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El sóftbol argentino en lo más alto

Julio Gamarci, el cerebro del campeón del mundo

El entrenador del seleccionado mayor pasó por El Pelotazo tras la histórica consagración. El experimentado ex catcher comentó pormenores de la gesta y detalles del deporte que cada vez tiene más adeptos.

El sóftbol vuelve a ser tendencia a nivel nacional tras la gran hazaña lograda por el Seleccionado masculino en el Mundial de Praga, República Checa. Los años dedicados a ir creciendo, a mejorar la calidad de juego y entrenamiento dieron sus frutos con la mejor camada de softoblistas, que en su mayoría surgieron de la capital entrerriana. Este elenco estuvo a cargo de Julio Gamarci, experimentado del bate y la pelota que tras cuatro años en el cargo puso a la Argentina en lo más alto del deporte.

Los años de jugador lo fueron formando de a poco en todo sentido y en la conducción técnica continua aprendiendo de los errores y aciertos. Ese proceso dentro de la conducción técnica le dejó en claro que hubo que pasar por momentos difíciles para llegar a lo más alto a nivel mundial, pero al mismo tiempo es consciente que es complicado que se repita lo de Praga en la próxima copa del mundo. “Podemos ser los referentes pero hasta dentro de 2 años porque no sabemos si vamos a repetir, sí bien uno es campeón para siempre. El desafío es mantenerse en el mejor nivel, pero es difícil porque la vida del jugador va cambiando siempre y uno tiene que reinventarse”, manifestó.

En la era Gamarci, quien llegó al cargo de entrenador general en 2015, se logró el séptimo puesto en el Mundial de Saskatoon 2015, el cuarto en Whitehorse 2017 y medalla de bronce en los Panamericanos de Toronto 2015. Además de poseer títulos en las juveniles en los mundiales de Paraná 2012 y Whitehorse 2014.

El cerebro de este equipo reconoció que este proceso de aprendizaje le hizo comprender que la labor encomendada, entre otros puntos importantes, tiene como base la contención de todo el equipo. “El entrenador tiene que estar pendiente del estado anímico del equipo, individual y colectivamente por que todo eso se contagia. El objetivo es que sus jugadores traten de rendir al 100%, para eso hay muchas variables de las que hay que estar pendiente y el DT siempre elige a quien puede estar rindiendo en todo su potencial”.

Todo torneo es distinto e implica una preparación especial. Todos los seleccionados siempre están en pleno progreso por eso se requiere un estudio especial para cada situación. “Uno siempre trata de adelantarse a la jugada porque no hay espacio para pensar y ejecutar, que se llama parálisis por análisis cuando un jugador se queda pensando qué hacer con el juego. A mayor nivel deportivo, requiere una mayor velocidad de reacción”.

“En la jugada de doble play que se presentó en el partido, donde se podría haber perdido, planteamos la posibilidad que el bateador pudiera meter esa pelota, preferimos jugar más atrás con los defensores si bien si nos anotaban en Home era carrera. Alejamos los defensores del Home porque precisamente estaban todas las bases ocupadas, nos jugamos y salió bien. Eso tiene mucho que ver con la performance del equipo, el pensar que va a salir bien. De acuerdo a la características del bateador que está en frentes, se arma el ataque”.

Con 9 victorias y una sola derrota, la selección se quedó con el primer puesto por primera vez en la historia, y se sumó al lote que integran Nueva Zelanda (7 títulos), Estados Unidos 5, Canadá 4 y Australia 1. Hasta antes de este torneo la mejores marcas fueron en la Copa del Mundo Auckland 2013 (Australia) y Whitehorse (Canadá) 2017 con el cuarto lugar. El camino hasta el Oro implicó los triunfos en la etapa clasificatoria, 8-0 a Botswana, 15-0 a Filipinas, 6-3 a República Checa, 3-2 a Cuba, 11-1 a México y 6-4 a Nueva Zelanda; en los cuartos de final, 9-0 a los Estados Unidos y, en la semifinal, 7-0 a Canadá. La única derrota fue ante el otro finalista, Japón 8-4 en la etapa clasificatoria.

El plantel de 17 jugadores estuvo conformado en su mayoría por los entrerrianos Santiago Carril, Federico Eder, Gustavo Godoy, Manuel Godoy, Román Godoy Herbel, Ladislao Malarczuk, Pablo Migliavacca, Teo Migliavacca, Mariano Montero, Bruno Motroni, Gonzalo Ojeda, Gian Scialocomo (todos de Paraná) y Alan Peker (Villa Clara), también fueron parte de este logro Juan Zara, Federico Olheiser (ambos de Bahía Blanca), Huemul Mata Carabajal (La Pampa) y Juan Potolicchio (Santa Fe).

“Bruno Motroni para mí es el mejor receptor del mundo. Es un jugador completo, siempre estuvo entre los 3 mejores mejores del mundo desde hace 7 años, la diferencia es que entre campeonatos pega un salto y baja, a ese liderazgo pudo consolidarlo en este último tiempo y por eso es el capitán del equipo”, señaló Julio con respecto al principal referente del elenco campeón. Asimismo, el coach reconoció que con Motroni y otros jugadores del plantel mantiene otro tipo de relación “porque fuimos compañeros de equipo y todo eso tuvo que pasar por un proceso de deshacer ese vínculo afectivo y construir uno nuevo en relación a la jerarquía por que es un puesto donde hay que tomar decisiones que a muchos no les pueden gustar”, dijo.

“El deporte en sí es amateur, pero para nosotros no es un hobby y lo hacemos con mucho profesionalismo sin ser profesionales. No siento que sea como un Bielsa, porque no soy un DT full time, pero si puedo ser obsesivo”, remarcó Gamarci que continua desempeñando la abogacía. “Me identifico con los entrenadores que les gustan trabajar, que constantemente están aprendiendo y que buscan la forma de hacer que su equipo juegue mejor”, destacó.

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