
La pelota comenzó a ser parte de su vida desde muy pequeño jugando con los amigos del barrio Ferroviario, el barrio de su infancia. Don Bosco fue el primer club que lo formó. “Lo tenía, y lo sigo teniendo, a dos cuadras de mi casa. Fue una etapa muy linda con el querido señor Barreto que él me enseñó casi todo lo que se de fútbol”.
Unos años más tarde Patronato lo convocó a ser parte de la institución tras el gran torneo que jugó ante Colón, Unión (ambos de Santa Fe) y Los Toritos de Chiclana. “Después de ese torneo el equipo de Don Bosco se desarmó y me fui a Patronato donde jugué en quinta y sexta hasta que el Tano Omarini me subió a primera con 14 años”, contó Quinteros.
En el Rojinegro tuvo su transformación dentro del campo de juego. “Empecé en el medio de 10, me pasaron al izquierda, me vieron otras características y me pasaron como delantero donde me fue bien y pude salir goleador de la Liga durante varios años. Y después si me pusieron de central, de 6”.
“Es un puesto que me gusta que si fuese por herencia siempre tendría que haber jugado de central porque mi viejo fue defensor central en Unión Agrario de Cerrito”, sostuvo Hugo.
Su estatura no tan adecuada a lo recomendable para un defensor del fútbol actual, 1.70 mts, nunca le impidió destacarse en el salto y en ir a cabecear. Además de tener una velocidad y pegada envidiable. “Creo que es la virtud de uno. Y eso lo aprendí mirando y entrenando día a día, cosa que aún sigo aprendiendo. Nunca falté a un entrenamiento y a lo largo de mi carrera tuve muy pocas lesiones”, destacó el todavía futbolista, porque sigue despuntando el vicio en la liga de veteranos con la agrupación de Villa Almendral.
“Un grupo de amigos me invitó en su momento y yo decía que iba a estar solo un par de partidos. Ya van más de 15 años que estoy jugando con ellos. Con jugar un ratito ya soy feliz. Es más, yo durante la semana espero que llegue el día sábado para ir al predio y ahí siento que soy otra persona”, contó.
PATRONATO EN SU VIDA
El Rojinegro sigue siendo su segunda casa. Un lugar que lo formó como persona y le permitió crecer como deportista. Además “gracias al club conocí casi toda la Argentina. Siendo un jugador de barrio fue muy lindo conocer hoteles, concentraciones y demás lugares que me cambiaron la vida. Hablar de Patronato es palabra mayor, más hoy en día.
Allí compartió plantel con una gran cantidad de jugadores donde destacó la dupla que conformó con Mario "Gomea" Martínez y Eduardo Lell. “Mario y "Salchicha" no te daban una pelota por perdida porque iban a todas”, valoró.
Hugo reconoció que el equipo conducido por Juan Echecopar a principios de la década del 90 fue de los mejores que le tocó integrar. “Teníamos dos equipos porque éramos mucho, yo estaba en el de los suplentes y en ese momento no se si era mejor que el de titulares”, contó.
De los partidos más recordados, Quinteros mencionó la remontada ante 9 de Julio de Rafaela en una de las ediciones del Torneo del Interior a fines de la década del 80. “Ellos estaban entonados, tenían un buen equipo. Acá le ganamos 2 a 0 y en el partido de vuelta en los primeros minutos nos hicieron dos goles. Después lo dimos vuelta y le ganamos 3 a 2”.
CRECIMIENTO DEPORTIVO
Hugo Quinteros fue uno de los tantos deportistas de la ciudad que no pudo cumplir su sueño de ser jugador profesional. Las oportunidades estuvieron cuando fue parte de la selección argentina en los Juegos Mundiales Universitarios de 1987 en Zagreb, Yugoslavia.
“En ese entonces estaba estudiando en la facultad de Trabajo Social y me convocaron junto a otros chicos para empezar a prepararnos en Buenos Aires. Kelo Ramallo fue el que me convocó y fuimos. Fui el único que quedó de los paranaenses después de un mes completo de entrenamientos”, recordó. Y contó una anécdota de lo que le tocó atravesar en su viaje de ida. “Mis padres creo que nunca supieron la verdad porque cuando estaba por salir me retuvieron el permiso de menor. Me quedé solo y me tuve que volver a Paraná. Le dije a mi madre que tenía que gestionarlo otra vez, lo hice y desde la selección me prepararon todo para tomar mi vuelo. Lo que jamás le dije a mis viejos es que hice más de 27 mil kilómetros solo en un avión”, contó.
Ese equipo argentino estuvo comandado por Roberto Mariani y contaba con jugadores que luego pasaron por la primera división del fútbol argentino como Hugo Lamadrid (ex Racing), Oscar Gissi (ex Estudiantes de La Plata) entre otros.
Otra situación frustrada, que no le permitió dar el salto a un máximo nivel, fue la negativa de Patronato ante un alto costo de su pase. “El padre del Cari Hundt, que llevaba jugadores a Chile, me fue a buscar pero hasta el día de hoy no se si habló con la dirigencia para llevarme o qué pasó”.
“Algo parecido me pasó con el hermano de Lali Ortega que me dijo que averiguara cuánto salía mi pase asi me lo compraba y me buscaba otras oportunidades. Fui a averiguar y desde el club me pidieron 20 mil dólares. Ahí Ortega, automáticamente me dijo que no. Fue una situación que me dolió”.
Tras ese mal momento Hugo tomó la decisión de alejarse del fútbol. “Al año de dejar volví a entrenar con Sportivo Urquiza, me puse en forma pero por una foto en el Diario los dirigentes de Patronato salieron a hablar diciendo que no era posible que juegue ahí porque seguía siendo jugador del club. De ahí fui a Universitario pero estuve solo un par de partidos”, recordó.
Con las malas experiencias que le tocó vivir en su etapa como futbolista, Quinteros se quedó con la espina de no haber podido jugar en otra institución. “Uno siempre piensa en los clubes de Buenos Aires para dar el salto. Creo que yo tenía muchas posibilidades para llegar porque tenía las cualidades para triunfar”, dijo.
Asimismo, Hugo sostiene que futbolísticamente realizar la misma carrera “no se me dieron las oportunidades que tuve, el tren pasa pocas veces más en esta carrera que dura 15 o 20 años. Por eso si tengo que aconsejar a mi yo mas joven le diría que si lo vienen a buscar que lo piense mejor y que se ponga firme para que le den el pase”, señaló.
“En la vida, como todo ser humano me equivoqué. Todos tenemos errores, pero siempre de los errores se aprende. Considero que hay que tratar de no cometerlos, hay que pensar bien y seguir adelante”.