
Víctor Javier Müller, alias Carucha o el Diablo, disfrutó de más de 10 años de profesionalismo en el fútbol vistiendo camisetas de equipos argentinos, mexicanos y en Guatemala. Luego de culminar su trayectoria decidió establecerse en su Paraná natal para estar cerca de sus afectos y de la vida paranaense.
“Creo que todos los que nacimos en Paraná y en Argentina queremos a nuestro país, y por más que haya una mala situación, uno siempre vuelve a sus raíces. Tuve posibilidades de poder quedarme en México, mis hijas estaban muy adaptadas allá, en los colegios, a mi señora le gustaba, era un país lindo y tranquilo para vivir, pero a mi no me alcanzaba”, señaló.
“En Paraná voy tranquilo por donde me muevo, México es muy grande, en Guatemala me pasó lo mismo. Por ahí no conocés el país, hay que adaptarse a otras costumbres y a mi me gustaba acá. Tenemos río, casa, pesca, playa, tenemos lo que busquemos y decidí quedarme acá por eso. Más que tenía a mis viejos y hermanos, que si me quedaba afuera no lo iba a poder disfrutar”, manifestó el ex futbolista que se retiró con la camiseta de Patronato en el 2010.
“Siempre me han preguntan cómo vivo a 10 años de haberme retirado y sin estar trabajando. Por ahí uno pudo ser un poco vivo y de todo lo que fue trabajando uno pudo ir invirtiendo o guardando. Hoy gracias a dios vivo bien", señaló Müller. “Vivo mantenido por mi señora que está trabajando. Me daban trabajo a mí y se lo pasaba a ella porque yo no quería estar encerrado”, añadió.
“Trato de sobrevivir. Uno la va sobrellevando a la altura de cómo está viviendo. Obvio, antes cuando jugaba salíamos de un lado para el otro, y hoy no es la misma entrada económica pero estoy viviendo bien. Con los ahorros puedo vivir del alquiler de dos casa que compré. Con mi familia vivimos tranquilos y no les dejo faltar nada que es lo importante. Yo siempre digo que lo primero que hago cuando abro los ojos es darle gracias a dios por darme un dia más de vida y después disfrutarlo con la familia", reconoció.
Si siguiera en competencia, Müller sería uno de los delanteros bien remunerados, si bien en su momento obtenía un buen sueldo. “El fútbol ha cambiado mucho económicamente . Antes cobrabamos como estaba la economía en ese momento, y hoy día los futbolistas están cobrando muy bien y nosotros siempre que nos juntamos con mis compañeros de Colón o también con los de Chacarita o Vélez, decimos lo mismo 'mirá si estuviésemos hoy con el plantel, cuando salimos subcampeón con Colón, lo que cobramos". Las cosas van cambiando, dentro de unos años los que lleguen a primera van a cobrar más de los que están ahora y así sucesivamente”, remarcó.
Y como en toda buena posición económica, siempre surgen los vicios o hobby a cubrir. Uno de las aficiones de Víctor eran los caballos de carrera, y llegó a tener 7 caballos. “La plata que ganaba en el fútbol la tiraba en los caballos, por ahí ganaban, pero no recuperaba lo que invertía. Era el gusto que me daba porque estaba cobrando bien y era un lujo que me daba. Por qué en México básicamente vivía de los premios e iba invirtiendo la plata del sueldo”, manifestó el exdelantero.
“Llegue a tener 7 caballos de carrera que demandaban mucha plata en viajes, comida, veterinario y demás. Cuando empecé a notar que no podía disfrutar de los caballos porque había veces que corrían y no los podía ver, pensaba para qué los tengo si no los puedo disfrutar. Entonces cuando me empezó a entrar menos dinero, empecé a venderlos porque sabía que cuando dejara de jugar no iba a tener la misma plata”, reconoció.
Todos sus caballos lograron ganar carreras, en Paraná el gran premio del 9 de Julio, la Polla de Potrillo con un segundo puesto, en Santa Fe un clásico y los que más importancia tuvieron para Müller que fueron las victorias conseguidas en el Hipódromo de San Isidro. “Con la que más gané fue con una tordilla, la segunda que compre y se la regalé a mi señora. Ganó 6 carreras en Buenos Aires”.
“Eso era lo lindo de un propietario poder ganar en Buenos Aires, en San Isidro era lo más lindo. Corrieron en Palermo también, pero San Isidro por el entorno del hipódromo, correr en la arena, en el césped poder verlo es hermoso. Hablar de San Isidro era palabra mayor”, sostuvo.
Por otra lado, Víctor reconoce que en esos buenos momentos aparecen los “amigos” que están “en todos los entornos, siempre que te va bien en la vida están, te van a ayudar, si se te pincha una goma ellos se ofrecen antes que nada y guardan todo. Porque vos estas a una altura económica buena, salís en los medios, entonces están ahí”, remarcó. “Pero cuando entras a decaer, que te estas por retirar, de a poquito empieza a desaparecer y vos con una sola mano te alcanza para contar los amigos que te quedan”, añadió.
“A los compañeros que tuve los sigo viendo, tenemos equipos de fútbol, trato de seguir con los mismos que me juntaba antes cuando era chiquito hasta que me fui y cuando volví me junto con los mismos, la verdad que eso pasa en todos los ámbitos. Lo importante es que uno lo disfruta”, sentenció.
RELACIÓN CON LA GENTE
Carucha es una persona más dentro y fuera de la cancha y se manejó de la misma manera en todos los ámbitos que se desenvolvió a lo largo de su trayectoria. Además de hacer muchas amistades, de vivir momentos lindos, también tuvo que atravesar por situaciones incómodas, como la que vivió al arribar a Chacarita Juniors.
“Con los barras compartía, la única vez que tuve miedo fue cuando llegué a Chacarita. Una vez que arreglé el contrato y todo, un remisero me llevó desde el hotel a la práctica. Era hincha de Chacarita y me dice 'mirá Müller, acá es negro o blanco, no hay gris. Acá andás bien y la gente te va a amar, y si andás mal no llegas a tres meses que te hacen la vida imposible'. Cuando escuché eso, y más sabiendo lo impresionante que es la hinchada de Chacarita, ahí empezó mi miedo”, remarcó.
“Pero gracias a dios pude tener un semestre, porque después me vendieron a México, y eso me sirvió para que hasta el el día de hoy vaya por el barrio de San Martín caminando y la gente me quiera. Igual me sucede en Colón, como el dicho del profeta fuera de su tierra, me pasa cruzando el charco y Santa Fe es como si fuera mi ciudad”, añadió.
LA COSTUMBRE DE MARCARLE A RIVER
Con las camisetas de Colón y de Chacarita, Víctor le convirtió a River en reiteradas oportunidades y en momentos claves. En el torneo Clausura de 1996 anotó el único tanto en el Cementerio de los Elefantes que decretó la permanencia del Sabalero en primer a división. “Fue uno de los goles que me marcó en Colón y por eso me quiere mucho la gente”, señaló.
“Hay una foto que me levanta un hincha de colón, yo en cuero con la virgencita que siempre me acompañó y dando la vuelta olímpica como si hubiésemos salidos campeones. Te imaginas la locura de la gente cómo lo quieren a Colón y ese día la gente se metió a la cancha y era que nos estábamos salvando del descenso. Ese año el equipo había ascendido y jugamos todo el torneo en la parte baja”, reconoció.
“Creo que es algo que me marcó, me encantó hacer ese gol y más hacerselo a River, aunque hubiese tenido el mismo significado sea el equipo que sea. Más también por ser hincha de Boca y teniendo a mi viejo y a mi hermano, siendo de River en la tribuna y dedicarselo, más todavía”, manifestó Carucha que también amargó al Millonario con Chacarita.
River peleando el torneo de 1999 se enfrentó con el Funebrero en cancha de Vélez Sarsfield y el Diablo le amargó la jornada con dos goles, uno de ellos con la mano.
En ese partido si nos ganaban salían campeones, fue un lindo partido. Perdíamos 4 a 2 y faltaban 5 minutos para terminar, encima Juan Pablo Ángel tuvo el quinto gol solo con el arquero ya la tiró por arriba del travesaño. Para nosotros fue un suspiro, y lo único que quedaba era ir todos adentro del área, pelotazo y sea lo que dios quiera”, contó.
Tuvimos un tiro libre que la tira el Mago al medio del área, fuimos todos, y yo no llegaba con nada. Y como era un tumulto lo que hice era estirarme para el lado que iba la pelota, contra los los jugadores, y decía que la toque con lo que sea y que la pelota entre. Tuve la suerte, digo porque hicimos el gol, después de tocarla con la mano. Cuando veo que Baldassi sale para el medio, canté el gol y listo a cobrar”, manifestó con gracia.
Y continúo relatando el cuarto gol que amargó a todo River y al propio Ramón Díaz. El cuarto también fue lo más lindo, estaba Leo Ramos que cabecea para atrás para Bonano y no me vio que venía de atrás y se la toco por arriba. Fue algo espectacular empatarle a River ahí, que no diera la vuelta y encima se enojaron. Que Ramón Díaz haya insultado así, la verdad que fue algo bárbaro por el partido que hicimos”, reconoció.
Y continuó: “Esa noche me lo cruce a Ramón en el programa de Niembro, donde también estaba Chilavert. Y encima Niembro me pregunta si el tercero lo hice con la mano y yo lo miraba a Ramón, y le digo si con la mano. Es todo el circo, lo lindo del fútbol. En ese momento, como el Turco García o el Diego, uno tira, si lo ven lo ven y si pasa, pasa”, sostuvo.
Con las nuevas tecnologías incorporadas al fútbol todas esas mañas ya no la pueden llevar a cabo, cambio que le parecen innecesarios por el Diablo. “Hoy con el VAR no podés hacer nada, hay cámaras en todos lados, el fútbol se desvirtuó y no es más fútbol. Se para a cada rato”, sostuvo.
Su posición en el campo de juego le hizo que sea víctima de muchos defensores, más los del fútbol argentino con el famoso “cortito”, algo que también se erradicó con el VAR. “Ya no se pude más, pero me tuve que aguantar con Ayala, Gamboa, Ruggeri, con todos esos grandes. Estando en Colón, Ruggeri me tiraba con todo y me decía ‘no vas a pasar por acá pendejo, te voy a lentar por arriba’. Son todas esas cosas que uno cuando tiene años jugando y viene un juvenil, que hasta me pasó a mi. Pero siempre me defendían de espalda, nunca de frente”, manifestó.
HISTÓRICO CLÁSICO DE ROSARIO
Newell’s Old Boys también contó con los servicios de Víctor Müller en la temporada 1997-98, en ese año fue parte de uno de los clásicos más recordados de Rosario, con Central goleando 4 a 0, lo que conllevó luego la suspensión del partido por que la Lepra solo contaba con 6 jugadores en la cancha.
“Nosotros teníamos un equipo bárbaro. Era el mismo equipo que había peleando contra Colón, que le ganamos por un gol, el subcampeonato. Zanabria deja el mismo equipo y me lleva a mi, a Goyco, a Nacho González y a Herrera. La verdad que hizo un equipo bárbaro, espectacular como para salir campeón”, recordó de aquel conjunto dirigido por Mario Zanabria .
Sobre el partido, Müller reconoce que “el equipo se dedicó más a pelear que a jugar, si nosotros nos hubiésemos dedicado a jugar lo hubiésemos ganado porque teníamos más equipo”.
“Echaron a los más grande del equipo, a los referentes nuestros como a Julio Zamora que se peleó con Palma, que se conocían de toda la vida y en los clásicos nadie quería perder. Y fueron los dos primeros y después a Saldaña, a Parisi. Y a todos esos lo hizo echar el Chacho Coudet, que la rompió en ese partido, jugaba solo. Nos pegaron un baile”, señaló.
GRAN EXPERIENCIA EN MÉXICO
Carucha Müller llevó su fútbol a México en tres oportunidades vistiendo las camisetas de Monterrey (200), Pumas de la UNAM (2002) y Pachuca (2003). Fue muy reconocido en suelo azteca y desplegó toda su calidad en reiteradas oportunidades. En los Pumas fue dirigido por el exdelantero Hugo Sánchez.
“Cuando me dijeron que estaba Hugo Sánchez como técnico la verdad que no lo pensé y me fui. Ese equipo había peleado el descenso y estuvo a un punto de perder la categoría. Mantuvieron el equipo y junto al uruguayo Rodrigo Lemos fuimos los refuerzos”, reconoció. “Sánchez como persona es espectacular y ya por su nombre motivaba, a los entrenamientos íbamos contento. Particularmente me gustaba que hacía entrenar mucho a los delanteros, aprendí mucho de él”.
“Trabajaba todos los días en las definiciones le metía media hora después de las prácticas con definición, el hacía eso pero apostando algo, un desayuno o quedarse después de práctica comiendo algo. El que perdía siempre pagaba al resto. Todos los delanteros estaban concentrado con la definición para no perder, si el perdía también pagaba y el doble porque imaginate Pichichi durante muchos años en España y si llegaba a perder contra nosotros que éramos unos 4 de Copa, tenía que pagar el doble”, recordó el Diablo.
EL ENCUENTRO CON EL DIEZ
El 7 de octubre de 1995 Diego Armando Maradona regresó al fútbol, tras la suspensión en el Mundial de 1994, y lo hizo para jugar con Boca Juniors y el Diablo tuvo el placer de formar parte del Colón que enfrentó a ese equipo en la Bombonera. De ese momento, Müller no se olvida más ya que obtuvo una foto, sus camisetas y compartió el control antidoping con el 10. “La foto con Maradona es la mejor que tengo y me pasó todo eso siendo gurí, a pesar de haber arrancado a los 22 años. Hacía tres meses lo veía por televisión y en ese momento lo estaba enfrentando en la Bombonera”, contó.
“Mientras hacíamos el calentamiento previo se hizo todo el festejo donde las hijas entraron en una torta gigante. Yo estaba al lado mirando todo embobado y por ahí me gritaron que me ponga a calentar que ya empezaba el partido. Y no dije nada y volví, en ese entonces no se les decía nada a los mayores porque sino después en el vestuario llegaba el reto”, rememoró.
Además de compartir cancha y enfrentarlo, fue el que compartió el control antidoping luego del partido. “Tenía la vejiga llena pero seguía esperando para poder saludar al Diego. Hasta que después de media hora llegó, saludó, me dio un abrazo, hiz el control y después se puso a tomar una cervecita y a hablar un rato con los que estábamos ahí, hasta contaba chistes”.
“Y cuando se estaba yendo le digo 'Diego me podés regalar esa camiseta que tenes puesta porque sería algo muy lindo e importante’, tenía puesta una camiseta blanca de entrenamiento. ‘Pero si Carucha como no, pero dame la tuya así me la llevo de recuerdo', tenía la oficial con la 9, cambiamos y me puse la de él. Y me dice, ‘ahora te mandó al vestuario la de jugar’. Lo quedé mirando como diciendo que me esta chamuyando, dije me chicaneó”, recordó Müller.
A todo eso, Víctor estuvo aguantando todo ese tiempo para estar con el Diego, y una vez que se fue, pasó a hacer el control. Una vez en el vestuario, y contentó por el recuerdo obtenido, el Diablo se llevó otra sorpresa. “Cuando me estaba bañando golpean la puerta, sale el utilero de Colón a atender al utilero de Boca, que me buscaban. Me dice esto es para vos Müller te la manda el Diego, cuando abro la bolsa era la camiseta del Diego que usó en el partido. Ya era mi ídolo, pero desde ese día pasó a ser el ídolo más grande por ese gesto que tuvo de mandarmela sin que fuese conocido, ya que recién arrancaba en el fútbol profesional”, reconoció.
“Fue algo inolvidable haber pasado todo eso. Con la foto, esperarlo en el control antidoping para verlo, ver como hablaba y se manejaba, saber cómo era y la verdad que me llevé una sorpresa enorme porque es una persona muy querida y a su vez muy sufrida en el sentido de no poder disfrutar del fútbol fuera de la cancha o el vestuario, porque cuando salía no disfrutaba más por el quilombo de gente”, remarcó.
EL RECUERDO DE SU PADRE
Los padres son los pilares fundamentales en la vida y carrera de Víctor. Su padre, que falleció el año pasado, fue un sostén incansable de apoyo y aliento constante a lo largo de su trayectoria deportiva y lo recuerda con mucha emoción. “Al ver fotos se me hace un nudo en la garganta, siempre dije que gracia a él puedo ser lo que soy hoy. El día que le dije que iba a dejar el colegio para jugar al fútbol me dijo que me iba a tener más corto que en el estudio, porque sino no iba a ser nadie”, recordó.
“Y fue así siempre , hasta último tiempo que estuvo con nosotros. En el fútbol, en la vida siempre me dio los mejores consejos. Siempre lo digo, le agradezco a mi vieja que me dio la vida, a mi viejo que estuvo en los momentos buenos y malos. Pude seguir sus consejos y ojalá dios quiera, que mis hijos puedan hablar lo mismo que su padre. Fue el pilar de mi vida y hoy lo extrañamos mucho ya que no lo tenemos y queremos darle un gran abrazo”, señaló. “Por ahí yo le digo a los que tiene padres que los disfruten, los abracen, decirles que los quieren porque una vez que no están uno lo siente mucho”, remarcó.
En el repaso fotográfico con El Pelotazo destacó la imagen junto a su viejo a la espera del asado a la estaca. "Esa foto es algo lindo y fue de lo último que hicimos que a él le gustaba mucho, mejor dicho a él no le gustaba que yo pasara tanto calor haciendo el fuego y yo quería hacerlo para que él disfrutara al lado mio como lo hizo en esa foto y la verdad que fue lo más lindo que viví a lo largo de la vida junto a él que se fue el año pasado”, recordó.
El amor y el aprecio por su padre es a tal punto que le regaló un colectivo para que se entretuviera y lo disfrutara en familia. "Cuando se jubiló se lo compré porque le encantaba. Yo no entiendo de mecánica pero igual lo compre para que sabía que lo iba a disfrutar con papá. Lo llevaba a todos lados, porque era el único que sabía de mecánica, le gustaba mucho manejar y andar en el colectivo, estaba continuamente haciendo cosas y cuando se empezó a enfermar lo saqué del galpón donde estaba, que lo tenía bien cuidado, se lo traje a su casa y lo estacioné en la entrada para que le hiciera lo que sea para que se entretenga”.
“Hasta el día de hoy está parado ahí. A mi vieja le dije que ya no lo quiero más y lo puse en venta porque papá no está. En los viajes lo subia a todos, a mis hermanos, sobrinos, todos amontonados por lo disfrutamos todos. Y desde que él faltó el colectivo no es lo mismo, ni subo, paso por al lado y no quiero entrar”, sostuvo.
ACTUALIDAD
Victor Müller no se aleja por nada del fútbol, despunta el vicio en las ligas amateur peor además desea incursionar en el ámbito futbolístico gestionando para los entrenadores. "Tengo un desafío relacionado con el fútbol, algo distinto de ser jugador o técnico. De estar ligado a una seccional para poder conseguir beneficios para los técnicos en Entre Ríos", reconoció el ex delantero.