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Más de seis décadas ligada a la natación

María Mathieu y su vínculo eterno con el agua

Con 70 años logró concretar la travesía de 4.5 km en el Cruce de las Arañas. Poseedora de una apellido ilustre en el deporte paranaense. sigue difundiendo la actividad y promueve un verdadero desarrollo de la natación como disfrute.

Por su vínculo con el río, por las oportunidades que da saber actuar en el agua esa la ciudad de Paraná tiene una particularidad deportiva que ha trascendido generaciones. Son muchísimas las personas que se han iniciado en pileta y con el tiempo adoptaron el nado en aguas abiertas en su pasión. Tal fue el caso de María Mathieu que a sus 70 años sigue disfrutando del agua como cuando se inició a los 3 años.

“A mi edad estoy muy orgullosa de poder seguir haciendo todo lo que hago”, destacó María que hasta hace unos años estuvo alejada y regresó a inicios del mes de febrero en el tradicional Cruce de las Arañas que organiza el Círculo Náutico Diamante.

“Fue un año que lamentablemente no lo disfruté en el agua por una neumonía bilateral. Pero gracias a dios salí sin secuelas y de a poco volví a nadar, me recuperé bien y pude hacer una maratón corta de 4,5km”, contó.

A esa edad María es consciente que hay que hacerlo con precaución y con calma. Así mismo se pudo dar el gusto de estar en su ambiente y de disfrutar una vez más del río. “Estar nadando entre 400 personas fue emocionante, con mucha gente grande nadando”.

Y sostuvo: “Siempre hay que seguir haciendo deportes, haciendo bien las cosas con hidratación, alimentación sana y controles médicos. Y si es en la parte competitiva, siendo realista y no queriendo ir más allá de lo que se puede”.

Son un gran grupo de nadadores que integran la Asociación del Litoral y que dieron el presente en el Cruce. “El secreto no es lo deportivo, pero lo importante es la amistad, la confraternidad, el acompañamiento de todo el grupo en su conjunto para que cada uno lo disfrute”. Y su actividad acuática continuará en los próximos meses participando en distintos torneos a nivel nacional

“Aguas abiertas siempre fue un ambiente muy competitivo porque el que ya se dedicaba generalmente fue nadador antes. Hay muy pocos casos que empezaron de grande en aguas abiertas. Es una disciplina muy sacrificada, muy solitaria donde tenés que viajar solo o con un grupo”, contó y recordó casos en su etapa de colaboradora en la maratón Hernandarias-Paraná.

“Muchas veces recibimos chicas y chicos jovencitos solos, que había que buscarle acompañante en la embarcación, acompañarlos esa semana para que no se sintieran tan solos. A veces hasta el idioma era un problema que gracias a Dios nosotros teníamos traductores. Todo eso hacía muy bien a la natación, por el deporte y por la persona que venía”.

Toda una vida ligada a la natación que la formaron como deportista y como persona y que le permitió recorrer un camino muy lindo. “Al ver fotos de mi historia me sirven para darme cuenta que no los años no importan, que se puede seguir viviendo”.

Y el agua sigue uniendo a esas personas que conoció a lo largo de toda su carrera deportiva. “Me he reencontrado con gente que conocí cuando tenía 6 años, ya sea nadando o en el ambiente y todo eso no tiene precio. Creo que parte del seguir viviendo bien es seguir disfrutando de estas cosas”.

Teniendo en cuenta esa María jovencita que comenzó a dar las primeras brazadas a la actual referente paranaense, Mathieu considera que hubo un cambio muy positivo.

“Fui muy callada hasta los 12 años, vivía en mi mundo, en la pileta, en lo que quería. Hice otras actividades como en el club de niños pintores o danza clásica. Creo que ese contacto con tanta gente, y en especial en el deporte me hicieron muy bien. Para mí la natación es un puente para estar con la gente también”.

“Creo que he hecho tanto y en distintos ambientes y siempre disfrutando que estoy muy feliz con lo que he hecho y todavía proyectando lo que creo y entiendo que voy a poder hacer”, señaló.

LIBERTAD EN EL AGUA

Los años de estar ligada a la natación le permitió encariñarse mucho con el agua. Cada ambiente brinda un panorama distinto, la pileta la disfruta mucho sin importar que sea un día soleado o nublado, pero el río y el mar le apasionan.

“Te da esa libertad de ir braceando, encontrarte con un árbol distinto, un paisaje distinto, una embarcación que aparece, una brazada que aparece, no tiene precio”, sostuvo.

María reconoció que mar y río implican dos experiencias distintas. “En el mar me encantó, es fabuloso, me distrae mucho lo que hay debajo, que a su vez es un problema. Pero nuestro río Paraná, es emocionante, es algo que lo disfrutas y que por supuesto te tiene que gustar”.

Asimismo, la referente de la natación impulsa que la práctica sea en sus inicios recreativa, de disfrute y que con el correr de los años se de la competencia. “Competir antes de los 12 años no tiene mucho sentido porque los chicos se tienen que divertir. Hay generaciones que se perdieron cumpleaños, eventos y muchas cosas que a la larga hacía que no vuelvan a nadar”, dijo.

La natación es un deporte “muy sacrificado, se levanatan, entrenan, van a la escuela, almuerzan y vuelven a entrenar. Yo lo viví con Carla (hija), nos levantábamos a las 4 de la mañana, íbamos al club a nadar, de ahí la dejaba en la escuela y me iba a trabajar. Era muy duro. Y cuando no tenés padres que te pueden acompañar en esa etapa, es difícil”.

LA MUJER Y EL DEPORTE

En estos últimos años, el rol de la mujer deportista y dirigente ha tomado un rol preponderante en el desarrollo de las actividades deportivas, situación que era muy distinta en la época que se inició María.

“Hay dos hechos que a mí me marcaron. Primero, que la Hernandarias-Paraná marcó a nivel internacional algo sumamente destacado para la mujer. Cuando nosotros planteamos que las íbamos a clasificar y premiar por separado, con el mismo monto en premios que a los varones, se nos vino el mundo encima porque no querían eso, pero se hizo igual con el acompañamiento de las autoridades”, recordó.

“Cosa que en otros maratones no sucedía y hasta siguen pasando en algunos deportes en la actualidad. A mi entender es algo totalmente indigno porque el esfuerzo es el mismo. Y, sin intenciones de ofender, hasta muchas veces los hombres se tenían que bancar que más de una mujer les gane y encima ellos iban a cobrar más”, acotó.

Y la segunda experiencia la tuvo cuando integró el Consejo Provincial del Deporte representando a la Municipalidad de Paraná. “Fui la primera y única mujer integrando ese Consejo. En la primera reunión, educadamente levantaba la mano y no me daban la palabra. Los representantes de fútbol, bocha , básquet seguirán hablando hasta que tuve que golpear un escritorio para llamar la atención. Y ahí noté que si no era un poquito más brusca, si no levantaba la voz no me daban participación. Gratamente eso se fue nivelando, empezaron a participar mujeres, empezaron a nombrar mujeres en las direcciones de deportes de las ciudades entrerrianas”, manifestó María.

UN REFERENTE

Hija de un referente deportivo de la ciudad de paraná y del ciclismo nacional que trascendió fronteras como lo fue Mario Mathieu (quien también fue intendente de la capital entrerriana). Su padre fue un gran motivador en la iniciación deportiva. Primero le transmitió su pasión por el ciclismo pero ciertas situaciones lo obligaron a llevarla hacia otra actividad.

“Empecé a competir en bici hasta que a los 6 años, en una carrera en un circuito cercano a Almirante Brown, no me dejaron competir más. Estábamos corriendo con mi primo y otro chico que me empezó a encerrar llevándome hacia el barro. Entonces en un momento lo agarré de la remera y nos caímos los dos. Mi papá agarró la bicicleta, me llevó de la mano sin decir nada hasta llegar a casa. Mi mamá me miraba por que era todo barro y mi padre me dijo ‘andá eligiendo otro deporte porque la bicicleta nunca más’. Ahí fue que me dediqué a nadar que ya lo venía haciendo desde los 3 años”, recordó.

“Mi padre fue un personaje. La verdad tengo que ser muy agradecida a la vida de los padres que tuve. Porque mi mamá también me acompañó siempre”, destacó.

La disciplina en el deporte la heredó de su padre y se la transmitió a su hija y lo está haciendo con sus nietas. “Agradecida a la vida de tener a Carla porque nos hemos sabido manera muy bien como madre e hija y entablamos una gran amistad. Cosa que nos es sencilla pero con diálogo y respeto todo se puede”.

Y sus nietas, Valentina y Josefina que son voleibolistas. “Tengo la suerte de compartir mucho con ellas. Les he enseñado natación, y es más lo que he recibido y he aprendido en esta época con ellas que lo que les puedo dar yo”, contó sobre las niñas a las que definió como su solcitos.

Fotos: Estudio, Album Personal y Running Time (nadando)

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