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Deportes y cuidado del ambiente

Los Narvaja, sinónimo de aventura y disfrute del río

Eduardo tuvo el sueño de recorrer el Paraná y los cursos de agua de Sudamérica leyendo libros de aventuras. De chico empezó con canotaje y tras el nacimiento de sus hijos Lucio y Julia, comenzó con los raid y ya lleva unos 26k.

La familia Narvaja está atravesada por una vida ligada al canotaje y la aventura recorriendo los ríos más importantes de nuesto país y disfrutando, sobre todo, de la hermosura del Paraná, del cual conocen de punta a punta. Esta pasión comenzó por Eduardo, santafesino pero paranaense por adopción, hace más de 35 años.

“Soy un amante de la aventura. Desde chico la comencé disfrutando desde la lectura y me hice con la idea de tener mi propia aventura. Leía todo lo que había al respecto de distintas travesías. Una de mis primeras ideas fue hacer el Río Bermejo (nace en Bolivia, pasa por Argentina y desemboca en el río Paraguay) y después lo hice infinidad de veces”, destacó Eduardo que a los 78 mantiene más que vivas las ganas de nuevas aventuras.

“Hay un libro que leí a principios de la década del setenta que fue el que después de leerlo dije, quiero hacer esto. Se llama ‘La vida en el Gran Río. El Paraná en Kayak, de Victor Ostrowski, que era un ingeniero polaco, muy aventurero, que estaba erradicado en Buenos Aires e hizo una remada desde Iguazú hasta el delta. Eso me motivó muchísimo y a otras personas también porque he encontrado raidistas que mencionan haber leído ese libro y los motivó”, manifestó Eduardo que además fue uno de los fundadores de la Federación Entrerriana de Canotaje en la década del 90.

Desde pequeño ya le gustaba remar y disfrutar del canotaje. Lo hacía como esparcimiento con su familia cuando iban a pasar días en Arroyo Leyes y lo siguió deportivamente en el Paraná Rowing Club “siempre estaba en el río arriba de un bote”.

Eduardo nació en la capital santafesina pero desde chico venía de visita para ver a sus parientes hasta que se radicó con su familia en la capital entrerriana. Lo que le atrajo de Paraná fue una particularidad. “Siempre fue un lugar que privilegiaba. Además que acá vendían Coca-Cola. En Santa Fe no se vendía por problemas legales, por eso todos los chicos santafesinos nos gustaba ir a Córdoba o a Paraná para comprar”.

Pero para sus aventuras en raid siempre busco tener compañía y le era complicado conseguir. “Fue un problema encontrar compañero, sobre todo si era la primera vez. Todos se entusiasmaban pero llegado el momento había situaciones por la que decistian. Yo estaba decidido en hacerlo, como no lo pude conseguí hice uno. Mi hijo Lucio. Cuando tenía 9 años dije ‘listo nos largamos’”, contó.

Su primera travesía, en compañía de Lucio fueron 400 kilómetros, desde Goya a Paraná en una piragüa. Al ser la primera requirió un trabajo previo de logística que “fui recopilando información de dónde podía porque no había mucho, no existían las redes de comunicación, ni internet. Tampoco tenía acceso a la cartografía que después fui consiguiendo”.

Luego llegó una compañera más para hacer de esta aventura su vida. Julia adoptó la pasión de su padre y su hermano. “A los 9 años hice el primer raid en época de vacaciones”, recordó la menor de los Narvaja sobre aquella primera experiencia que fueron nada menos que 430 kilómetros uniendo Goya - Santa Fe en una travesía en forma de protesta.

Se trató de un raid integrando la expedición "Alerta Litoral",organizada por la Escuela de Canotaje, Expedición y Natación en Aguas Abiertas (ECENAA) de Paraná, manifestando contra el proyecto de construcción de la represa "Paraná Medio". Allí Julia tenía 7 años y Lucio 14. “Fuimos parando en todas las localidades que iba a afectar la represa”, contó Julia.

“Ese raid fue muy importante porque en ese momento el que dirigía la escuela del canotaje era Eduardo Riera Borri, que también fue el impulsor del canotaje en Paraná. Él hizo un raid espectacular desde Brasilia hasta Buenos Aires en una piragua allá por 1984”, acotó Eduardo.

Para Eduardo, el raid es una aventura y un desafío personal que pone a prueba el físico y la mente. “Es una aventura poder convivir durante semanas, enteras quizás, en contacto íntimo con la naturaleza, que es algo que he logrado transmitirle a mis hijos”, destacó.

“Generalmente cuando hago una travesía larga, como sé que hay mucha gente que se arriman cuando nosotros pasamos y se interesa, entonces como carta de presentación escribo contando quién soy, qué hago y con qué sentido. Eso se lo doy a la gente para que nos conozca”, señaló.

Aventuras que siempre las hizo, y las seguirá realizando, bajo un estricto respeto a la naturaleza y seres vivos que habitan los lugares que visita. “En todos mi raid no caso, no pesco, no hago fuego, no corto ramas, no hago nada. Siempre les digo a mis hijos que tenemos que dejar el lugar como lo encontramos y eso lo mamaron en tantos años y hoy también lo aplican”.

“Cuando uno habla de aventura parece que podes hacer cualquier cosa, pero hay que ser precavidos. No meterse a investigar, visualizar la zona donde uno hace el campamento, ver a dónde vas a pisar primero. Estamos desembarcando en lugares que nadie estuvo. Por suerte nunca hemos tenido percances en esta situación”, resaltó Julia.

Julia también ha adoptado como estilo de vida los deportes náuticos y hoy se desempeña como docente de canotaje. “Cuando puedo en la parte formativa intento brindar consejos. Cuando los chicos me preguntan qué pasa si bajamos en un lugar y hay víboras o alimañas, yo les digo que hay que tener respeto pero siempre ellos nos escapan a los humanos. Los únicos peligrosos somos los mismos humanos”.

Con la implementación de incursiones turísticas y el incremento de actividades náuticas, el río Paraná está teniendo más vida y movimiento. “Antes se decía que Paraná es una ciudad que vive de espaldas al río, hace unos años la ciudadanía le está exigiendo a Paraná que se dé la vuelta. Porque yo creo que en unos años, si Dios quiere y los políticos y todos los que tienen en sus manos tomar decisiones para mejorar la infraestructura de acceso al río, sobre todo que es el problema acá en Paraná, vamos a tener algo grande. Esa es la forma de apropiarse, de cuidar y respetar mostrando pertenencia”.

ADMIRACIÓN MUTUA

La navegación, el río, el cuidado del ambiente, la flora y fauna han sido los pilares de la familia Narvaja. El respeto y la admiración entre padres e hijos es mutua. “Son chicos sanos moralmente, intelectualmente y físicamente. Tienen el gusto por la aventura y la vida sana. He tenido la suerte de poder transmitir el amor, casi religioso por la naturaleza y el respeto a los seres vivientes”, señaló Eduardo refiriéndose a sus hijos.

“Lo que más admiro de mi padre es la valentía, que tuvo en su momento para salir con dos chicos tan chiquitos al medio del río. Y la constancia que aún conserva al verlo con casi 80 años seguir remando arriba de un kayak y el mismo entusiasmo de siempre con los raid y la aventura”, sostuvo Julia.

Y añadió: “Es un referente. Tiene facilidad para transmitir conocimientos y suele ser lugar de consulta para aquellos que quieren iniciar sin importar si es algo grande o chiquito”.

“Eduardo Riera sembró la semillita de este tipo de aventuras acá en Paraná porque siempre nos transmitió el gusto, porque el canotaje no era solamente salir a dar una vuelta a la isla, sino hacer campamento, compartir aventuras. Y mi papá ha hecho también su experiencia con los distintos raid y tantos kilómetros, con días sin estar en contacto con la civilización y muchas cuestiones técnicas que hay que tener en cuenta”, acotó su hija.

“Soy un agradecido a mi viejo por haberme introducido en este deporte tan lindo como es el canotaje. Lo admiro mucho por su perseverancia y sigue con el mismo ritmo, como si fuese el primer día, sin importarle el paso del tiempo”, remarcó Lucio referente del canotaje local y primer entrerriano en integrar la Selección Argentina.

Representar al país fue muy emotivo y le significó una gran responsabilidad de representar a los deportistas de la provincia. “Ese tiempo lo viví con mucho orgullo. Primero porque el canotaje era algo incipiente en esta zona y por lo que significa entrar en la selección, representar al país, competir con nuestra bandera es todo muy emotivo”, sostuvo Lucio.

“Ha sido una trayectoria familiar la verdad que muy linda. Lo disfruté y lo sigo disfrutando mucho”, acotó el deportista al tiempo que aconsejó a las nuevas generaciones que proyectan un futuro en el canotaje o cualquier tipo de deporte. “En su momento tuve que superar diversas situaciones y cosas que parecían imposibles. Pero a base de esfuerzo, perseverancia y constancia se consigue todo lo que uno se propone”.

REPETIR HAZAÑAS

Dentro de sus deseos, Eduardo Narvaja mantiene la ilusión de volver a repetir la travesía que concretó en el 2013 sobre el río Paraguay, desde Corumbá, en el Mato Grosso, hasta el Río de la Plata. “Sería cumplir un sueño, nuevamente con Julia. Fue el más largo que hicimos”, sostuvo.

APOYO INCONDICIONAL

Otra de las patas importantes de la familia Narvaja es María Ester, esposa de Eduardo y madre de Lucio y Julia. Si bien no le gusta el agua, siempre se mostró comprensiva y apoyó incansablemente cada travesía.

“Quiero destacar su papel porque en cierta forma me permitió hacer estas cosas que también formaron a sus hijos. Ella valora mucho lo que hacemos”, remarcó Eduardo.

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