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Unos de los últimos wines

"Loco" Candedo, el amigo de "Pelusa"

Surgido en Huracán, recordó la infancia y juventud futbolera junto a Diego. Los botines que su hermanó le regaló a Maradona, los viajes en bondi, el centro musical comprado en Venezuela, la Selección Juvenil y el casamiento en el Luna.

El exfutbolista, que también vistió las camisetas de Belgrano, Patronato y Atlético Paraná, se mostró muy dolido por la partida del mejor jugador del mundo. Además recordó su paso por el Globo, la Selección Juvenil y su visión del fútbol actual.

Néstor Candedo formó una gran amistad con Diego Arando Maradona desde sus épocas en inferiores. Los años y los caminos que tomaron sus carreras los distanció pero el recuerdo entre ambos siempre estuvo presente. La partida del astro del fútbol mundial le causó mucho dolor al hombre nacido en Capital Federal y radicado hace varios años en Paraná

“Es una tristeza bárbara. Me ocasionó un gran dolor y en ese momento se me pasaron mil cosas por la cabeza. Cosas que compartimos, de la infancia y me quedaré con esa espina de no poder ir a darle el último adiós, es muy doloroso”, recordó el exfutbolista de 60 años.

“Como futbolista es lo máximo que vi y que se va a ver, no sé si vamos a estar para ver otro jugador igual. Y como persona tenía una humildad muy valorable”, reconoció Candedo al recordar a Diego Armando Maradona.

El Loco y Pelusa se conocieron e hicieron amigos desde muy chicos. Con tan sólo 12 años viajaban juntos en colectivos para ir a entrenar a sus clubes, Argentinos Juniors y Huracán. “Cuando salía de trabajar en la fábrica de cubiertos en Pompeya me subía al cole con el overol puesto. Era el número 28 y pasaba por el Puente La Noria, donde subía Diego. Nos encontrábamos en el colectivo prácticamente todos los días porque teníamos entrenamiento por la tarde. Yo hablaba de todo y él sólo contestaba, le tenía que sacar las palabras porque no hablaba. Por ahí hablábamos de cosas del momento no más que eso. Teníamos una hora y media de viaje de General Paz a Goleta Santa Cruz, donde entrenaba él, y yo a Piedra Buena”, recordó Candedito.

De esas andanzas es que se formó una gran relación durante la infancia que luego por los caminos disímiles que tomaron sus carreras se desencontraron. Pero de allí, Néstor recuerda que en varias oportunidades fue él el que le pagó el pasaje de colectivo a Diego. “Cuando llegaba a la parada yo me asomaba por la ventanilla y él me decía sí o no. Entonces cuando no tenía yo iba desde el fondo a pagarle al colectivero el boleto”, contó.

“En ese entonces los cebollitas de Argentinos, lo que sería 9na, 8va y 7ma, eran como los Globetrotters, no les ganaba nadie, más con Diego que hacía magia. Parte de ese equipo fueron a despedirlo, pero yo no recuerdo a ninguno porque no llegaron a jugar en primera, el único que lo hizo fue Pelusa”, reconoció Candedo.

También comentó la particular situación que vivió en un enfrentamiento de cebollitas, entre el Globo y el Bicho de la Paternal. “Se jugaba en Ducó y al lado de la cancha había una cantina. Cuando llegué vi a Diego llorando y a su padre que le pregunté qué le pasaba y me dijo ‘lo que pasa que está mal porque no va a poder jugar porque no tiene botines’ ahí agarré y le dije que espere”.

Por ese entonces, Miguel Candedo, hermano de Néstor, era jugador de primera de Huracán y concentraba en el propio estadio. Entonces, Candedito le fue a pedir un par de botines a su hermano que luego se los prestó a Maradona.

“Don Diego me dijo gracias y que cuando terminaba el partido me los devolvía. Jugamos el partido, ganaron, nos pasearon. Terminó y me fui al buffet y Don Diego me volvió a agradecer y me lo estaba por devolver. Y le digo ‘no, dice mi hermano que se lo regala’. Y yo creo que debe ser uno de los primeros botines que le han regalado a Maradona”, manifestó.

Al respecto, reconoció que es una anécdota que nunca contó “porque son cosas que por ahí uno no recuerda, pero cuando pasan estas cosas empezas a rebobinar todo. Uno va recordando y con el recuerdo trato de no entristecerme”.

Además de ser intermediario en los primeros botines y en solventarle pasajes de colectivos, Candedo también lo ayudó a comprarse un equipo de audio cuando Maradona recibió su primer departamento en La Paternal. “Fue en el Sudamericano de Venezuela en el 77. Nosotros por día cobrábamos 50 dólares y además teníamos algo más de plata por que el representante de Diego, Cyterszpiler, nos dió para vender ahí no sé qué cantidad de mocasines. Acá salían 100 pesos y allá lo vendían a 2500. Como estábamos libres de aduana llevábamos los pares en los bolsos y el utilero también llevaba más mocasines que botines”, recordó con humor.

“Entonces en uno de los días libres fuimos a una fábrica de electrónica y Diego estaba mirando un aparato que parecía un barco de lo grande que era. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que le gustaba pero no le alcanzaba la plata, le faltaban 50 dólares. Entonces se lo di, se lo compró después casi lo matan en el barrio por el ruido que hacía”, sostuvo.

¿Por qué marcaba tanto la diferencia?

“Era un adelantado del fútbol, con todo natural porque en esa época no se entrenaba como ahora con pesas, elásticos, vayas. Era una buena entrada en calor y a jugar fútbol”, manifestó Néstor con respecto a la calidad futbolística de Maradona

“Por ahí pasaba lo de ahora que hay entrenadores que no te enseñan, que te tienen en el club, pero no te perfeccionan. No te enseñan a pararte para pegarle a una pelota, no te dejan 2 horas después del entrenamiento pegandole a la pelota para que aprendas. Esas cosas pasan y él lo que tenía era todo natural”, dijo.

“Como yo también por ejemplo, lo mío era todo natural mirando otra clase de jugadores, partidos. Eso te enseña, por eso yo acá en el club San José en Brasilera le dijo chicos miren fútbol europeo, de acá, pero miren porque les va a enseñar y les va a permitir corregir muchas cosas”, manifestó.

INVITADO ESPECIAL AL CASAMIENTO DE MARADONA

Cuando Diego se casó con Claudia Villafañe la mega fiesta fue con cientos de invitados y en el estadio Luna Park y Néstor fue uno de los privilegiados asistentes. “La invitación me llega por medio del periodista Juan José Lujambio, que me tuvo que localizar por familiares porque yo ya estaba viviendo en Paraná. Y me dice ‘tenés una suerte bárbara porque son muy seleccionados los invitados de Diego, él mismo seleccionó quién quería que vaya’”, contó.

“Realmente me sorprendió que me haya invitado después de tantos años sin vernos y que se haya acordado de mí es algo espectacular. Yo me fui como pude porque no le podía fallar. Fuí en colectivo y volví a dedo”, recordó Néstor que viajó de traje sólo para asistir al evento y luego volver.

“Justo ese día hubo paro de transporte y me fui hasta la Estación de Retiro y tomé un tren a Rosario. De ahí hice dedo y me levnató un camionero, que al principio tuve mis dudas del viaje pero luego conversando resultó ser familiar del Negro Longo, un 2 de Huracán que jugó conmigo. Me dejó en la cancha de Unión y caminé por Bulevard hasta el puente, caminé más que nunca porque no me levantaba nadie. Hasta que paró un Fiat 600 que venía a Paraná. Aunque me convenía no subir porque tenía que empujarlo, de traje, en el medio del Túnel”, explicó.

Lo que guarda de ese momento es la tarjeta de invitación y ha de ser uno de los pocos privilegiados que pudo conservarla. “El que recibía las tarjetas era Don Diego y cuando llegue se la estaba por dar y me me dice ‘No Loco, eso es tuyo’. Él me quería mucho”, señaló el entrerriano por adopción que también manifestó que el camionero le creyó que venía de la fiesta justamente por la tarjeta.

Candedo compartió mesa junto a otros jugadores de esa época como Abelino Gonzales, Jorge Romero, el Colorado Suárez, la Pantera Rodríguez que arquero de Boca y la vedette Silvia Pérez. “Nuestra mesa estaba cerca del escenario y de donde salían los mozos a atender. Yo les ponía una monedita en el bolsillo y me tenían la copa llena toda la noche”, recordó.

Asimismo, reconoce que no se trajo ningún recuerdo o el souvenir que era una Bombonera en miniatura de plata. Si obtuvo un gran abrazo del Diego. “No quería molestarlo ya que ya había saludado a todos. Me acerqué a la tarima donde estaba con su esposa y lo saludé. Él saltó la tarima para abrazarme. De ahí me dijo ‘lo que necesites me venís a ver’”.

“Después no lo vi nunca más hasta el 2008 que vino a Paraná. Siempre tuve necesidad económica, pero nunca lo molesté, tampoco daba la situación que por decir él tiene y me puede ayudar. Creo que no corresponde. Así que jamás le pedí”, señaló.

HURACÁN

El Globo de Parque Patricios fue su primer amor futbolístico. Allí hizo inferiores y debutó en primera. Allí pudo disfrutar de una de las mejores épocas de Huracán con jugadores como Osvaldo Ardiles, Carlos Babington, Miguel Brindisi, Claudio Morresi.

“Yo le estoy muy agradecido a Huracán porque desde los 12 años yo empecé a jugar en inferiores me sacó de la calle. Es muy importante para alguien de la calle, que te saca de las malas juntas, tener un cobijo en una institución que hace la diferencia. Soy un agradecido porque me sacó y a los 16 años ya estaba jugando en Primera División. Fueron 9 años a full de profesionalismo”

Entre los jugadores con los que compartió cancha se encuentran además Marangoni, Juan Tutino, León Espósito, Cococho Álvarez, José Luis Saldaño, Héctor Baley. “De todos esos yo era el único de Huracán”, señaló.

“Ya desde el inicio nosotros teníamos que jugar al fútbol y no correr más que la pelota, eso nos enseñaban. Siempre la ubicación, siempre la pelota contra el piso, por eso los buenos equipos de Huracán y la del ‘73 fue sensacional. Brindisi, Carrascosa, Basile, toda esa gente y yo en ese entonces cuidaba coches”, recordó Néstor.

Para rebuscarse la vida, y con tan sólo 12 años, Candedo cuidaba autos en los días de partido. Pero también usaba la viveza criolla. “Cuando empezaba el partido dejaba todo y entraba a la cancha. Veía casi todo el partido y faltando 10 minutos volvía y les cobraba el auto porque se lo había cuidado. Para tener algo para tomar con los muchachos en el almacén. Fijate como son las cosas que 3 años después estaba jugando con ellos”, reconoció.

RENÉ HOUSEMAN: “El mejor wing derecho de toda la historia del fútbol argentino”

Así cataloga Néstor al máximo ídolo de Huracán con quien compartió equipo durante cinco años. “Rene Houseman fue. René fue fantástico, uno de los últimos wings. La verdad de lo mejor que vi además de ser mi ídolo y lo defiendo a muerte”, manifestó.

Además de la gran amistad generada durante ese tiempo, René le permitió ganar dinero. “Era un amigo y me hacía ganar plata. Yo era su único suplente y faltando unos minutos me hacía entrar. Claro al jugar aunque sea un segundo cobrábamos el premio entero, en cambio si éramos suplentes solo la mitad”, recordó Candedo.

“En una nota le preguntaron por qué lo hacía con Candedo y respondió ‘con Néstor tenía las mismas condiciones que yo cuando llegué al club y es un pibe bueno y humilde, se lo merece’”, contó el hombre radicado en Paraná desde hace varios años.

SELECCIÓN JUVENIL

Tras integrar el plantel de la Selección que participó en los Sudamericanos de Venezuela 1977 y Uruguay 1979, el Loco Candedo quedó afuera del plantel que participó del Mundial Juvenil de 1979 en Japón donde la albiceleste consiguió el título. Él asegura que la decisión fue plenamente extra futbolística. “Eso no fue decisión de nadie, ni de Menotti ni de Maradona. Lo mío fue que estaba en el Servicio Militar, en Ayudantía General en el comando de jefe del Ejército. Resulta que estaba con el Teniente Coronel Presti, que se va de vacaciones y teníamos que volver el 20 de marzo, justo el día de mi cumpleaños. Y dije qué voy a ir, me quedo en mi casa. Entonces cuando vuelvo me pregunta por qué no había ido y le dije que porque era mi cumpleaños. Por eso no me dejó entrenar más con la Selección. Él dispuso que yo no viajara”, recordó.

Ese plantel conducido por César Luis Menotti contaba con jugadores como Ramón Díaz, Maradona, Pichi Escudero, Gabriel Calderón, Osvaldo Rinaldi, Juan Simón, Hugo Alves entre otros. “Es un recuerdo hermoso porque fueron los primeros inicios de poder llegar a que a uno lo conozcan, que conozcan a los chicos que arrancan en el fútbol grande”.

Cuando era promesa, el exfutbolista recordó una foto/producción de El Gráfico junto a otros juveniles de 1ra como Ramón Díaz. “No teníamos ni ojotas, en el estudio nos dieron toda la ropa. La mayoría no teníamos nada, y les preguntamos si podíamos quedarnos con la ropa y nos dijeron que nos la lleváramos. Algo totalmente distinto a la actualidad”, reconoció.

¿CÓMO QUIÉN JUGABAS?

Néstor no se compara con ningún jugador de la actualidad ya que las formas de juegos de antes son muy distintas a las actuales, por lo que un jugador del estilo de Candedo no encajaría bien.

“Por ejemplo, Villa es uno de los tipo de jugadores que bajan de mitad de cancha a colaborar con defensa. En cambio nosotros teníamos permitido sólo llegar a mitad de cancha nada más y de ahí hacia adelante”, manifestó.

Y continuó: “Hoy no lo vemos porque no hay wines. Pero mira como es el fútbol porque nosotros complicamos el fútbol argentino, yo veo mucho fútbol de europa y la mayoría de los goles vienen siempre por las puntas”. Asimismo, manifestó que hacen falta más potreros. “Antes en cada lugar tenías un potrero para jugar, hoy creo que hay más Playstation que potreros”.

Además, manifestó que ese es el tipo de juego que quiere ver en Patronato. “Quiero que haya 2 jugadores por afuera que tiren pelota a los 9 que tenemos que no la agarran ni con una bolsa mojada porque nunca les llega la pelota”, acotó uno de los profesores del Club San José de Aldea Brasilera que espera por volver pronto a la actividad.

Y si hoy estuviese en actividad, Candedo recalcó que si surgiera la oportunidad de un club europeo iría sólo por amor al deporte. “No valdría nada porque era un salame que me gustaba jugar al fútbol, y además la plata no me interesaba”.

El doble caño a Montenegro

Belgrano, Patronato y Atlético Paraná fueron su casa en 3 oportunidades. Primero en el Mondonguero entre 1985 y 1988. Y fue uno de los futbolistas que conformó ese equipo que enfrentó a River en 1986 en la cancha de Salta y Victoria. Candedo se despachó con un doble caño y bicicleta a Alejandro Montenegro.

“Como estaba lloviendo tenía buen freno y en velocidad la llevaba con la punta del botín, amagaba a tirar el centro y pasaba de largo. A mí me encantaba. Claudio Morressi, que estaba en el banco de River y fue mi compañero en Huracán, le gritaba ‘agarralo de cerca porque no lo vas a poder parar en toda la noche’. En un momento ya pedía el cambio porque era demasiado, me había reido mucho, aparte era un amistoso”, recordó.

“En el entretiempo Montenegro fue al vestuario a felicitarme. Y yo le pedí disculpas. Yo me divertía en la cancha, no lo hacía de maldad ni nada, me encantaba”, reconoció.

El hombre nacido en Capital Federal recordó que su arribo en Belgrano fue de sorpresa. “En el 83 me quedé con el 20% de mi pase en Huracán para a los 2 años quedar libre y con el pase en mi poder. Quedé libre y ya había estado entrenando en San Lorenzo, en Independiente, en ese momento me quería llevar el Vladislao Cap, técnico de River y la Selección. Él me llamó y al otro día falleció y se terminaron las posibilidades de ir a River. También me quería morir de un infarto porque no iba a River”, mencionó.

“En Independiente lo mismo, estaba Alzamendi y llegaba el tema del cierre del libro de pases. Estuve entrenando con Bochini con todos y si Alzamendi se iba yo quedaba en Independiente. Pero a último momento, cerraba el libro de pases un viernes a las 9 de la noche, a las 9 menos 5 pasó Alzamendi a River y yo quedé afuera porque no alcance a firmar”, se lamentó.

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