Juan Raúl Meglio fue uno de los grandes jugadores de Paraná que trascendieron en el fútbol argentino y a nivel internacional. Empezó en Patronato, el club de sus amores, donde es socio vitalicio y donde volvió para ser campeón liguista en el tramo final de su carrera, y su palmarés se extendió en gran manera: Sportivo Belgrano de San Francisco, Instituto de Córdoba, Vélez Sarsfield, San Lorenzo, Universidad Autónoma de Guadalajara (México), Sporting Braga (Portugal), Colón de Santa Fe, Deportivo O'Higgins (Chile), Club Social de Deportes Rangers (Chile), Belgrano de Paraná y Deportivo Morón.
“Me acuerdo que cuando la gente de Vélez fue a Córdoba a comprarme me llama el presidente de Instituto y me dice ‘mañana a las 11 vamos a ir a tal hotel dice porque está la gente de Vélez y le quieren hacer una propuesta, nosotros nos pusimos de acuerdo para venderlo’ y yo la verdad me sorprendí. Me acuerdo que en un año en Instituto hice 18 años y siendo volante”, contó el ex mediocampista.
El Fortín de Liniers, que luego se convirtió en su segunda casa, no era el único equipo que estaba en su radar, también lo seguían de cerca Rosario Central y Estudiantes de La Plata de Carlos Bilardo.
Vélez fue su casa y donde reconoció que debería haber estado más años de los que estuvo. “En Vélez te enamoras de la gran familia que es. Yo me tendría que haber quedado 3 o 4 años más porque justo cuando me buscaban de varios clubes la gente ya empezaba a cantar mi nombre. Justo la temporada del 77 fue brillante y donde me confirmé como número 10”, sostuvo.
“Siempre digo que me tocó jugar en un momento maravilloso del fútbol donde todos teníamos ganas de llegar a Boca, River o Independiente. De chicos jugábamos en el campito y decíamos la agarra este, la agarra el otro y yo de repente me hallo hablando con José María Muñoz en cancha de Huracán después de salir como figura”, recordó.
“Y me dice ‘cordobés va a tener que venir durante la semana a arreglar la cancha porque la rompió toda’, y le digo ‘no soy cordobés. Me siento cordobés de fútbol, pero soy de Paraná”.
En ese entonces los equipos contaban con grandes figuras que trascendieron, por ejemplo Huracán tenía en su equipo a Babington, Brindisi, Leone Housseman, Ardiles, La Rosa, Longo, Basile entre otros de aquel famoso Globo del 1973; Independiente con Bochini, Bertoni o Alzamendi; River con Fillol, Perfumo, Passarela, JJ López, Luque entre tantos otros.
Hasta enfrentó a Diego Maradona. “Cuando llegué a Vélez estaba Delem de entrenador pero al tiempo se va por problemas con la hinchada y asume Victorio Spineto, un libro abierto del fútbol argentino. Fuimos a jugar contra Argentinos en cancha de Atlanta y don Victorio nos dijo la otra noche debutó un chico que juega bien, lo vi y cuidado que tiene ojos en la nuca porque la mueve para todos lados. El primer tiempo nos pintó la cara y en el segundo le salimos a pegar. No lo podíamos parar ni para pegarle, con Bochini nos pasaba lo mismo”
“Nosotros jugábamos a ver quién le pegaba a Bochini y nunca lo podíamos agarrar porque saltaba justo y hacía ese pase que parecía que no iba a ningún lado y aparecía Alzaamendi u otro”, contó.
El fútbol es una pasión en la vida de Juan y la vivió como tal desde chico. Así encaró su formación y así lo entiende. “Si vos me preguntás cómo se forma un jugador de fútbol, yo sostengo que si uno juega 15 horas al día va a llegar un momento, aunque sea medio perrito, vas a encontrar un rendimiento para nivelarte con los otros. Hay que jugar. Si yo soy técnico les digo a mis jugadores que salgan a la cancha que en 15 minutos veo todo y se como armarlos. T antes de terminar le digo al profe que le de 30 o 40 minutos de fútbol libre, que tiren caños, sombreros, que se empujen porque para mí eso es el fútbol”.
En ese sentido, destacó la visión de Carlos Bilardo que hace 30 años vaticinó el presente futbolístico de Marruecos al decir que iba a ser una de las potencias futbolísticas del futuro. “Estuve en Marruecos en una gira con el equipo mexicano y estando ahí vi canchas de fútbol, tipo potrero donde había dos mil chicos jugando”.
EL COMIENZO, EN EL CLUB DE SUS AMORES
Se inició futbolísticamente en Patronato donde debutó a los 14 años con la rojinegra contra Sportivo Urquiza de la mano de Ángel Tano Omarini. “Perdíamos 1 a 0 y justo me queda una pelota afuera del área, yo le pegué y entró al arco. Ahí dije será esta la verdad, que es fácil?. El otro partido fue contra Palermo donde hice 3 goles pero yo estaba jugando porque José Velázquez, un zurdo maravilloso, se había lesionado. José volvió y a mi me empezaron a poner en distintas posiciones pero no salí”.
Del Patrón emigró a Sportivo Belgrano de San Francisco (Córdoba). “Ahí terminé la secundaria en la escuela nocturna y en las dos temporadas que estuve salí campeón y goleador en dos torneos de la Liga Cordobesa”. Luego pasó a Instituto “que justo se van Saldaño, Ardiles, Kempes, Beltrán y Ceballos y arman el equipo con jugadores de la liga”.
LA VIDA TRAS EL FÚTBOL
Tras retirarse del fútbol emprendió su faceta como representante de futbolistas, donde aseguró que no le fue mal. “Entremedio compré una farmacia que la tuve durante 18 años y hace 27 años tengo una fábrica de alimentos dulces, mermeladas, dulces y demás y salados como escabeche, desmechados, verduras y otros”, contó Meglio.
El deporte le trajo muchas satisfacciones y le permitió conseguir sus objetivos. Una de las cosas que lo enorgullece es haber podido conquistar la liga paranaense con dos equipos Patronato y Belgrano.
“Cuando empecé en Patronato era un chico lleno de ilusiones, de ganas, no sabía por dónde era la cosa para llegar al teatro grande que era Buenos Aires. Si sabía que siendo fuerte, teniendo constancia al trabajo, teniendo orden y disciplina con mi cuerpo iba a estar presentable para estar en una cancha. Era algo que lo tenía que hacer y me di cuenta que era más rápido que el otro, que metía el cuerpo para ganar la pelota y me di cuenta que la cosa era por ahí”, señaló.
Asimismo reconoció: “De lo único que me puedo arrepentir un poco en mi carrera fue no haberme quedado más tiempo en México donde me fue bien de entrada, o en Chile donde yo dejé un pedazo de mi corazón. Clasificamos a la Libertadores, me hice de amigos, estaba que ponía un negocio pero me tiró más la familia. Era muy amigo de mi papá y me volví por eso
Sin embargo haber dejado el fútbol, la sensación de entrenar la semana y entrar a una cancha el fin de semana no fue nada fácil para el paranaense. “Me costó dejar el fútbol, no podía dormir, daba vueltas en la cama. Es difícil, el fútbol es una pasión”.
Y remarcó: “Me gustaría estar vinculado al fútbol porque tengo conocimiento y experiencia adelante de un equipo. Si reniego con las instituciones locales porque no aprovechan a los ex futbolistas como los Amatti, los Retamar y los chicos que la rompieron”.