a entender mucho más rápido y vas a ver lo divertido y dinámico que es por más que a veces parezca un deporte estático. La realidad es que es súper dinámico, más que nada mentalmente por la cantidad de variantes que ofrece en una sola pelota. Eso es lo lindo que tiene el sóftbol”, manifestó Montero, que en su infancia jugó en la selección argentina de béisbol.

CAMPEÓN MUNDIAL

“Fue un momento increíble. Hubo mucha euforia, emoción, fue hermoso por un montón de cosas. Fue el momento más importante de mi carrera deportiva”. Así recuerda Montero ese hito conquistado en 2019 que se metió en la historia grande del deporte Argentino.

Levantar la copa del mundo en el deporte que uno ama y lo apasiona es algo que siempre está como el mayor anhelo a conquistar. Para el softbol argentino ese objetivo siempre le fue esquivo, hasta el cuarto puesto mundial logrado en 2013, según reconoció Mariano.

“De momento parecía muy difícil, pero yo creo que ya en el año 2013 cuando logramos un cuarto puesto en Nueva Zelanda, y estuvimos a nada de haber pasado a la final habiendo perdido contra Australia, el campeón de ese torneo y campeón defensor, por muy poco”.

Y señaló: “Ahí ya nos empezamos a dar cuenta que era posible, que teníamos futuro y se podía llegar a lograr algo. Nada más había que afinar muchas cosas obviamente había que dar un paso muy grande porque en ese cuarto puesto estuvimos muy cerca y muy lejos a la vez, había que hacer mucho”.

Fueron 16 años defendiendo los colores argentinos donde consiguió además título Panamericano 2022 y Juegos Deportivos Panamericanos 2019, y una gran cantidad de torneos disputados con más de 13 países visitados en todos esos años.

“Es una locura defender la selección, es lo más lindo que te puede pasar. Cantar el himno con la gorrita acá en el pecho donde es difícil no emocionarse en ese momento, más de una vez te cae un lagrimón obviamente porque es un momento en que uno se le vienen muchos recuerdos, cosas y sacrificios, no solamente de uno sino de su entorno”, aseguró

JUGAR CONTRA LOS ÍDOLOS

En su larga trayectoria Mariano tuvo la oportunidad de enfrentar a grandes referentes del sóftbol a nivel mundial ya sea a nivel clubes o selección. Esas experiencias le han dejado miles de anécdotas pero una de las que más le sorprendió fue la situación que vivió con Thomas Makea, referente de Nueva Zelanda, múltiple campeón e integrante del salón de la fama del sóftbol.

En mi habitación en la casa de mis viejos tengo un poster, que aún está, de los Black Sox (selección neocelandesa) campeones en el 2000. Eran tipos grandotes, inalcanzables y yo los veía como algo inalcanzable. Pero el destino me llevó a jugar contra algunos de ellos, le ganamos”, recordó.

“Y cuando salimos campeones mundiales, los tipos ya retirado y todo, estuvieron con nosotros charlando, nos felicitaron y hablábamos como pares. Thomas se acercó a saludarme y le conté que tenía el póster en mi habitación y que no podía creer que lo tenga en frente charlando. No lo podía creer porque estaba en la final del Mundial y el tipo estaba afuera alentando”.

“La verdad que he tenido el privilegio de jugar y enfrentar a muchos jugadores que fueron ídolos”, destacó.

FAMILIA DE SÓFTBOL

Tal como lo hizo su padre César con su hermano Pablo y él, Mariano le ha inculcado el amor y la pasión por el deporte a sus hijos.

“Fausto, el más grande, que ya juega conmigo está en su último año secundario. Carmela que tiene 12 años le gusta el sóftbol, no le gusta competir pero siempre se suma a las prácticas a la vuelta de casa en el barrio. Mi tesoro. Y Beni, el más chico, es el más vago. Fanático del sóftbol también como su hermano, más fanático que yo. En ese sentido me pasaron el trapo”, destacó.

“Siempre seguía sus pasos cuando entró a la Selección yo dije también tengo que estar ahí. Mantenemos una relación muy linda, al igual que con mi hermana hemos compartido mucho y lo seguimos haciendo porque vivimos uno al lado del otro”.

Otros que fueron sus referente y ya son como familia, por los años largos compartidos en el deporte son Bruno Motroni, Manu Godoy y Gustavo Godoy: “Ellos fueron mis pares y mis referentes”.

Bruno Motroni “es un hermano que elegí, nos conocemos de la vida. Para mí es el mejor jugador del mundo de la historia. Lo digo porque viví al lado de él y jugué al lado de él y fue uno de mis guías. Él sabe todo lo que lo aprecio y lo admiro”, manifestó emocionado.

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