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La historia de Julio Sosa, "El Varón" del fútbol

Emblema del fútbol crespense y representante del Club Atlético Sarmiento desde la década del 80. Un hombre multideportes que aún mantiene viva la pasión por la pelota jugando los torneos de veteranos. Una vida dedicada al fútbol, al trabajo

Julio es de la época donde no había inferiores y las “formativas” eran en el campito o en la calle con los amigos del barrio. “Ya desde chico armaba los arcos con un par de ladrillos y era patear y patear”.

De niño jugaba en Seguí, su pueblo natal, hasta los 6 años que se mudó y se radicó definitivamente en Crespo. “Mi papá consiguió trabajo en Crespo y nos mudamos a tres cuadras de la cancha de Sarmiento y ahí empecé a jugar a los 16 años ya directamente en primera. Me vieron jugar en el barrio y me invitaron al club. Antes mi papá me llevó a Unión, jugué un par de amistosos pero Sarmiento siempre fue el club de mi barrio”, recordó Sosa.

Años más tarde pasó a Cultural, que había ascendido a la primera de Liga Paranaense. Luego regresó a Sarmiento, fue cedido a Unión para disputar nuevamente la liga de fútbol de Paraná y con donde años más tarde integró el equipo que disputó el Torneo del Interior de 1991.

“El mejor recuerdo de ese torneo lo tengo en un partido contra Atlético Hasenkamp. El Piojo Feltes tiró el centro y yo hice el gol de cabeza. Me acuerdo que ese partido, desde que arrancó hasta que terminó, fue bajo un torrencial de agua, parecía un tajamar la cancha”, dijo.

En ese interín, y con 24 años de edad, Julito tuvo la oportunidad de probar suerte en Rosario Central. “Me llevó Rubén Zapata y estuve por 3 semanas. Y no pasó nada, todavía estoy esperando el llamado”, recordó con humor.

“Esa idea de ser futbolista profesional me atraía, más en Rosario donde tuve otra experiencia en cuanto a la forma de entrenar que era en doble turno, la alimentación y todas esas cosas”, manifestó.

Tras 20 años en el fútbol de la región, Julió colgó los botines en su querido club con 37 años de edad. “Es lo que me permitió la vida porque en ese momento era trabajar y jugar al fútbol. Igual pasaron 4 años hasta que volví a jugar con los veteranos”, recordó.

“El fútbol es todo en mi vida que me ha dejado muchas amistades Además pude complementarlo bien con mi familia que es muy futbolera. Por suerte nos mantenemos unidos”, destacó.

Tal era su pasión por la pelota que el nacimiento de su segunda hija quedó marcado por una anécdota inolvidable. “El nacimiento de Vanesa estaba programado para ser por cesárea para el sábado a la mañana pero se estiró bastante y se juntó con la hora del partido en los veteranos. Yo jugaba a las 14 y se estiró todo, así que ella nació y su papá tuvo que ir a jugar”, contó con una sonrisa.

Además del fútbol, Julio siempre priorizó el trabajo, el sustento para su familia. “Siempre trabajé y hace 35 años que estoy en una imprenta. Fue casi a la par del fútbol. Mucha gente me conoce del fútbol y de mis años de andar detrás de las máquinas y más ahora que estoy en ventas en la calle”.

“Mantengo la idea de que siempre fui feliz, desde mi infancia hasta hoy. No tuve hijos varones para jugar al fútbol, pero Dios me mandó dos mujeres que son profesionales en sus cosas. Tal vez Dios me bendice con poder estar aún en una cancha. Creo que lo que vino de arriba hay que valorarlo”, señaló Julio Sosa.

Julio mantuvo siempre una vida de perfil bajo con la premisa de ayudar a los demás. “Nunca cambié mi forma de ser, desde chico mantengo la misma mentalidad. Me acuerdo que ayudaba a mi viejo en la época de cosecha de maíz, él iba sacando los maíces y yo los juntaba en una maleta”, recordó.

“Mi infancia en el campo fue muy feliz y sana. No había tentaciones, era solo estar con la familia, ordeñar vacas, estudiar que nosotros cruzábamos el monte para ir a la escuela 39 en el ejido de Seguí. Era otra vida muy impensada en la actualidad”, valoró.

DEPORTISTA DEL AÑO

Tras años de estar ternados y ver pasar la premiación, en 1994 Julio Sosa fue galardonado con el premio de Deportista del Año de la ciudad de Crespo. “Fueron muchos años que no pude ganarlo, salían premiados los de atletismo hasta que ganó el fútbol y me lo dieron. Aún tengo la copa guardada entre todos mis recuerdos en mi quincho”, contó.

FÚTBOL DE VETERANOS

Con 60 años, el Varón del Fútbol sigue en el deporte que tanto ama. Desde hace 20 años despunta el vicio con los veteranos y lo hace defendiendo la camiseta de Cultural de Crespo.

“Empecé en el 2005 con San Benito en el complejo Chapino y unos años más tarde pasé a Cultural por pedido de Héctor Caín que siempre me quiso llevar”, contó.

Pese al paso de los años, Julio se mantiene vital y en forma. “Ya lo traigo un poco en los genes. Además es porque permanentemente estoy en actividad con el deporte en general porque también hago un poco de gimnasio y otras cositas. Siempre me gustó estar bien y hacer de todo un poco”, sostuvo Sosa.

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