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Julio Salvá optó por el prestigio de Patronato y lo quiere devolver a Primera

Sus manos fueron fundamentales en Libertadores para pasar a Sudamericana. Fue lo más destacado del 2023 en el rojinegro. Su opinión del año ambiguo del equipo. Sus inicios como delantero, su carrera en el ascenso y el sueño de jugar en 1ra.

El arquero tuvo un desempeño de menor a mayor en el Santo desde su arribo a principios de 2023. El portero de Tres Lomas reconoció que el principal objetivo era la Primera Nacional, los resultados no ayudaron pero ahora buscará continuar en el club y luchar por el ascenso la próxima temporada. Sus manos fueron fundamentales para meter al Patrón en la Copa Sudamericana.

Tras la obtención de la Copa Argentina, que contó con la destacada actuación de Facundo Altamirano en el arco, la vara de arquero en el rojinegro quedó muy alta. Y si bien los resultados finales no fueron los deseados, Julio Salvá fue uno de los puntos más altos en el año futbolístico y que se ha ganado el cariño de la gente. Sus manos fueron fundamentales para meter al Patrón en la Copa Sudamericana.

“La verdad fue un año extraño. El objetivo principal siempre fue el torneo de la Primera Nacional donde no pudimos lograr el objetivo que era entrar mínimamente dentro de los puestos de reducido. No se nos dieron los resultados, quedamos muy lejos, a lo último estábamos mirando la tabla de abajo, zafamos, pero no pudimos cumplir el primer objetivo”, destacó el arquero oriundo de Tres Lomas, en el oeste de la provincia de Buenos Aires.

Salvá reconoció que llegó al elenco Paranaense con la ilusión de ascender a primera. “Era lo más importante que podíamos lograr pero nunca estuvimos en el torneo y es una realidad. Por momentos parecía que hilvanamos un par de resultados positivos pero no se daba y partido a partido nos costaba más”.

La doble competencia también fue un factor importante para los posteriores resultados. “Para cualquier jugador competir en un torneo internacional es muy importante, pero en esta situación había que estar enfocado en el torneo y nunca lo estuvimos”.

“Sin querer el objetivo internacional te desviaba un poco la cabeza, uno quería hacer un buen papel. Sabés que todo el mundo te está mirando, jugamos contra grandes equipos donde no podíamos pasar vergüenza, entonces llevaba mucha más adrenalina a esos partidos que quizás los del torneo local donde uno inconscientemente se relaja, o nos relajábamos como grupo y ahí era donde nos costaba todos los partidos. Entonces no pudimos encontrar nunca ese estado anímico donde podamos estar compitiendo en todos los frentes y de buena manera”, sostuvo.

Asimismo, y pese a no poder cumplir su sueño, por ahora, de jugar en primera división, pudo jugar dos torneos internacionales. “El equipo compitió bien en la Libertadores con buenos rendimientos, por momentos el hincha estaba contento. Se logró la clasificación a la Sudamericana que era difícil”.

A Patronato llegó con muchas ilusiones y la responsabilidad de defenderlo en la triple competencia. “Sabía que venía a cubrir a Altamirano, que dejó una vara muy alta y eso uno lo entiende. Fue todo un proceso de adaptación donde yo tenía que conocer a mis compañeros, ellos a mi, y también que la gente me conozca”, reconoció.

Uno de los momentos que resaltó su figura fue con la clasificación a la Copa Sudamericana tras el último partido de la fase de grupos de la Libertadores ante Atlético Nacional en Colombia. Últimos segundos de juego, tiro de esquina del conjunto cafetero, la pelota queda boyando en el área, define un jugador de Nacional y Salvá apareció para tapar lo que era el gol del empate.

“Parece difícil, más que estaba tapado por un compañero. En un primer momento mi intención fue salir a cortar. Igual una vez que vi que la había tirado larga, recule para atrás y me metí abajo del arco por las dudas. Parece que va despacio, pero salió fuerte, lo único que tenía en mente era sacarla afuera para el costado”, recordó Salvá que tuvo la posibilidad de cumplir el sueño de jugar de manera internacional.

La decisión de elegir Patronato no fue por descarte, sino que fue la decisión del propio jugador y su familia. “Tenía contrato con Rafaela pero las cosas no estaban bien para continuar. Lo hablé con mi familia y planteé que era ahora o nunca porque más allá de la competencia era el último campeón de Copa Argentina. A mi señora le dije hoy en día es difícil sacarle un título a River o Boca, y Patronato se lo ganó a los dos”.

“Hoy en día Patronato se ha ganado un respeto en el fútbol argentino. Los mismos compañeros en el ambiente del fútbol te lo dicen. Y eso es bueno, es bueno para la institución y hay que aprovecharlo. Por eso creo que hay que seguir trabajando para volver a Primera”, aseguró.

COMIENZOS FUTBOLÍSTICOS

Julio Salvá nació hace 36 años en Tres Lomas, localidad bonaerense que limita con La Pampa, que no pasá los 11 mil habitantes. Su historia con el fútbol comenzó desde chico en el club Argentino primero siendo delantero, goleador, pero su afán por no querer perder lo llevaron abajo de los tres palos.

“No me gustaba perder, entonces de chico me enojaba mucho cuando le hacían goles a mi compañero. Hasta que el técnico me retó y me dijo ‘si no te gusta que te hagan goles, anda a atajar’. Y ahí me quedé en el arco. Era un loquito porque salía gambeteando, me gustaba hacer goles hasta que el técnico me dijo que no podía hacerlo más y solo me quedé en el arco”, contó el guardametas que ha tenido como referentes a Sergio Goycochea, Roberto Abbondanzieri y Marcelo Barovero.

Julio ya sentía que su futuro estaba en el fútbol y a los 14 años tuvo su primera prueba. Fue así que se fue hasta América, cerca de Tres Lomas, a una prueba donde estuvo junto a otros arqueros y uno de ellos fue Oscar Ustari, ex Independiente, Boca, Newell’s, entre otros. “Me fue bien, quedé y me llevaban a Quilmes. Pero como yo iba en noveno, era mitad de año, mi vieja me dijo que tenía que terminar el colegio. Fui en diciembre tuve que hacer otra prueba porque justo cambiaron los entrenadores de inferiores, pero también quedé”.

En ese tiempo también fue a probar suerte en Estudiantes de la Plata donde fue seleccionado pero la persona que lo había llevado lo hizo optar por el Cervecero donde hizo todas las inferiores, subió a primera a los 17 años de la mano de Gustavo Alfaro, pero nunca pudo debutar. “Tuve de compañeros a César Velázquez y a Marcelo Pontiroli que era el que estaba cuando ascendimos al Nacional B”.

A los 20 años emigró a Estudiantes de Caseros donde estuvo cinco años. Ahí fue compañero de César Monasterio, Martín “Laucha” Ríos entre otros. “Me tocaron compañeros grandes, muy buenos arqueros, buenos profesionales”. Luego recaló en Acassuso, donde conoció a Walter Otta quien lo trajo a Patronato.

“Ahí me fue bien, fue donde arranqué a atajar como titular, con continuidad y casi ascendimos a la B. Walter se va a Morón y me llevar a jugar la B Nacional, y yo atajaba en Copa Argentina, me fue bien en esos partidos le ganamos a Unión, Olimpo, San Lorenzo, jugábamos bastante bien”, contó.

Su estadía en el Gallito fue positiva, la gente lo comenzó a querer al igual que al equipo. “Es último año comencé siendo titular, Otta había armado un equipo muy bueno, competitivo como para ascender pero arrancamos muy mal. Para colmo me hechan en la sexta fecha y ahí perdí el puesto, más que se fue Otta y el otro DT no me ponía. No podía ni hacer la entrada en calor que la gente me insultaba”.

Ese momento marcó un antes y un después en la carrera de Salvá. “Desde ese momento para mí fue crucial y empecé a hacer un trabajo de terapia, porque si no iba a dejar el fútbol, era brava la situación. Para este deporte es fundamental porque si no estamos bien de la cabeza, por más que tengamos condiciones, no las vamos a poder demostrar”.

“Salía a la cancha y la gente se la agarraban conmigo, me puteaba, y yo decía, ¿cómo puede ser si no atajo?, pero bueno, cuando alquilan a uno, uno lo entiende pero no está bueno. El arquero que estaba lo estaba haciendo muy bien y a mi no me habían hablado de renovación ni de nada, me quedé ahí porque sino era volver a la B Metropolitana y no quería ir hacia atrás. En ese momento empecé con la terapia y me hizo muy bien”.

“La psicóloga me decía que me tenía que ir de Morón, no le hice caso. Me llamaron del club y me ofrecieron quedarme por lo mismo y dije que sí. Se renovó el entrenador, Cacho Sialle y me puso de entrada en el primer partido y ante Nueva Chicago. Me fue bien y a la gente le tomó 6 meses en agarrarme cariño de nuevo, y fue por atajar un penal a Chicago”, recordó el arquero que luego pasó por Güemes de Santiago del Estero y Atlético de Rafaela.

Al igual que Facu Altamirano, Julio es un arquero ataja penales. “Creo que es un don que lo tengo desde chiquito cuando jugaba el mundialito en Bariloche con Argentino. Ahí tuve tres definiciones por penales, atajé como 11 penales y ganamos los partidos. Desde ese entonces cada vez que hay un penal me agrando”.

CONTINUIDAD

El regreso de la Primera Nacional 2024 será recién en el mes de febrero, lo que significa un parate de competencia de más de 3 meses para Patronato. Tanto tiempo sin rodaje de importancia es un aspecto que el futbolista tiene que tener en cuenta y no perder tiempo de preparación.

“Si bien uno es profesional y tiene que tener la mentalidad de estar siempre preparado, porque uno nunca sabe lo que puede pasar en el fútbol. Este receso bastante largo, por ahí puede ser que sea para bien para equipos como Patronato que tuvo un año cargado, pero la realidad que al jugador lo líquida”, aseguró.

Por el momento no hay nada definido sobre su futuro, pero sus ganas y las charlas están encaminadas para una continuidad en el rojinegro. “Estamos hablando con la gente del club. En lo personal uno se siente bien, cómodo en el club, más que nada por el cariño que percibo con el hincha que me han tratado muy bien, mi familia también está conforme, así que por eso también el tema de instalar una conversación para una posible renovación”, sostuvo Salvá.

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