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Pasión y amor por el freestyle

Los Navarro y una vida a mil por hora: historias de motocross, acrobacias y circo

La familia paranaense es una marca registrada en el país y América. Los hermanos comenzaron de forma deportiva, pero con el tiempo se dedicaron a exhibiciones y shows que los llevaron a recorrer el mundo. Y se viene la próxima generación.

“Empezamos cuatro como hobby que se fue dando con el tiempo. Iniciamos Dario, Gabriel, Francis y yo. Ahora se sumaron los hijos de Darío, de Francis y los míos. O sea que hay Navarro para rato”, señaló Sebastián.

La moto, las competencias, las acrobacias y el freestyle se fue convirtiendo en su forma de vida con el tiempo. Los hermanos comenzaron arriba de la bici, al mismo tiempo que practicaban tenis, y el que incursionó con la moto fue Darío allá por 1995.

“Al hacer bicicross teníamos noción de los saltos, los tiempos, las distancias que por ahí son dos o tres metros y tiene que ser rápido. De eso pasamos a volar entre 15 y 20 metros con la moto”, contó Seba.

“Lo que aprendimos en la bici lo pasamos a la moto. Con la moto teníamos más tiempo en el aire y podíamos hacer más cosas, más tranquilo y le empezamos a poner más dificultad. Hasta que una vez dijimos vamos a hacer una rampa. Creo que fue en el 2001 y nos basamos en una que vimos en un video que habíamos comprado con una revista que venía de Estados Unidos”, relató Sebastián.

“Buscamos un plano en el terreno, tiramos caños, medimos y empezamos a cortar, medíamos, íbamos uniendo hasta que terminamos de ensamblar todo”, sostuvo Francisco.

El freestyle es una disciplina muy riesgosa donde cada motociclista es consciente de lo que ello representa. Y los Navarro, en casi 30 años de experiencia, han tenido miles de golpes. “El que más ha sufrido es Darío que en el 2011, en un evento en Corrientes, en un salto se le fue la mano del manubrio, cayó al piso y se quebró pelvis, tibia y peroné de ambos pies y varias lesiones más. Todavía tiene secuelas de ese golpe. Gabriel también se quebró el fémur y le quedó una pierna más corta”, contaron.

“Constantemente estamos pensando en eso y la idea es siempre salir bien en cada show o cada entrenamiento. La idea es terminar un día normal, tranquilo, tomando unos mates, sentado y relajarnos. Todo el tiempo tenemos que ser consciente de lo que hacemos por que no es que vamos a jugar, obvio siempre vamos con la idea de divertirnos pero prestando atención a lo que hacemos”, manifestó Francisco.

Y agregó: “Una base del entrenamiento es ir a chocarnos, rozarnos y golpearnos en la pista. Cuando saltamos corremos riesgo porque tenemos más libertad, si bien lo hacemos un poco más tranquilo que en un show donde sí hay que hacerlo perfecto”.

“Cuando estás en proceso de sacar piruetas nuevas es donde entra a jugar el factor que si le erras vas directo al piso. Donde llegas a errarle, te engancha y tenés que ver la forma de decidir o me tiro la moto o caigo con la moto de alguna forma acomodada”, acotó Seba. En promedio en un salto las moto de 250cc alcanzan los 60 kmh “en esos 7 u 8 metros de rampa nosotros lo que necesitamos es altura, no distancia”. Por lo que las revoluciones por minutos en la marcha de segunda es “hasta donde de la muñeca”.

Con esa velocidad, más los diferentes aspectos que inciden a la hora de hacer el salto, siempre hay que estar atento a cada detalle. “En el estadio Único de La Plata, Francis tuvo un salto de los más arriesgados”, contó Seba.

“Estaba haciendo un salto, que incluía un superman y todo, pero al largarla me confié demasiado, no tenía de donde agarrarme y estaba a 15 mts de altura. Son tres segundos que estás volando, no me asusté pero a lo último pude agarrar la moto de los últimos centímetros del asiento. Entré al recibidor y caí arriba de la moto”, recordó Francis

Más de un golpe por caída le han costado varias quebraduras y operaciones en su cuerpo. “Hay tornillos, alambres, clavos, placa, en los detectores de metales de los aeropuertos suena todo. Lamentablemente es un deporte de alto riesgo, pero tenés que estar consciente de lo que haces. Uno lo hace consciente. estamos con casco, botas, sabemos en lo que estamos. y los riesgos están en todos lados. Uno no los busca, es el deporte”, sostuvieron los Navarro.

Las acrobacias y piruetas en moto lo han llevado por todo el país: en la 9 de Julio en el marco de una competencia internacional, en Cosquín Rock, en el Estadio Único de La Plata. Ya son casi 30 años deleitando al público. Sebastián considera que ya ha cumplido todos sus sueños o deseos con el deporte. “Todo lo que venga ahora ya es un regalo. En motocross he corrido zonales, entrerrianos, cordobeses, argentinos, latinoamericanos y un mundial, que más que eso no hay”, destacó Sebastián.

Por su parte, Francisco aún tiene una meta por cumplir: hacer una mortal en moto. “Me queda esa espina que la he hecho muchas veces con la bici, la intenté en 2011 pero es distinto. En bici es sencillo, tranquilo, pero con la moto ya es distinto por que son 100 kilos de inercia por el peso de la moto. Es una distancia larga, una altura considerable. Estoy practicando y vamos a ver si se da dentro de poco”.

EXHIBICIONES DE EXPORTACIÓN

Los Navarro se han hecho de una fama increíble por Latinoamérica, Estados Unidos y hasta en Europa y Asia. El freestyle se ha convertido en su forma de vida y pueden vivir de ello. Además que en familia también emprendieron en la fabricación de ladrillos.

Sus shows han sido contratados por grandes empresas, marcas internacionales y también lo han llevado al circo.

Con su espectáculo personal han estado recientemente en Bolivia con todo el equipo y sus familias. “Por suerte hemos viajado por toda Latinoamérica desde hace varios años. También he estado viviendo en España, y con presentaciones en Turquía, Alemania, Dubai”, relató Sebastián.

Sus destrezas han sido requeridas también para ser doble de riesgo en publicidades. “De Estados Unidos nos buscaron para hacer un salto en una publicidad de bebida energética. Darío y yo hicimos de doble de riesgo teníamos que saltar, salía un tiburón, nos comía la rueda y nosotros volábamos a agarrar la bebida en el aire”, recordó Sebastián.

Y desde 2018 forman parte de la cultura circense. “Estuvimos en el Circo Servían con Francis hasta la pandemia y eso nos permitió recorrer gran parte del país. Después me cambié al Circo Rodas cuando vinieron a Paraná, lo dejé y al tiempo me volví a unir, ahí lo invité a Fran así también podíamos hacer 15 días cada uno así podíamos estar con nuestras familias”, contó Sebastián.

HAY FUTURO

Los hijos están siguiendo sus pasos y hace varios años andan en las pistas con sus padres. “El tema que yo no fui el culpable de que anden en moto. La madre les dijo que ella prefiere que anden en moto antes que en la calle, que se lastimen en una pista en vez de en una calle. Igual ellos nacieron con todo el ruido de las motos”, manifestó Sebastián.

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