Nacido en la zona de Plaza Sáenz Peña y dio sus primeros pasos futbolísticos en el Club Atlético Talleres, el club del barrio que por ese entonces el fútbol era una de sus disciplinas deportivas. “Un primo, que era jugador de Don Bosco, me invitó a jugar en el club. Desde los 12 años se convirtió en mi casa e hice desde octava hasta primera”, contó Marcelo que también tuvo pasos fugaces por Racing, Mariano Moreno y Palermo en el fin de su carrera.
“Empecé en el año 1982-83, cuando estaban los hermanos Villanueva, Hugo Aguilar (padre), el Cabezón Vicentín, Roberto Paiva. Esa temporada descendimos y ascendimos en el 84 donde yo ya era un poco más protagonista con el Cumpa Varisco de entrenador”, recordó Pattarone.
“Don Bosco para mí es muy importante porque yo ahí encontré buena gente, encontré un grupo de amigos que aún mantengo. Se que puedo contar con ellos en todo momento y es algo que valoro del fútbol”, sostuvo
El fútbol es su pasión desde chico y siempre soñó con ser futbolista, pero por distintas circunstancias no se le dió. “En un momento Julio Velázquez estaba en Patronato y me llevó a jugar un campeonato argentino con mi categoría, la 67’, en Azul (Buenos Aires). Allá lo hablaron a Julio porque me quería llevar, supuestamente, Independiente de Avellaneda, el tema que mi papá le dijo que no hasta que no termine de estudiar. En otro momento, Giacintti padre me quiso llevar a Unión y no me dejaron ir”.
Y señaló: “Las oportunidades pasan una o dos veces, y se pasaron. Me hubiese gustado hacer una carrera profesional pero no se qué hubiese pasado”.
Tras alejarse del fútbol de Liga volvió a jugar con equipos de veteranos, cumplió el rol de entrenador en las divisiones inferiores de Don Bosco “Una experiencia que me gustó, no he vuelto y si quiero hacerlo me tengo que capacitar. Tengo buenos recuerdos de los chicos que se acuerdan de esos momentos”, contó.
Además de jugar a la pelota, en la vida laboral Marcelo trabajó de joven de ferroviario, en los últimos años del ferrocarril. Luego, gracias a su formación como técnico electromecánico, trabajó como personal de mantenimiento en el Hotel Mayorazgo de Paraná y desde 2007, hasta su jubilación, en el Iprodi (Instituto Provincial de Discapacidad de Entre Ríos).
RECUERDOS DEL FÚTBOL DE LOS 80-90
“Era otro fútbol. Donde ibas te encontrabas con gente de experiencia, marcadores ásperos. Ibas a Crespo te encontraba con Galizzi, Gadea venías al Puerto a la vieja cancha de Ministerio y estaban Mario Oxaran, Rubito Acosta. Ibas a Sportivo y lo mismo con Mario Martínez, Tatita Franco, Romero. En ese momento yo jugaba de 9, era flaco y no muy alto, pero era de ir al choque que no me importaba y tenía mi habilidad”, recordó.
Con el tiempo Pattarone, y por pedido del entonces entrenador Yaca Uzin, se retrasó unos metros hasta el mediocampo. “Me dijo vas a jugar de 8 y me mandó al medio. Me decía que como tenía trajín, ida y vuelta, manejás la pelota o en pase, llegás al gol y bueno ahí me tiré de volante. Cuando salimos campeones ya jugaba un poco más adelantado con los hermanos Pereyra que nos repartíamos el control del juego”.
DOS ESTRELLAS CON EL SALESIANO
El delantero-mediocampista fue parte del equipo que consiguió, hasta el momento, la única estrella del salesiano en la Liga Paranaense en 1997. “Un título que se demoró y que lamentablemente no se pudo repetir nunca. Fue un logro hermoso, sobre todo para mi que vine de esa camada que atravesó ascenso y descensos con muchos chicos jóvenes”.
Pero antes también fue clave en el ascenso y regreso a la primera división liguista de 1984. “El ascenso fue hermoso, como todo campeonato. Y más que fue, si se quiere, mi primer año completo en primera división”, señaló.
Pattarone destacó el equipo que le tocó integrar. “Eran jugadores de categoría como Hugo Aguilar, que venía de jugar el Nacional con Patronato, un tipo que sabía mucho de fútbol y jugaba bien. Después estaba el Cabezón Vicentín, Roberto Paiva el arquero, Peteco Bucciazo, los hermanos Villanueva, la Monita Ojeda. En ese momento yo empecé a jugar más por la derecha porque el delantero era Joni Schneider”.
“Fue un torneo que prácticamente lo ganamos invicto. Teníamos un plantel bárbaro y ganábamos varios partidos por goleada. Teníamos muy buen juego con grandes jugadores”, manifestó.
La obtención del título liguista le dio el pasaje a la gran final del año contra Atlético Paraná que se definió en el tercer partido en cancha de Patronato. Y Don Bosco sorprendió, se quedó con la definición y accedió a jugar el Torneo Federal B. “La pude jugar, después de no haber podido estar en la final del torneo por suspensión y fue fantástico”, sostuvo el por entonces capitán de Don Bosco.
“Llevar la cinta de capitán es una responsabilidad porque hay que tratar de respetar a tus compañeros y que ellos te respeten. Que sepan que vos estás tratando de hacer lo mejor, uno tiene que llevar tranquilidad, frenar y ordenar porque es una hermosa responsabilidad que te tira el técnico. En ese rol de capitán me favoreció la diferencia de edad con mis compañeros”, manifestó Pattarone.
Además subrayó: “Los colores de Don Bosco me generan emoción. Creo que algo bueno tengo que haber hecho, porque no jugué la final y la camiseta que tengo de recuerdo la usó Hugo Aguilar después del partido. En Don Bosco supimos tener unos equipos impresionantes, pero nunca podíamos llegar al final y con este grupo de amigos, que nos defendíamos donde sea, conseguimos las cosas gracias a esa unión”.
UN APOYO NECESARIO
Durante su carrera y a lo largo de su vida Marcelo contó siempre con el apoyo de su familia, desde sus padres hasta la familia que conformó con los años.
“Tuve la desgracia de perder a mi papá de joven y mi vieja quedó a cargo de 4 hijos. Puso el alma y creo que salimos personas respetuosas. Solo queda más que agradecerle por lo que nos dio”, contó emocionado.
Luego tuvo su primera familia, donde tuvo a sus hijos Franco y Jonathan, que le dio su primer nieto. “Ellos son lo más grande que tengo, junto a mi actual pareja Gaby y Jazmín que me las encontré en el camino hace más de 10 año y con la que hemos formado una linda familia”
“No me arrepiento de nada de lo que hice desde niño, en la vida, como en todo hay cosas buenas y cosas malas y yo me quedo con las cosas buenas que me pasaron. Soy una persona que vivió hasta el día de hoy como quiso y como pudo, pero feliz dentro de todo”, manifestó Pattarone.