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"Flaco" Gastaldo, de sangre verde y parte de la historia grande del básquet local

También hizo atletismo y pelota a paleta. Logró el primer título para Ciclista en 1957. Jugó en Boca pero se fue al sur por mejor paga. Dejó la Selección por un motivo poco común. Adelantado en su época. Sus duelos con Castro. Leyenda.

A sus 90 años, Víctor Gastaldo es parte de la historia grande del básquet paranaense y un referente del Club Ciclista Paraná. El Flaco fue parte del quinteto compuesto además por Rubén Franchini , Osmar Sonnaillón, Luis Velásquez y Luis Ducasse que en 1957 obtuvo el primer campeonato en la Asociación Paranaense de Básquet (APB).

El básquet llegó a su vida desde chico. Antes jugó un poco de pelota paleta (fue uno de los pioneros en Ciclista) y sus condiciones físicas, con una altura que no pasaba desapercibida, lo invitaron a jugar con la pelota naranja. Comenzó a practicarlo desde niño en el Club Atlético Estudiantes con la divisional de cadetes, pero al tiempo “porque no le daban mucha bolilla al básquet en Estudiantes, que era más del rugby y la natación” se fue a Ciclista.

“Realmente nadie nos enseñó a jugar, en esa época no se conocía el reglamento y nos decían entrá y jugá. No había indicaciones, no había jugadas preparadas y era todo creatividad de lo que le salía al jugador”, recordó Gastaldo.

El Flaco también aprovechó sus habilidades y su altura para también hacer otros deportes. En su momento, y como forma de preparación para los Campeonatos Argentinos, Víctor hizo atletismo durante un tiempo. “Hice salto en alto por recomendación de Ubaldo Ibarra que era el que me preparaba”.

De sus años gloriosos en el básquet paranaense, el Flaco siempre mantiene muy presente los choques contra Recreativo, uno de los clásicos convocantes. “Eran los cruces más fuertes porque Recreativo era un rival duro. Además la gente se enloquecía por ver el duelo entre César “Pescado” Castro y yo. Iba más a toparlo y él hacía los goles. Era como una guerra pero para que la gente lo disfrute”

También recuerda de sus comienzos cómo era jugar en ese entonces con lo que se tenía a mano. “Cuando jugaba en Quique la cancha era de asfalto y las zapatillas terminaban llenas de agujeros porque se gastaban enseguida. Y además jugábamos con pelotas de fútbol Nº5 porque no teníamos para pelotas de básquet. Y se jugaba con lo que había porque encima cada uno teníamos que comprarnos la indumentaria”.

“En Ciclista éramos tan pobres que teníamos una pelota, que el viejo (José María) Baglietto, un dirigente de esa época, la cuidaba como oro y para practicar tiro al aro hacíamos un semicírculo frente al tablero y empezamos a tirar. En invierno era duro estar parado ahí porque no había techo”, recordó el Flaco.

Víctor vivió toda su vida ligado al básquet, un “deporte que me abrió muchas puertas y en muchos lugares”.

“De mi trayectoria en el básquet y de lo que he hecho en mi vida no me arrepiento de nada. Mi padre fue un hombre ejemplar en mi vida que me ayudó mucho a portarme bien y a ser humilde. Además tuve la gran suerte de encontrar a Marisa (su esposa) mi sostén que me banca hace 37 años”, remarcó.

EXPERIENCIA EN EL SUR ARGENTINO

El Flaco vivió durante 20 años en Santa Cruz donde fue jugador, entrenador y dirigente en el básquet santacruceño. “Represente a Santa Cruz en cinco campeonatos argentinos.Además formamos la asociación y la federación de básquet con un grupo de muchachos del interior donde eramos tres de Paraná”.

“En ese entonces cuando me fui de Boca a jugar a Santa Cruz, trabajaba en el Banco de Entre Ríos y ahí ganaba 2500 pesos y cuando me fui al sur pasé a ganar 25000 pesos, ganaba más que el gobernador”, contó.

JUGADOR DE SELECCIÓN

Sus buenas actuaciones en los torneos argentinos le permitió ser parte de la Selección Argentina. “En cada Argentino se seleccionaba el plantel para todo el año y yo entré por primera vez en 1957 por el torneo que se hizo en Bahía Blanca”.

Sin embargo su primera experiencia no fue muy buena. “Teníamos que ir al Sudamericano en Santiago de Chile y a último momento nos cancelaron el viaje. Estaba en Paraná armando las valijas y me llaman avisando que no íbamos porque no había plata para los pasajes y en nuestro lugar fue a jugar el plantel de San Lorenzo”.

Su segunda convocatoria fue en el 59 y nuevamente su experiencia no fue la mejor. “En un entrenamiento el entrenador me dice ‘me enteré que le gusta la ginebra y fumar’, le dije que sí porque solía fumar 3 o 4 atados por día. No le gustó nada y me dijo que tenía que dejarlo. Le dije porqué si yo le rendía. Por eso nos peleamos, terminé de entrenar y me fui. Era todo un desastre y muy poco profesional”, contó.

Los Campeonatos Argentinos de básquet eran una gran vidriera para todos los jugadores y por eso entregaban todo. Y para Gastaldo significaba además un gran desgaste.

“En los años que yo era jugador que siempre aspiraba a jugar un argentino, pero a mi era lo que más me costaba porque solía volver con 7 kilos menos. Era otro nivel al que había en los campeonatos locales y ahí se jugaban 8 partidos en 9 días”, sostuvo.

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