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Homenajes

Silvia Dalotto, referente de aguas abiertas y del deporte argentino

A los 10 años le dijeron que se dedicara a otro deporte. Fue récordwoman, campeona nacional y sudamericana. Campeona del Mundo en Aguas Abiertas. Hall of Fame en EEUU. Portó la llama olímpica. Le ganó al cáncer. Titán.

La experimentada nadadora de aguas abiertas en la década del 90 lleva más de 20 años en un rol importante en el Comité Olímpico Argentino. Sus ganas de perfeccionarse continuamente le permitieron ser reconocida por el Comité Olímpico Internacional.

La natación, el agua, es su vida y cada tanto, cuando el trabajo y las obligaciones se lo permiten, sale a nadar. “El día que dejé de nadar dije nunca más un cronómetro, nunca más una cuesta del parque corriendo o sea, bajo podía bajar y trotar pero subir corriendo nunca más. Y dije nunca más el gimnasio pero bueno, la edad y la vida hicieron que el año pasado tuviera que volver al gimnasio. Fueron las cosas que me quemaron la cabeza”.

En ese sentido, Silvia Dalotto reconoció que el deporte de élite es muy exigente y que suele dejar secuelas en el deportista. “Es terrible. Yo a veces miro recortes de diarios, videos, historias y me digo a mí misma, no fui yo, fue otra persona la que hizo eso”.

“Cuando me retiré en el 96 en Atlantic City, me acuerdo de Sergio Cancé, un queridísimo amigo, que me decía por qué te retirás en Estados Unidos y no en la Hernandarías Paraná. Y le dije que no concebía seis meses más entrenando”, contó Dalotto que participó en 50 maratones donde nunca abandono y tres terminó con principio de hipotermia.

“Somos 3 nadadores nada más en la historia argentina que nunca abandonamos un maratón. Plit, Degano y yo, en una gran época de la natación de aguas abiertas de Argentina y del mundo. Era otro circuito mundial, sin desmerecer nada de lo que sucede ahora. Y la verdad es que creo que fue una etapa increíble de mi vida. si volviera el tiempo atrás volvería a elegir lo mismo pero bueno, uno va cerrando ciclos en la vida”, manifestó.

UNA ENORME SATISFACCIÓN

En el marco de la celebración de los 30 años del Máster en Dirección de Organizaciones Deportivas la paranaense fue una de las cinco personas que feu reconocida por su tesis que fue implementada y generó impacto.

“Hace 10 años hice una maestría con una beca del Comité Olímpico Internacional y en la primera semana de diciembre en Roma se hizo una convención por los 30 años de esta maestría. Previamente me notificaron por mail que mi tesis era una de las cinco seleccionadas y la única mujer de ese selectivo”, contó Dalotto.

“Fue como muy fuerte porque es rebobinar y pensar qué dije hace 10 años en mi tesis. Entonces mi tesis fue una ruta estratégica que se implementó en distintos formatos, en distintas circunstancias y oportunidades para que se haga realidad”, explicó.

Y sostuvo: “Realmente fue una distinción muy importante para mí porque éramos más de 300, porque son 30 años del programa, porque es un programa a nivel mundial y por ser la única mujer que llegó a esa instancia final. Además que la hice en inglés sin haber estudiado el idioma porque prácticamente soy autodidacta porque lo que aprendí fue en función de las oportunidades”.

COMITÉ OLÍMPICO ARGENTINO

“Después de mi vida deportiva, seguí toda una vida académica y trabajo de manera rentada en el Comité Olímpico Argentino (COA) desde hace 22 años”, contó la paranaense. Su llegada a la entidad regidora a nivel nacional se dio cuando el Comité Olímpico la seleccionó tras presentarse, en representación de Entre Ríos, en el curso Academía Olímpica Argentina. “Me seleccionaron y al año siguiente fui a la Academia Olímpica Internacional en Grecia. Después me propusieron ser disertante, luego coordinadora y ya llevo 30 años en este programa y como directora desde que se creó el cargo en el año 2009”, sostuvo.

La labor del equipo de la Academía Olímpica Argentina fue distinguida como la mejor del mundo y así obtuvieron el premio Athenas. “Es una distinción como para quien trabaja para la paz que gana el Premio Nobel. Es el reconocimiento más grande que hay a nivel olímpico”, contó Dalotto.

Ya en sus comienzos fueron de la actividad deportiva, y tras su participación activa en distintas iniciativas del Comité Olímpico, Silvia comenzó a recibir propuestas de trabajo. “En el 99 me ofrecieron trabajo y lo rechacé. En el 2003 me volvieron a llamar y ahí sí fui. Ese fue mi comienzo en el Comité y que no tiene nada que ver con la natación ni con el deporte. Es mi pasión porque logré unir dos temas, el deporte y la educación, en un solo trabajo. ¿Qué más puedo pedir?. Es más, al día de hoy hay mucha gente, dentro del COA, que no conoce mi trayectoria deportiva”, señaló.

AGUAS ABIERTAS

Las maratones de aguas abiertas son de los grandes atractivos en Argentina, sin embargo en las últimas décadas se han dejado de lado las largas distancias y se han organizado competencias de menos distancia. “El deporte cambió. Al no ser un deporte olímpico, recién ingresó en Beijing 2008 en la prueba de los 10K. Entonces ningún nadador de 1500 metros de pileta va a nadar 88, 60 o 57 kilómetros, si 10k y lo hace excelente”, sostuvo.

“Todo lo que era becas, todo lo que era apoyo del Estado o televisión fue destinado a las distancias cortas porque es lo olímpico. Entonces los ultramaratones estaban destinados a morir y eso yo lo dije en el 2005”, manifestó la ex nadadora de aguas abiertas.

“Si vos te entrenás para 100 metros llanos, no es lo mismo que para una media maratón o para una maratón. No es el mismo entrenamiento, entonces las ultramaratones cuando aguas abiertas se vuelve olímpico es otra disciplina, porque aguas abiertas 10 kilómetros en la pista de canotaje es básicamente 4 boyas sin desafíos, sin cambios de mareas con una carrera que dura una 1 hora 40, 1 hora 45. Con tribunas para que sea televisivamente vendible, porque eso es lo que, digamos, financia el movimiento olímpico, los derechos de televisación. Entonces, ¿cuántos deportes cambiaron sus reglas por la televisión? Entonces, Aguas Abiertas hoy no tiene nada que ver con lo que era la década del 90”, manifestó

La experimentada nadadora recordó su etapa deportiva y señaló como las competencias más difíciles las que tenían sede en lagos canadienses. “Hacía mucho frío en el agua a 14°. No era época de trajes de neopreno, ni siquiera podías usar doble gorra de goma entonces yo tuve tres principios de hipotermia el último me tuvieron que poner una máscara de oxígeno porque tenía 32 grados y no levantaba. En el lago San Juan, en Canadá, vos terminabas y lo primero que había era toallas frazadas y a una camilla con termómetro en la boca”.

Dalotto completó en reiteradas oportunidades los 88 kilómetros de la Hernandarias-Paraná, una verdadera competencia que requería una gran dedicación como maratonista. “En ese trayecto es mucha la soledad. Ahí pensas en la carrera, en la estrategia donde te van tirando información. Lo peor que te puede pasar es que el de adelante se te haya ido a varios metros de distancia, que sabes que a menos que le pase algo, lo vas a alcanzar o el que venga atrás. En ese momento pasas por todo”, mencionó.

SOBREPONERSE AL CÁNCER

Hace un par de año, Silvia Dalotto atravesó una de las etapas más dura de su vida en la lucha contra el cáncer. “Todo detectado a tiempo tiene otro nivel de solución y hay que pelearla”, señaló Silvia.

Las casualidades de la vida hicieron que durante su etapa deportiva participó de un evento a beneficio para recaudar fondos en la lucha contra el cáncer. “Fue una maratón en Long Island (Estados Unidos) donde invitaron a los 5 mejores varones y a las 5 mejores mujeres del mundo. Yo la nadé porque decía ‘Dios me dio salud para hacer esto’, por más que me significaba un gran esfuerzo porque iba de maratón en maratón durante esos días hasta que el último fue en Macedonia en el marco del campeonato del mundo y no lo podía descartar”.

“Cuando estaba en el tratamiento del cáncer encontré un diploma de esta fundación y lo tomé como un mensaje porque está entre esos diplomas que tenía y no sabía que existía. Hoy es uno de los que tengo encuadrado en mi casa”, sostuvo la exnadadora paranaense.

EL RECONOCIMIENTO

Dalotto contó que el mayor reconocimiento, por haber tenido una gran carrera deportiva y por haber representado a la provincia y el país, es de parte de la gente. “Me sorprende mucho, y me alegra, porque fui nadadora y no futbolista o tenista que suelen tener más popularidad. Me llena de orgullo ver como la gente se acuerda de lo que fui y quién soy. Hasta hay gente que me habla de mi etapa como nadadora y le digo pará si vos no habías nacido en esa época, pero resulta que le han contado o es porque muy de chicos la vieron”.

Sin embargo, señaló que no es lo mismo por parte de autoridades o entes deportivos ya que nunca fue reconocida como tal. “Nunca me eligieron como la mejor deportista de la provincia o de la ciudad. Tengo recuerdos terribles de estar en el Teatro 3 de Febrero con toda mi familia y nada. Era terrible porque me pasaba que al otro día estaba un buen rato al borde de la pileta pensando cómo hacía para tirarme al agua y volver a empezar. En ese sentido sufrí muchas desilusiones”.

“Y creo que a nivel autoridades provinciales o paranaense nunca tuve ese reconocimiento. Veo que otros tienen calles o plazas y yo nada. Pasa que para ese tipo de reconocimiento tenés que tener buenos padrinos porque no se llega solamente por mérito”, sentenció Dalotto.

Silvia proviene de una familia que siempre trabajó y luchó para progresar. Ese camino no fue fácil, pero el acompañamiento incondicional de sus seres queridos hicieron que pueda ir paso a paso hasta conseguir sus objetivos. “Es algo que se va construyendo con el tiempo de acuerdo a las oportunidades que uno tenga y cómo las aprovecha. A pesar de todas las carencias que tenía mi familia siempre estuvieron para apoyarme. Hoy mirando hacia atrás veo que he crecido en un montón de cosas y no fue fácil ni de un día para el otro”, señaló.

“Ya desde chica creo que fui como una adulta por eso creo que a mi yo de más pequeña le diría que juegue más”, sostuvo.

EL RECUERDO DE SU HERMANO

En el año 2021, en medio de la Pandemia por Covid, Silvia perdió a su hermano Jorge a causa de la enfermedad. “Fue el que me acompañó en mi etapa de nadadora. Generacionalmente era el más cercano ya que mi hermano Sergio fue el de los consejos, el de las palabras, el de la contención”.

“Con Jorge nadabamos juntos, después fue mi entrenador. Con el hice 30 de mis 50 maratones. Siempre cuento que nuestro primer campeonato del mundo yo comía porque era la que nadaba y él comía una sola vez al día y tomaba mate porque no alcanzaba la plata para que comiéramos los dos. Fue un enorme compañero”, contó.

“Su pérdida fue terrible. Un gran dolor para la familia ya que 11 meses después muere mi mamá y un año después mi papá. Yo creo que mi mamá no pudo sobrevivir a la muerte de su hijo, y mi papá a la muerte de su esposa. Hasta el día de hoy nunca volví a la pileta que él entrenaba, son muchas cosas que no he resuelto”, recordó

Asimismo, destacó: “Con los hermanos es la única persona con la que uno comparte la sangre. Ni siquiera con tus hijos ni con tus padres tenés la misma sangre que con tus hermanos. Mis padres nos inculcaron mucho la unión entre hermanos”.

También valoró y resaltó la figura de su esposo José Luis “un gran compañero de vida con el que llevamos 20 años juntos. Creo que pocas personas se bancarían ser el marido de en una sociedad machista como la de ahora. Él siempre me empuja que vaya para adelante”.

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