Antonio Alzamendi Casas nació el 7 de junio de 1956 en Durazno, a 190 kilómetros de Montevideo, en el centro de la República Oriental del Uruguay. Sus comienzos futbolísticos lo tuvieron en un club de su ciudad, pasó por el club Sudamérica de Montevideo y esa fue su vidriera para el fútbol argentino. A lo largo de su trayectoria pasó por Independiente, fue un referente del River de los 80, anduvo por México y España. También vistió las camisetas de Nacional, Peñarol y Rampla Juniors en Uruguay.
Gloria en Japón
La Hormiga fue el autor del único tanto en la Copa Intercontinental de 1986 que coronó por primera vez a River como campeón del mundo. Ese partido en Japón contra el Steaua Bucarest de Rumania campeón de la Champions League 1985-86 quedó grabado en la memoria de todos los hinchas Millonarios y por supuesto de Alzamendi que lo recuerda que como si hubiese sido ayer.
“Cuando le hacen la falta a Juan Funes, que yo esperaba que me devolviera la pared veo que si a Juan no le hacían la falta y me daba la pared me metía hasta el arco porque era una jugada rápida. La da para atrás, Gordillo se la alcanza al Beto Acosta y veo que el Beto levanta la cabeza para tirármela ahí y yo le tiro al primer palo porque el arquero era alto y se había volcado hacia el medio y le pego con el borde exterior de afuera y pega en el palo, me recorre el cuerpo y me queda para la cabeza”, contó.
“Lo tengo muy guardado en la memoria y tiene un significado muy importante haber hecho ese gol. Si bien fue casi al comienzo, sabíamos que iba a ser muy duro y éramos conscientes que si le hacíamos uno era difícil que nos conviertan porque fuimos un equipo muy firme, seguro, con mucha personalidad, con una defensa increíble, con un mediocampo que metía y los de arriba éramos muy rápidos y si nos daban una chance seguro era gol”, reconoció.
Corrían 28 minutos de ese partido cuando Alzamendi anotó y festejó con locura. "Hoy a los 64 años me doy cuenta lo que significó par River, para mucha gente y para mi que se me nombra por eso. Pero nadie gana un partido sólo. Tuve unos compañeros sensacionales y gracias a ellos salimos campeones de América y del mundo", sentenció el hombre que tiene como su casa el Monumental de Núñez y al que todo el mundo riverplatense le tiene admiración.
“No es fácil ganarlo, a veces lo importante no son los goles sino la época lo que se vivió en ese momento. Lo que responde a eso es la pregunta a los hinchas de cuál fue el mejor gol porque para los que vivieron ese momento seguro fue ese y los de ahora el de Quintero. River tiene una historia muy rica a nivel de clubes “, reconoció.
Antonio también recordó su paso por Independiente, cuando llegó al país, cumpliendo el sueño de pibe, ya que de chico se hizo hincha del Rojo por un pariente que escuchaba los partidos por radio. Allí se encontró con sus ídolos y reemplazó a Bertoni.
-¿Cuanto valdría económicamente un gol de ese estilo, en una final de Mundial de Clubes, hoy?
-El dinero no importa, capaz que hoy tenía una isla como Ronaldo, pero ni hablar que el dinero es importante pero a mi la felicidad más grande en mi época era poder salir campeón. Ni hablar que jugábamos al fútbol y cobrábamos y no era mala plata. Lo que pasa que ahora se maneja mucho más dinero que en nuestra época. Bochini hoy valdría lo que Messi y yo como Cavani, por eso son épocas.
Alma y corazón charrúa
Luis Suárez, Edison Cavani, Diego Forlán, Diego Lugano, en el presente más cercano o Enzo Francescoli, Washington Tabárez, Obdulio Varela y el mismo Alzamendi, son algunos de los grandes futbolistas nacidos en Uruguay y que han triunfado en el deporte en todo el mundo gracias a un sinónimo común sin importar la época.
“Muchos nacimos con una historia detrás que es el equipo campeón del mundo de 1950. A nosotros eso nos ha motivado mucho ya que ese triunfo nos enseñó a los uruguayos a estar en las difíciles, a ser un grupo unido”, reconoció Antonio. “Lo que se puede lograr en lo futbolístico y en la vida creo que ha sido un ejemplo para aquellos que estamos en Uruguay de que nada se consigue sin luchar y sin trabajar, nacimos de esa manera aprendiendo a ser un país chiquito al lado de dos monstruos”
“El fútbol está en nuestra sangre, somos muy del candombe, del tango, la murga y todo eso es una raíz propia. El charrúa siempre la tiene que pelear y la cabeza cuando te empieza a hablar de esas cosas te motiva, te cambia y van naciendo con esos ejemplos”, manifestó el ganador de la Copa América 1987.
Si bien no conoce personalmente a varias de las figuras del presente uruguayo, Antonio Alzamendi reconoce y tiene muy presente el enorme gesto que tuvieron para con él y su familia cuando perdió a su madre. “Cuando estaban jugando contra Argentina en la Copa América 2011 se enteraron del fallecimiento y me dedicaron un saludo. Eso fue con mucha altura”.
La actual es una Selección “que me ha hecho llorar porque recuperó su forma de jugar, de ganar por más que a muchos no le gusta y otros quieren invertir la situación. Nosotros somos un país a sangre y corazón”.
El ídolo Guillermo Vilas y el recuerdo de Funes
Alzamendi reconoció ser un amante de todos los deportes, pero en particular del tenis y de allí sacó una una particularidad que lo caracterizó. “Tenía de ídolo a Vilas porque me gusta el tenis y veía que usaban muñequera. Y un día pregunté para qué lo usaban y me dijeron que era por el sudor. De ahí es que empecé a usarla porque transpiraba mucho y me hacía arder los ojos. Muchos pensaba que era por cábala pero no”, señaló .
“Lo amo y lo voy a seguir amando como a mi viejo, a mi hermana. No lo borro nunca, un tipazo, un compañero sensacional, un hombre con gran personalidad, un buen tipo”, señaló, por otra parte, al recordar a Juan Gilberto Funes, el Búfalo de San Luis.
“El día que falleció me avisaron y ese momento fue muy duro. Recuerdo que me senté y me puse a llorar, en ese momento estaba en Perú”, reconoció. Fue histórico con lo poco que hizo, hubiese sido mayor si hubiese seguido. Por ejemplo me acuerdo de las patadas que le pegaron en el partido contra el América de Cali, lo que aguantó no está escrito en ningún lado”.
El goleador histórico de Logroñés
“Tenemos una gran amistad, es como mi hermano, jugamos casi 6 años juntos y aparte es el tipo que me llevó al Logroñés”, manifestó sobre Oscar Ruggeri con quien compartió equipo en River y fue el “gancho” que lo llevó a jugar a España.
“Él estaba hablando con el equipo y le dije que me lleve. Ahí les planteó que si yo no iba él firmaba. Y me arregló el contrato”, contó. Su llegada a Logroño, La Rioja, fue en taxi donde los dos viajaban “con sacos floreados que parecíamos Al Capone”.
“Cuando entramos a la cancha, pasamos a jugar con 90 mil personas a jugar con poca gente que cantaba canciones del club, eso nos sorprendió porque estábamos acostumbrados a otra cosa. Igualmente es uno de los mejores momentos que pasamos en el fútbol, con gente fenomenal. Como era chica la cancha la mojaban para que los rivales se murieran. jugábamos 4 -4-2, con 8 defendiendo y 2 arriba”, recordó Alzamendi, el goleador del equipo.