El Pelé de La Floresta tenía 7 u 8 años cuando el fútbol comenzó a hacerse su pasión. Los primeros pases los dió con gente más grande que integraban un equipo que participaba en los torneos libres. “Me invitaron a jugar en una canchita que había atrás de la comisaría quinta. Fue de noche y medio con susto porque cuando volví a mi casa mi vieja me estaba esperando. Me abre la puerta y yo ya asustado pensando que me iba pegar, me dice ¿de dónde venís? y le conté que había ido a jugar a la pelota y ahí mi mamá se empezó a reír y de contenta me abrazó. Fue mi primer gran desafío”, recordó.
Nacido en una familia humilde, Carlos reconoció que si bien nunca le sobrara mucho, sus padres hicieron que nunca le faltara nada. “Toda la vida quise ser futbolista. Mis ídolos siempre fueron del fútbol local Sergio Barrios que estaba en Sportivo Urquiza, Cristian Ponti, Marcelo López un zurdo que vino desde Santa Fe y otros. Cada tanto veía alguno del fútbol argentino, más siendo hincha de Boca, pero mis referentes eran de acá y los veía en la cahcna”, sostuvo Rodríguez.
La práctica deportiva la comenzó en ATM y luego comenzó su mayor formación en Sportivo Urquiza. “Cómo éramos humildes el club nos prestaba los botines para poder entrenar”. Las cualidades de enganche y con una gran proyección a futuro lo llevaron a las inferiores de Colón de Santa Fe.
“Hice inferiores y llegué hasta Reserva con 20 y algo de años. Pasa que era momento de hacer contrato o irme y me ofrecen quedarme para jugar en Liga Santafesina pero lo rechacé y me volví a Paraná. Fue un golpe muy grande como si mi vida terminaba ahí porque para mi el fútbol era mi vida y no tenía otra cosa”, manifestó.
Durante su estadía en el elenco santafesino, El Pelé de La Floresta tuvo la experiencia de enfrentarse a equipos grandes y jugadores que con el tiempo hicieron grandes trayectorias en el fútbol.
En una oportunidad tuvo la suerte de enfrentar a Boca y River en el mismo fin de semana. “El sábado jugamos contra Boca con la cuarta y empatamos 3 a 3. Y al otro día jugaba la Reserva contra River en el Monumental y el entrenador avisó en el vestuario que se iban a quedar cuatro jugadores concentrados para ese partido y yo estaba en la lista.
“Tenía una emoción y ahí nomás llamé a mis viejos para contarles”, contó. El equipo Millonario de ese partido contó entre sus jugadores con apellidos como D’Alessandro, Pereyra, Lux, Saviola, Aimar entre otros.
Tras irse del Sabalero, Carlos decidió alejarse del deporte y solo se entrenaba y salía a correr. Pasó un tiempo, volvió a entrenar en Sportivo pero solo por diversión. “Le dije a mi vieja que solo iba a practicar pero no a jugar. Después el Pepo Verón me invitó a jugar, lo dudé y justo hubo un amistoso con Ministerio. Le acepté para probar, después de eso jugué por 6 meses con Sportivo y salimos campeones”, recordó.
El regreso triunfal al deporte lo hizo llegar a Patronato a préstamo. Allí mostró una gran performance, aunque el equipo por ese entonces no atravesaba un buen momento deportivo ni económico. Sin embargo reconoció: “Si bien no tuve la chance de jugar en el momento que el club estaba bien hasta el día de hoy, a veces cuando voy a la cancha, la gente me reconoce y me saluda. Me sentí bien estando en Patronato, además que de ahí pegué el salto al Nacional B”.
Tuvimos la mala suerte de descender. Igualmente con los pibes siempre entremanos como profesionales, ni centavos cobrabamos pero le metíamos igual. Íbamos todos los días a entrenar, había veces que no tenía para el colectivo y me iba a entrenar en bicicleta. Era un gran sacrificio el que hacíamos”, recordó Rodriguez que además pudo integrar el selectivo de la ciudad que enfrentó a la Sub20 de la Selección Argentina. “Después de ese partido un empresario me llevó a probarme a El Porvenir”, sostuvo.
Realizar la prueba en el equipo de Gerli, provincia de Buenos Aires fue todo una odisea. Tras viajar durante 7 horas en colectivo solo tuvo un tiempo de descanso ya que a las 9 de la mañana debía entrenar. “Encima la prueba era contra River, y tenía que andar bien porque sino me volvía. En ese equipo de River estaba Constanzo, Vivas, Mascherano, Chori Domínguez, Montenegro y otros más”, la suerte quedó de su lado y jugó durante un tiempo en el club.
CHANCE TRUNCADA
Tras su estadía en El Porvenir surgió la oportunidad de emigrar al fútbol colombiano, más precisamente a Independiente de Medellín. “Había hecho todos los trámites para viajar y además había preguntado por mi familia que me dijeron que primero tenía que ir a jugar y después los llevaban. Mi viejo en ese momento no estaba muy convencido pero sabía quera mi oportunidad”.
“Lamentablemente la chance se truncó porque justo volvió un jugador que ya conocían y jugaba de enganche. Se cayó el pase y volví a Patronato”, recordó.
FIN DE LA CARRERA
El punto final para su carrera, como futbolista profesional fue en el 2007 tras su segundo paso por Patronato “dije hasta acá llegué con 27 años pero me cansé de pelearla y nunca lograr consolidarme”.
“Tuve un representante pero no de esos que me bancaban económicamente o que me trajera oportunidades para probar. Los jugadores de ahora andan mal en un club y los llevaba otro, antes tenías que andar bien para ir a probar a otros. En mi carrera siempre me manejé solo y hacía las cosas bien porque era sano, no salía, no tomaba, no me drogaba”, señaló.
Pero no fue un alejamiento total del fútbol. Tras esa decisión se fue a jugar al club San Martín de Carlos Pellegrini en la provincia de Santa Fe. Y años antes también se radicó junto a su familia en Las Parejas, donde jugó en el club San Martin donde encontró tranquilidad y un lugar propicio para criar a sus hijos. “Ahí encontré un pueblo tranquilo donde mis hijos puedan crecer en tranquilidad. Además en el club me trataron re bien, como en la mayoría de los clubes que he estado. Ahí en San Martín me trataron como un ídolo desde el primer día”.
Hoy la vida lo encuentra alejado del fútbol pero avocado de lleno a su trabajo de carnicero. “Venía buscando laburo de lo que sea y por suerte estoy en un lugar donde estoy cómodo, donde la gente suele acordarse de mi pasado como futbolista”, señaló.
BOTINES PINTADOS
A Carlos siempre le gustó jugar con botines blancos. Como la situación económica no era la mejor, el enganche optaba por pintar sus propios botines. “Siempre quería jugar con botines blancos y no había o no tenía plata. Entonces los pintaba con látex”, recordó.
“En la semana se quedaban duros pero los rasqueteaba y el sábado los volvía a pintar para jugar con esos el domingo”, contó el exfutbolista.
FANÁTICO DE LA CUMBIA
Además del fútbol, su otra pasión es la cumbia, la que lleva grabada en la piel con una firma tatuada de Mario Pereyra. “La cumbia y el fútbol para mi van de la mano. Siempre dije que si no hubiese sido jugador me habría dedicado a la música”, contó Carlitos que supo tocar las congas en un grupo local de cumbia.
LOS INCONDICIONALES
“Mi familia es mi mundo. Estoy muy orgulloso de la familia que formé, de los hijos que estoy criando que gracias a Dios son buena gente sin vicios”, reconoció Carlos.
Asimismo, contó: “Algo bien hicimos con mi señora que ya llevamos más de 25 años juntos. Ella vivía a unas cuadras de mi casa y la conocí cuando bailaba en una comparsa. Éramos jóvenes y nos juntamos, formamos familia y nunca más nos separamos”.
Uno de sus hijos, Carlitos, sigue sus pasos y jugando en su exclub San Martín de la localidad santafesina de Carlos Pellegrini. “Que me diga que soy su ídolo me genera un gran orgullo. Tiene grandes condiciones y siempre le voy a dar consejos de mi experiencia antes que le pasen. Lo dejo jugar y después le marco algunos errores y le destaco las virtudes como para que él lo tome o lo deje”, contó.
Y sobre sus viejos, que tanto le dieron sostuvo: “El día que me falten no se qué voy a hacer. Le agradezco por todo lo que me dieron desde mi infancia. No teníamos tantas cosas pero nunca me faltó nada. Tuve educación, que me formó en valores y muchas otras cosas. Simplemente decirles que los amo por más que no suelo decírselo siempre”.
Sobre el camino transitado dentro del deporte y la vida, Carlos Rodríguez no se arrepiente de nada. “Haría todo igual, no se me dio en el fútbol por cuestiones que se deciden afuera de la cancha por más que vos adentro hagas todo. Estoy tranquilo porque di todo de mi, me acostaba temprano, entrenaba para siempre tratar de rendir, no salía de joda, no tomaba alcohol cosa que hasta el día de hoy mantengo”.
“No se dio porque Dios no lo quiso. Quería vivir del fútbol, tener algo de dinero y ayudar a mis hermanos, pero así y todo también me dio mucha cosas y siempre voy a ser agradecido con los que siempre apoyaron”, manifestó el ex enganche.