
El paranaense dio los primeros pasos en el “glorioso Club Atlético Ministerio de Obra Pública”. Sus cualidades deportivas lo llevaron al profesionalismo con Colón de Santa Fe y al fútbol de Israel donde vivenció la Guerra del Golfo. Como futbolista dejó su huella en la liga paranaense, en Paraná Campaña y en Santa Fe, y como entrenador también, siendo campeón con Unión Agrarios de Cerrito.
Enrique nació y se crió en el barrio El Morro de la capital entrerriana. La relación con el fútbol comenzó desde el potrero, en los partidos con los amigos del barrio en la canchita de la zona. “Donde había un espacio era para ir a jugar a la pelota. En invierno se jugaba al fútbol y en el verano íbamos al río”, recordó el exdelantero.
“Empecé a jugar en el baby fútbol en Arcoíris en los torneos de La Salle donde prácticamente jugaban todos los colegios de la ciudad. Y a los 12 años me fui a Palermo pero no pude fichar porque la pareja de mi mamá, Ángel Escobué, no me dejó y me fui a Ministerio”, contó.
“Ángel, que es uno de los grandes referentes de Ministerio, jugaba en la primera de Palermo y en su momento le dijo que no al Flaco Taleb que no me iba fichar. Hasta el día de hoy el Flaco, que nos encontramos en los veteranos, me reprocha que tendría que haber jugado en Palermo”, sostuvo.
Con tan solo 16 años, el Pepo debutó en la primera de Ministerio tras un corto paso por la entonces sexta división. “En un año y medio me subieron a primera. Siempre decimos del glorioso Club Atlético Ministerio de Obra Pública. Ahí me inicié, me enseñaron, me guiaron. En ese tiempo jugar en Ministerio era importante porque había muy buenos jugadores y lo más importante era que te guiaban como jugador y como persona”.
Y aseguró: “En el club nos daban todo. La mayoría conoció el agua caliente gracias al club, es más nosotros solo teníamos que llevar nuestra vestimenta y cuando nos bañábamos ahí nos daban jabón, toallas y las ojotas. Por eso, y muchas cosas más, le debo todo a ese club”.
Ser futbolista es algo que siempre estuvo entre sus objetivos desde niño y continuamente trabajó para lograr su sueño. Gracias al esfuerzo, la superación diaria y las condiciones para ser un deportista de élite pudo tener su oportunidad en el fútbol grande.
Parte de ese logró también fue gracias al apoyo de su padrastro, Ángel Escobué. “Tuvo mucho que ver. Él es el que me llevaba para todos lados, me guiaba y fue él que dijo no, vos vas a jugar en el club del barrio. Me vio condiciones, no me dejaba jugar los campeonatos libres por lo duro que eran”, reconoció.
PATRONATO
En 1984 el por entonces presidente de Patronato, Fernando Gan, lo habló y lo llevó al rojinegro. “Se armó un lindo equipo con Sauco de entrenador. Estaban Candedo, la Pepa Sauthier, Juan Meglio, Salchicha Lell. Era un buen equipo pero no pudimos coronarlo con un campeonato”, manifestó.
Durante su segundo paso por el Patrón, Verón fue uno de los referentes del equipo ya que venía de Colón y de jugar en Israel. En ese rol también se caracterizó por su acompañamiento con los más jóvenes del plantel
En Ministerio me crié y aprendí mucho de los jugadores más grandes, con trayectoria y experiencia como Julio Solanas, José "Tamango" Humoffe, Danilo Salazar que eran hombres y enseñaban que a los jóvenes siempre había que cobijarlos. Esas cosas nos forjaron mucho a los que estábamos ahí”, sostuvo
“Y en Patronato, la gran pelea que teníamos era que los más pibes se cambiaban en el vestuario y los más grandes en otro. Algo que no entendía porque éramos todo un mismo plantel, pero con el tiempo entendí que era la forma de trabajar del club”, contó.
PROFESIONAL EN COLÓN DE SANTA FE
El Pepo llegó a Colón en la época más difícil del Sabalero tras el descenso a la segunda división en 1989. Su arribo se dio de casualidad. “A Paraná había venido un Juan Guerra, el entrenador de Colón, para ver a Dalmaso, un lateral de Patronato. Y con Ministerio el día anterior jugamos contra Universitario y lo goleamos 8 a 1 con 4 goles míos y salió una foto en El Diario. Guerra dijo que quería verme y el Palo Ortega me ubico y el lunes estaba entrenando en Santa Fe”, recordó el ex atacante que disputó 40 partidos y convirtió 13 goles durante su estadía en la institución, que fue en el Nacional B.
Fue un pase a préstamo desde Ministerio y con opción de compra de 5.000 dólares. “Entrenamos por 15 días y después empezaba el torneo. Tuve la mala suerte que Juan Guerra se va por un problema cardíaco y asume como entrenador Ricardo Trigilli y no me conocía. En el entrenamiento de fútbol del jueves previo al debut del sábado yo no fui ni a los suplentes al principio, después entre un rato y anduve bien. Los dirigentes le explicaron al DT quién era yo y me dieron la camiseta 16”, recordó.
“El viernes en la práctica de la pelota parada estaba para los suplentes de lso suplentes y yo aún estaba ansioso para saber si iba a estar. Hasta que vi la lista y estaba como jugador 16, el último suplente. Con esa suerte que tenés que tener en el fútbol, nosotros estábamos haciendo fútbol tenis en el vestuario tranquilo y me buscaron de urgencia porque Daniel Mozas se había lesionado y entré a jugar de titular. Jugué bastante bien pero erré un gol abajo del arco. Después costó que me sacaran y no era fácil jugar en ese entonces ahí”, contó.
ISRAEL Y LA GUERRA DEL GOLFO
Colón no hizo uso de la opción de compra que tenía por la ficha, debía regresar a Ministerio hasta que surgió la propuesta para emigrar al exterior. “Fue de repente y dijimos vamos porque además era muy buena plata”.
Maccabi Yavne fue su destino en la segunda división israelita con el que ascendió a primera división. La experiencia de vida no fue la mejor, ya que en esa época se desató la Guerra del Golfo.
“Saddam Hussein decía que era una guerra de territorios y que si Estados Unidos atacaba Irak, él iba a atacar Israel. Empezó a tirar misiles tóxicos entonces teníamos máscaras y una habitación cerrada. Me hizo mal por que era todo incertidumbre”, sostuvo
Además de lidiar con el conflicto bélico, fue todo una experiencia nueva el idioma. “Tuve la suerte que el preparador físico sabía castellano entonces me salvé. En las charlas técnicas el DT no dejaba entrar al PF, porque pasó que el PF anterior se había quedado con el equipo, entonces tenían prohibido entrar. Hablaban entre ellos hasta que llegaba a mí y si entraba el PF para traducirme”, contó.
Por el problema de la guerra, Verón decidió regresar a Paraná por un tiempo. “Una noche estaba mirando la final del fútbol americano y empezó a sonar la alarma y teníamos que encerrarnos. Ahí dije no aguanto más y llamé al consulado argentino para irme y me dijeron que si. El club me amenazaba con hacerme juicio porque tenía contrato vigente pero en situación de guerra no hay contrato que valga”, sostuvo.
Su regreso fue por algo más de un mes hasta que le garantizaron la seguridad y regresó a Israel. “El 10 de marzo, día de mi cumpleaños, lo pasé arriba de un avión para ir y terminar el campeonato. El tema que llegué y a los días me quebré el peroné en un partido tras ir a una pelota. Fueron 9 meses de recuperación que volví a Argentina y después no quería saber nada con volver a jugar allá por más que tuviese contrato vigente y justo surgió volver al Sabalero.
“Después me quedaba un año y medio más de contrato y no quería volver con todos los quilombos que tenía. Y me salió la posibilidad de Colón pero no se dio y terminé en Ben Hur de Rafaela”, recordó.
UNIÓN AGRARIOS DE CERRITO Y EL ROL DE ENTRENADOR
Durante su carrera, Pepo Verón también llevó sus goles a la Liga de Paraná Campaña visitando la camiseta de Unión Agrarios de Cerrito. “Ganamos el provincial y fuimos al torneo regional con Patronato”, contó.
Además volvió a los pagos cerritense pero ya como entrenador y conquistó los torneos 2015, 2017, 2018 y 2022 “casi con el mismo equipo”, destacó el exfutbolista.
Unión Agrarios fue una de las tantas experiencias que tuvo en la conducción técnica. También pasó por distintas categorías de otras instituciones como su querido Ministerio, Sportivo Urquiza(bicampeón en 2001), Peñarol, Atlético Paraná donde además fue ayudante de Edgardo Cervilla, Atletico Maria Grande, entre otros.
“Está bueno ser entrenador, pero no es fácil. Una cosa es dirigir a profesionales porque vas y sabés el plantel que tenés. En cambio en el amateurismo es distinto porque los jugadores laburan o estudian y si vas con una planificación y faltó tal jugador tenés que cambiar todo”, manifestó.
En Paraná Campaña no pasa mucho eso porque se entrena de noche y además es un torneo bien competitivo que no es fácil salir campeón. “En Cerrito tuve proyectos muy lindos y en María Grande también pero perdimos la final contra Unión Agrarios, cosas del fútbol”, destacó Verón.