Carignano, el exfutbolista que escribe y lucha contra los estereotipos

El gol que liberó el dolor por la muerte de su viejo, la maldita pubalgia, las enseñanzas de un adelantado como Bielsa y el capítulo Patronato, una consecuencia de su dolorosa salida de Rafaela, su lugar en el mundo.

El exfutbolista César Andrés Carignano recordó sus inicios, el proceso que lo formó como persona, su forma de ver el deporte y reflexionó sobre su experiencia de vida y el aprendizaje que el mundo del fútbol le dejó en sus 15 años de carrera. Un mano a mano a la manera de El Pelotazo con el ahora comentarista y escritor.

Carigol nació el 28 de septiembre de 1982 en la localidad de Freyre, Córdoba. Amante del fútbol desde pequeño, a los 14 años se probó en Colón de Santa Fe e inició con su proceso futbolístico que lo llevó a jugar en nueve equipos de cuatro países a lo largo una década y media.

“Siempre soñé con una carrera estable, nunca fui muy amigo de los cambios y terminé construyendo una carrera que estuvo muy lejos de eso con mucho nomadismo y exceso de mudanza por momentos. Fui hasta donde la pelota me llevó, hasta que un día decidí parar para yo tomar las decisiones a dónde ir. Ya no éramos dos, sino tres y desde ese momento bajé un cambio. Fueron años muy turbulentos que por ahí el futbolista en actividad no lo percibe, pero después cuando frenas te das cuenta que fue todo muy intenso”, reconoció.

En su carrera y en su vida siempre tuvo de pilares los valores inculcados en su casa desde chico. “Aplique lo que me enseñaron en casa a lo que me gustaba que era el fútbol y la escuela. En la escuela siempre me fue bien porque le metí muchas pilas. Y con el fútbol lo mismo. Creo que están los talentosos, que son muy pocos, y el resto que somos los que tenemos algún don y le metemos mucha voluntad”, destacó.

“Cuando surgió la oportunidad de ir a probarme a Colón se me llenó la vida de preguntas por qué era pibe y era otra época. Fui con la ilusión de probarme nada más. Hice la prueba y dije, ojalá que me digan que no quedo. Me dijeron ´quedate, lo ideal sería que vengas a vivir acá (Santa Fe)´. Esa fue la primera gran decisión. Fue una decisión que yo valoro y respeto cada día más de mis viejos, que ya eran grandes, para dejarme volar, más siendo chico, porque para los padres nunca es fácil, más aún en aquél momento”, reflexionó al respecto.

César sintió que ese era su momento de explotar sus ansias de fútbol, en medio de un proceso que fue duro. “El primer mes viví en Santo Tomé, porque cuando quedé mis viejos fueron a ver la pensión de Colón y dijeron acá ni loco, porque era casi inhumano, hace más de 20 años atrás. Y aparece un conocido que llevaba a jugar pibes a mi pueblo y me invita a quedarme en su casa”, contó. “Las primeras tres semanas fue maravilloso porque era todo nuevo, en la escuela era el cordobés, el club todo re bien y llega el momento de como toda novedad se siente y tenés que alimentarte de lo diario, ya pasó la magia. Ya extrañaba mucho, varias veces me iba caminando al entrenamiento y lloraba de camino, pensaba en volverme, pero en la práctica o me iba bien, muy bien o excelente. Entonces esos buenos goles o entrenamientos de la semana me ayudaron a apuntalar el día a día. Cuando superé eso me dije que me ponga el freno otro. Yo no lo voy a hacer, siento que tengo voluntad y tesón para acompañar mis capacidades”, dijo.

“Siempre tuve humildad en no creermela, de no confiarse de los conocimientos que tenía del fútbol. Siempre tuve la cabeza abierta para ver a los que eran mejores y tratar de aprender. Entonces la voluntad y las ganas de aprender me fueron posicionando. El momento que me di cuenta que podía conmigo mismo era cuando tuve 14 años que aparecían goles importantes los fines de semanas que me ayudaban con el desarraigo”, reconoció Carigol.

Esa humildad que destacó fue la que lo llevó a ser uno de los pocos que llegó a formar una carrera de la categoría 82’. “Sólo llegaron Guillermo Imhoff, Tito Ramírez y Marcelo Long. Sólo fuimos 4 de no menos de 120 pibes”, reconoció.

Al respecto, Carignano señaló que es importante que aquellos chicos que por ciertas circunstancias no logran alcanzar ese objetivo sepan comprender la situación y no bajonearse. “Hay una vida complicada que es la del día después si vos no entendés los momentos, que hay que volver a ser un ciudadano normal y vivir como cualquiera. Y hay una vida dura antes para los que no llegan, que son la enorme mayoría, por no decir el 97%”.

“Creo que las familias tienen que acompañar y las instituciones, más allá que busquen producir futbolistas y no pibes que jueguen al fútbol, creo que tienen una oportunidad, y no se si una obligación, muy grande de generar y transmitir valores para que nadie deje de seguir su sueño, pero que a su vez estudien, se preparen y sepan que la gran mayoría no llega. No para dejar de querer llegar, sino para entender y asimilar un poco el golpe cuando pasa”, destacó.

El referente de Lautaro Comas

El canterano de Patronato reconoció que Carigol es uno de esos jugadores/compañeros que lo marcaron en su carrera. “Paga todo lo que yo quise ser en los últimos años de mi carrera. Siempre quise tener la posibilidad que me consideren el diferente para que en el día a día ser absolutamente normal y que entiendan que no existe la diferencia. El diferente es el que se quiere creer diferente pero desde ese lugar no puede ayudar a nadie”, remarcó.

“El halago de Lautaro lo siento así, me reconforta y gratifica mucho. Creo que desde mi experiencia traté de ayudar a los más chicos”, señaló.

Asimismo, Comas reconoció que el equipo en su momento no jugó para Carignano, lo que no le permitió desplegar su juego y hacer honor a su apodo. Sobre esto, César fue muy sincero al reconocer que la falta de valoración hicieron que tome la decisión de dejar el fútbol. “Me terminé yendo justamente por no encontrar compañía. Sentía que tenía un bagaje de experiencia para aportar y no lograba rendir futbolísticamente como para que todos lo valoren o lo valoraban muy poco. Y casi nadie me lo transmitía y yo sentía que no podía dar más nada el fútbol por eso me fui”, sentenció.

El festejo de gol y la despedida a su viejo

Es inigualable hacer un gol y a su vez es igualador. He experimentado que eso ocurre después de un lindo gol y después de un gol de suerte. Y la sensación es exactamente la misma, una algarabía total”, señaló el delantero que tiene en su cuenta exactamente 100 goles en toda su carrera. Y siempre todo futbolista encuentra un motivo para festejar distinto. “Para mi primer hijo no pude dedicarle nada porque me pase todo el embarazo y nacimiento lesionado. Ya para antes que naciera mi hija quería hacer lo de la pelota abajo de la camiseta, cuando nació estaba en Chile e hice la de chuparme el dedo, cuando quise dedicarle un gol a mi señora me besé el anillo, que era una cinta porque no tenía el anillo”.

“Cuando mi viejo se fue de viaje a otro lado recién a los 7 meses pude hacer un gol que sirva para algo en un Atlético - Racing, que era clave por el descenso. En ese festejo del primer gol salté, sentí que lo abracé y que lo despedí. Imaginate si el fútbol no es una puerta para una dimensión totalmente diferente”, recordó. Y en tiempos de cuarentena, Carignano reconoció que comenzó a ver esos recuerdos que ahora los puede disfrutar sin tanta presión, ya que en el momento de gritar o festejar un gol el principal reclamo era no bajar los brazos, mirar para el partido que viene y dejar el pasado atrás.

El paso por Patronato

César Carignano llegó al Rojinegro a principios del 2013 y estuvo una temporada y media defendiendo los colores del Patrón en la B Nacional donde convirtió 13 goles en 53 partidos disputados. Pero sin embargo no fue la mejor época para el delantero cordobés. El desencadenante de esto fue “la actitud y nefasta decisión de Jorge Burruchaga” de relegarlo del plantel de Atlético de Rafaela, su casa.

“Mi salida de Atlético fue muy dolorosa, la sentía mi casa. Por un cambio dirigencial con Jorge Burruchaga como artífice de esa decisión y actitud nefasta del club me hicieron la vida imposible, me trataron muy mal durante 20 días y yo no quería estar mal en Rafaela”, manifestó.

“Es como esa novia que no queres terminar mal porque sentís un cariño especial. Me costó no menos de tres meses adaptarme a Patronato, no por el club sino por el duelo interno de haberme ido de donde yo creía que era mi casa y donde pensaba plantar bandera por el resto de mi vida. Y en Patronato no encontré más que paciencia, tolerancia, acompañamiento y cariño”, reconoció.

Después “el hincha en la cancha responde por lo que uno le da. Fue, es y va a seguir siendo así toda la vida y de eso no reniego. Y cuando me han silbado he hecho méritos para ello como cuando me han aplaudido también. Me he sentido valorado y querido cuando en mi mejor momento, que yo sentía que estaba”, manifestó en relación a su paso por Patronato.

En el rojinegro fue que también aprendió lo que es la vida del futbolista y las vueltas que tiene este deporte. “Marcelo Fuentes me llama 6 meses antes de que termine contrato con Patronato para invitarme a Sarmiento de Junín y le digo que no porque llegaba Lippi y tenía fe que iba a jugar y de hecho Lippi me cambia la cabeza, desde un punto de vista. Cuando se va Lippi y llega Marcelo a mitad de año, Marcelo decide no contar conmigo cuando me sentía en mi mejor momento”, contó.

El fútbol: complicado y exitista

“El fútbol es complejo como todo. Ignacio Boggino decía hace poco que no le parecía que un pibe de 20 años gane el triple de lo que ganan los padres de sus 10 mejores amigos, pero el pibe tampoco es responsable de eso. Es parte de una maquinaria comercial. Es muy complejo el equilibrio entre disfrutar y no sentir culpa”, reconoció César Carignano al respecto de todo lo que implica estar inmerso en el mundo futbolístico y sus complicaciones.

“Si yo les digo a alguien mañana ustedes cobran 5 veces más de lo que cobran hoy, ustedes me pueden garantizar rendir al 500% de lo que rinden, no lo pueden firmar. Entonces pasa eso, la gente que cree que el futbolista por ganar tanta plata tiene la obligación de responder en esa dimensión y es muy difícil. Si todos los futbolistas rindieran bien, el 90 por ciento de los jugadores que llegan no rinden bien en un torneo para su equipo, sin embargo su equipo factura una millonada. Imaginate si jugarían bien todos los partidos”, sostuvo.

Nos ponemos en un lugar de idealismo muchas veces y nos olvidamos de que son personas. Y ese pibe que a los 20 gana mucha plata, a los 23 o a los 25 la sigue ganando y se olvida de la plata. Para rendir necesita de otras cosas porque la necesidad inmediata la tiene resuelta. Entonces si un futbolista no rinde es porque no se siente cómodo o no lo acompañan bien desde la familia o no tiene un entrenador que contagie, no es todo plata. Y a veces muchos se dan cuenta cuando tienen plata”, remarcó el exfutbolista con 15 años de trayectoria.

“Uno siempre va a ganar menos de lo que genera, en proporción lo que gana es ínfimo. Pero la gente que va a la cancha, o todos entendemos desde afuera que a mayor dinero, mayor rendimiento y no es tan lineal. Sin ir en desmedro de ningún laburante”, destacó.

El primer sueldo: un regalo a sus padres por el esfuerzo

El delantero reconoció que la plata a su vida llegó de grande y nunca se sintió superior por tener algo más que los otros. “Es lo que me motivó a escribir mi primer libro (autobiografía “Andando”). Estando lesionado en México un día hablé con gente amiga que les contaba que no me podía recuperar y me decían que no me preocupe con lo que ganaba y seguía cobrando. Entonces ahí dije bueno voy a escribir para que mis hijos sepan que el fútbol no es todo dinero y otras cuestiones”. En su periplo de editor, Carignano también publicó un cuento infantil titulado "Cañito vale doble. Cuentos futboleros para pibes... y no tan pibes".

En el fútbol “son muchas más las veces que las pasas mal que las que pasas bien. Como cualquiera pero con la diferencia de que a vos muy pocos te entienden. Desde ese día dije yo no tengo porqué sentir culpa. Yo el primer premio que gané por un partido que ganamos en Newell’s se lo di a mis viejos. De 1400 les dí 1000 a ellos y con eso se fueron 5 días a Carlos Paz. Por 90 minutos de fútbol donde yo jugué los últimos 15”, contó

“Esos son los 5 días que ellos se pelaban el lomo para llevarnos cada 3 años a Carlos Paz a mi y a mi hermano cuando eramos chicos. Yo dimensioné, no me puse en el lugar de sentir culpa y ayude en la medida de lo posible a mi familia. Pero es muy cierto, es difícil salir del lugar de la culpa”, manifestó.

Los estereotipos

Los años también le brindaron experiencias que hoy le permiten analizar en profundidad las situaciones deportivas y extradeportivas. Una de ella es la fijación de estereotipos que tiene el mundo futbolero. “Cuauhtémoc Blanco, con quien fui compañero en América de México, tenía la capacidad de estar siempre solo y tenía mucha técnica. Empaticé mucho con él porque es un flaco de metro noventa, medio jorobado, patas flacas, rompía el estereotipo”, reconoció César. “Lo de los estereotipos es cierto, no es que reniegue pero todos los que conozco que tenemos otro perfil nunca tuvimos la exposición los que formaron parte del estilo más común de los futbolistas, no perseguimos la trascendencia”, añadió.

“Siempre cuento que en un viaje de Patronato de los 16 eramos 8 leyendo, cada uno en su mundo. Hasta lo hicimos leer a Gastón Machín en un viaje. No significaba que por leer dejábamos de hacer otras cosas. Nadie se enteró, ni yo escribí al respecto, es la primera vez que lo digo” recordó.

“Lo de Cuauhtémoc me pegó fuerte en esto de combatir los estereotipos, me pasé toda la vida combatiéndolos. Estoy de novio hace 20 años con mi señora, yo igual digo que estamos casados, y nunca me gustó salir de noche, me gusta leer pero no por eso me privaba de tomar mate con otros pibes o de jugar un rato a la play, digo hay tiempo para todo. Me metí al periodismo sabiendo que iba a hacer difícil. Comento partidos de Colón y Unión, sabía que iba a ser difícil que el hincha de Unión me crea y ahí estoy, voy por este lado y me gusta remar contra los formatos”, rescató.

Marcelo Bielsa, un genio inentendido

Carignano tuvo a Marcelo Bielsa como entrenador en su paso por la Selección Argentina en en tres citaciones. Allí pudo conocer una de las tantas

facetas del “Loco” en la conducción técnica. “Como cualquiera tiene errores y virtudes. En los errores capaz se emparenta con la mayoría, en las virtudes no, porque le he visto virtudes que en muchos años no se las noté a ningún entrenador”, señaló César de acuerdo a su experiencia ya que no pudo conformar equipo en ningún grande de Europa o con DTs de renombre, pese a que tuvo a Maturana, al Tigre Gareca o al Patón Bauza cuando ellos recién iniciaban

“A Bielsa lo he visto trabajar como nadie en la edición de videos en la época de los VH. Se pasaba horas viendo videos, las charlas eran con videos y no le podías decir ‘Marcelo yo no hice esto’, ‘cómo que no si acá está. Si vos haces esto va a pasar esto y si haces esto otro las cosas van a salir bien’. Hacía entrenamientos por sectores del campo, delanteros por un lado, defensores por el otro, las cintas que marcaban segmentos de la cancha. Un nivel de mecanización y reiteración del ejercicio que realmente te llevaba a mejorar muchísimo y un trato absolutamente igualitario”, remarcó.

“Él decía que mantenía distancia del futbolista, al menos en la Selección, porque si se acercaba demasiado indefectiblemente iba a generar empatía con alguno más que con otro y eso lo podía condicionar la objetividad. Imaginate la forma de pensar del tipo. Cuando te tenía que decir algo te lo decía, pero cuando miraba al piso ya te temblaba todo. Creo que la historia lo ha marcado”, sostuvo Carignano.

“Los genios son inentendidos en su momento y su dimensión trasciende capaz más a través de sus súbditos o del tiempo. Bielsa está en ese camino. Todos dicen que no ganó nada y yo pregunto cuántos equipos grandes de Europa dirigió. Eligió clubes por tener sensaciones compartidas con el modo de vivir de la ciudad, fue a buscar otras experiencias detrás del fútbol, no fue a salir campeón. Entonces no soy para decir quienes son mejores o peores pero para mi como habla el mundo del fútbol de él, es uno de los tipos más trascendentales”, destacó.

De Francisco Maturana también destacó la capacidad de diálogo que utilizaba para hacer entender las cosas, no trabajando en la cancha con cuestiones tácticas. “Era de hacer mucho fútbol con el paladar que tiene el fútbol colombiano. El estuvo muy influenciado de uno de sus ayudantes que leía mucho y hasta que no terminaba un libro era capaz de no dejarlo. Me parece que es un entrenador que con 20 años menos hoy tendría más impacto que el que tuvo en su momento que estuvo en Colón. Hoy se busca más desde el lado de la pelota y menos a partir de las pesas que era lo que abundaba en esa época”, recordó.

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web