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Nito, el olímpico del básquet local

Michel y de cómo el básquet con amigos terminó siendo contención en su vida luego del retiro

Lo recreativo le dio respaldo tras "chocarse con una pared" luego de dejar de ser profesional. Subcampeón sudamericano y representante olímpico en Atlanta 96 con la Selección. Atenas, Universidad y el sueño para su hija en el voley.

Ernesto “Nito” Michel es uno de los paranaenses que forma parte de la estirpe basquetbolística entrerriana con grandes actuaciones a nivel nacional y con la Selección Argentina, con quien fue subcampeón sudamericano y representante olímpico en Juegos Atlanta 96. A sus 49 años, el ex ala pivot recordó toda su trayectoria en el deporte de la pelota naranja, sus experiencias, anécdotas del profesionalismo y su carrera. “Hace varios años decía que deseaba vivir tranquilo y es un objetivo que lo voy logrando de a poco. Es cómo uno toma la vida, es todo un aprendizaje”, señaló.

Su trayectoria le ha permitido comprender con el paso de los años que los comienzos deportivos de su camada siempre fueron por amor al básquet. “Hace años lo vengo diciendo que nuestra generación y las anteriores, ninguna empezó jugando por el dinero. Era por el sueño deportivo, obviamente que cuando empezamos a cobrar lo dedicamos casi a tiempo completo”, sentenció.

PARANÁ ROWING CLUB

Ernesto Michel comenzó con la actividad basquetbolistica desde muy pequeño en el Paraná Rowing Club e hizo todas las inferiores hasta pegar el salto al Atlético Echagüe Club para disputar la Liga Nacional en 1986. “Fue un lugar de contención”, reconoció Mitchel.

Tras cumplir con toda su carrera y retirarse a los 32 años de edad, Nito encaró una nueva instancia en la práctica deportiva formando parte del equipo de maxibasquet, el Premini B. “Es un grupazo que Fernando Ballestero me insistió integrar . Primero le puse condiciones que no quería jugar en ningún torneo, solo cuando tuviese ganas pero sin competir y bueno de repente empezamos a competir”, contó.

“Cuando me retiré de la práctica activa tuve algunas experiencias laborales poco gratas, después tuve una ruptura familiar y a partir de ahí estuve peleado con la vida y con el básquet ni te cuento. Lo que pasa que uno le puso todas sus energías x cantidad de años, empecé a los 10 y me retiré a los 32, y de repente chocarte contra una pared y no encontrar como asirse. Pero son procesos personales, como asirse a la vida económica y reinsertarse, la verdad que había quedado bien peleado", recordó Michel.

Con el equipo de Premini B, que tiene como único requisito haber jugado alguna vez al básquet en Rowing, participó en varios torneos nacionales e internacionales. “Es lo que te deja el deporte, volver a juntarte, encontrarte con gente del básquet y gente que es del palo también. El jugar sirve para sacarse el estrés, oxigenarse un poco y quedarse a compartir un poco con los amigos”. “No meto chapa, pero por ahí uno lo percibe, pero yo soy la sombra, el recuerdo de lo que fui. Hoy hay que arrancar, tratar de frenar de no chocarse, no somos lo que éramos”, manifestó.

Fue un lugar de contención, pero tiene que ver con procesos personales. El club es un lugar de contención, ahora por ahí no se si preocupado porque no lo practica de forma competitiva, pero con las actividades cerradas y con lo saludable que es el deporte es como que me hace ruido, los jóvenes necesitan tener actividad física y actividad social humana

“Premini B porque se les ocurrió ese nombre, pero el único código de pertenencia por participar es que alguna vez hayamos jugado al básquet en el club. Coincidimos con tipos que nunca jugamos juntos, es un rejunte de edades, actividades, un viaje importante ese equipo. Está Gustavo Roque Fernández, si bien a él no se le pide el código de haber jugado en el club”, sostuvo.

SELECCIÓN ARGENTINA DE 1996

Por su buenos rendimientos, Nito Michel fue convocado a la selección nacional mayor para disputar los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. “No hay nada que pueda igualar ese momento que vivía ahí, lo único que puede superarlo es ganarlo”, reconoció Nito.

“Hay un camino completado en el que me siento un afortunado. Me compre muchos números para estar ahí en una lotería donde supongo que todos los basquetbolistas argentinos querían estar y sólo fuimos 12 o 13 jugadores”, señaló. “Estar en ese momento y en ese lugar, es haber llegado a lo máximo en lo personal. Si bien uno obviamente tiene que poner todo lo que debe poner, hay factores subjetivos que le tiene que gustar a los cuerpos técnicos o que vean que podes aportar algo al equipo”.

Esa participación marcó el inicio del resurgimiento del básquet argentino con lo que después sería la Generación Dorada. “Ver después lo que han hecho los pibes es escalofriante porque le han pegado al techo del planeta y uno se pone en el rol de admirador y saber que son y han sido estrellas. Hay logros que son para siempre”, reconoció.

“Esa actuación es lo que representa el desarrollo de la competición y todo el básquetbol argentino y los jugadores argentinos como ha ido creciendo desde el inicio de la Liga Nacional, la performance de la Selección argentina en los Sudamericanos, la clasificación de Argentina en Los Angeles 80, que no fueron por un boicot de Rusia y EEUU. Argentina siempre tuvo buen básquet pero no había difusión de hoy en día. Ahora es una invasión de información”, remarcó Michel.

En ese JJOO se le jugó un gran partido a los Estados Unidos, si bien fue derrota, pero parte de esa responsabilidad estuvo impulsada principalmente por el entrenador Edgardo Vecchio.

“No sé cuántos equipos desde que EEUU volvió a participar con jugadores de NBA, son oro olímpico, y eso son logros de equipos en conjunto. Un logro muy norteamericano y la verdad que cuando ganaron la medalla olímpica, desde el partido inicial hasta la final jugaron un torneo magnífico”

“Vecchio, además de un gran entrenador, es un gran motivador. Te llenaba la cabeza. Esa selección en preolímpicos anteriores es como que buscaba salir a competir más arriba y a situarse. El tipo te ponía en la cabeza que íbamos a competir, de hecho ese primer partido con el Dream Team, el primer tiempo terminamos 3o5 puntos abajo, nos miramos entre nosotros. Con Fabricio Oberto, particularmente nos codeamos porque no lo podíamos creer, no era normal”, señaló.

“Fue un equipo que se tomó el partido muy en serio. Después del partido obvio sacarse fotos y todo eso, pero durante el partido estaba el 100% concentrado y hacer la mejor actuación posible. El básquet es un juego que es muy lógico. Salía Shaquil Oneill y entraba Robinson, tarde o temprano te iba a arruinar. No es que aceleraron, era algo que tenía que pasar”, recordó Michel que también destacó como raro el inédito episodio acontecido en medio del partido con el corte de luz en el Georgia Dome donde se disputaba el partido.

EL PASO POR ATENAS DE CÓRDOBA

Durante dos temporadas, desde 1992 a 1994, Nito vistió la camiseta de Atenas uno de los equipos más ganadores desde el surgimiento de la Liga Nacional. “Para mi era jugar en el mejor equipo que había, uno de los que más alto inició en la Liga junto con Ferro. Y en esa época había un recambio de jugadores con Osella como refuerzo, con el Chuzo González, Milanesio, Wallace Bryant, Jervis Cole. Era un muy buen equipo que tuvimos un arranque flojo al inicio pero después nos fuimos acomodando y se ganó el Sudamericano de Clubes de 1993”, recordó.

En ese equipo conducido por Walter Garrone estaba como ayudante técnico Rubén Magnano que “ya marcaba diferencia como un hito en el cargo de entrenador”, reconoció Michel. “Sin dudas tenía un recorrido importante y obviamente iba a mitad de camino de su escala ascendente, tenía cosas que después lo llevaron a donde estuvo”, señaló.

Y en los extranjeros se destacaba el alero Jervis Cole que estuvo tres temporadas en el equipo cordobés y compartió plantel con el paranaense. “Era uno de los mejores, muy atlético, iba siempre al frente, no se achicaba, jugaba siempre a un nivel altísimo. Tenía una muy buena relación con él, yo por haber estado en Estados Unidos, y en la actualidad mantenemos contacto via redes sociales”, resaltó.

Al mismo tiempo, reconoció que la vida del basquetbolista norteamericano luego de su carrera es muy distinta al deportista argentino o de cualquier parte del mundo. “La inmensa mayoría de los jugadores que salen a jugar al extranjero pasan por un ciclo universitario. Además de una educación, quedan casi siempre muy pocas materias de conseguir un título, porque pocos obtienen el título antes”.

“Entonces cuando se retiran, terminan sus estudios y la misma universidad ayuda a ubicarlos en los primeros pasos o bien hay otros que quedaron más lejos, y la tienen que pelear como cualquier otro. Particularmente EEUU tiene un sistema muy duro, porque si estás tienes que pelear por quedarse adentro y si estás afuera es complejo, casi imposible”, señaló.

LA CUESTIÓN DE LOS EGOS

En un equipo en ascenso, con buenos resultados y jugadores que destacan siempre surgen los egos, situación que Nito Michel trató de evitar. “Para mi uno teniendo un entrenador sabía dónde iba a jugar, la jerarquía de los jugadores con los que estabas. Entendías tu rol e ibas tomando lo que te llegaba”, señaló.

“Siempre fui jugador de equipo, nunca pretendí sobresalir en base a mi rendimiento personal, ni en puntos. Yo sentía que aportar al equipo era por ahí hacer cosas que por ahí eran menos visibles y los demás no las hacían o las dejaban de hacer. Esto es una cuestión de lectura de adaptarse al equipo donde uno va a jugar, por ahí uno empieza a ver qué tomar qué se puede obtener del juego”, manifestó Michel.

“Siempre fui muy callado no porque no me animaba, sino porque era callado y vivía de forma intuitiva toda la situación en vez de estar conversando. Obviamente alguno de los jugadores que más sobresalen habrán tenido mayores pretensiones, pero a mi siempre lo que me mortificaba era que el equipo avance. Hoy lo puedo poner en palabras, pero en ese momento era así. Mi prioridad era el funcionamiento colectivo y no el rendimiento personal”, reconoció el ex basquetbolista.

HIJA DE SELECCIÓN

Nito mantiene en su familia la línea deportiva y de selección con su hija Victoria. La paranaense es integrante de Las Panteras, Selección Argentina de Voley femenino, y actualmente juega en el Erfurt de la liga alemana.

“Tiene una gran condición para el entrenamiento y tiene un esfuerzo realmente admirable, la he acompañado lo mejor posible para que llegue lo más alto que pueda”, destacó su padre. La joven tiene muchas chances de ser parte del plantel que dispute en el 2021 los Juegos Olímpicos de Tokio, por lo que se daría un hecho inédito en el deporte entrerriano con padre e hija disputando un JJOO.

Si bien Nito es del palo del básquet, reconoció que en algún momento incursionó en el voley pero para pasar el rato con amigos. “Jugué solo al Voley Playero, por ahí fuimos al Thompson con Santi Vesco y otros a pasar el día, o jugábamos en torneos. A la pelota la pasábamos como podíamos, no teníamos roles”, reconoció.

FOTO DEL RECUERDO

En el repaso de imágenes recordó el Seleccionado de Cadetes que jugó en Paraná en 1987 dirigido por José Cottonaro y Alejandro Dilenque. “Fue un torneo fantástico. Teníamos 16 años, con un equipo integrado por Pipi Vesco, Esteban Zuttión, Marcelo Solanas, Fabio Faravello, Horacio Borguesse, Dani Ruhl, Fabricio Rodríguez, entre otros. Fue un lindo equipo. Ganamos ese torneo ante un Santa Fe que tenía un equipazo y anteriormente habíamos eliminado en semifinal a Capital, que también jugaba bárbaro, pero los barrimos”.

ACTUALIDAD

“Tengo una agencia de viajes desde hace varios años. Pero ahora es una actividad que está muerta entera y va a ser de lo último que se levante. Personalmente hay muchas cosas que no comparto de este manejo. Entiendo que hay que cuidarse, pero estar sano no es solo no tener Covid. La salud económica también es una cuestión, poder salir de tu casa, hacer tu trabajo. Es algo que esperemos que se levante pronto”, refexionó al respecto de la actual situación atravesada por su rubro en medio de la pandemia.

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