Daniel Farabello: talento, éxitos y el corte para un Mundial, la vida misma del deporte

Múltiple campeón de clubes y Selección. El ganador Estudiantes de Olavarría y el lujoso Entre Ríos 2002. El barrio de los talentos en Colón. Los pasos de su hijo en el básquet universitario y la charla con Magnano antes de Indianápolis.

El 18 de octubre de 1973 nace en la ciudad de Colón Daniel Farabello. Hombre que con el tiempo, la perseverancia y la gran dedicación se convirtió en uno de los basquetbolistas élite de la provincia de Entre Ríos y de la Argentina. El ex base, ahora radicado en la localidad de Cañada de Gómez (Santa Fe) y entrenador de las inferiores del club Sport Club Cañadense, recordó sus 23 años de carrera deportiva que lo llevaron a vestir 9 camisetas distintas en 4 países (Argentina, Brasil, España e Italia), habló de la Generación Dorada, de los selectivos entrerrianos que consiguieron títulos Argentinos. También se refirió a su hermano, Lolo, y a su hijo Francisco que se prepara al mejor nivel de la liga universitaria norteamericana.

PLAN ALBORADA, HOGAR DE LAS FIGURAS ENTRERRIANAS

La historia de Daniel y el básquet sucedió de manera inesperada y por casualidad, pese a que su padre fue jugador. En su niñez le dedicaba más tiempo al fútbol. Junto a su hermano peloteaban continuamente en el baldío al lado de su primer hogar en Colón, hasta que se mudaron a un complejo habitacional llamado Plan Alborada, en cercanías al Club La Armonía.

"No se nos pasaba por la cabeza jugar al básquet, no teníamos ni noción del básquet. En el 82 nos vamos a un plan de viviendas donde había 48 familias, y entre ellos éramos 200 pibes. Entre ellos estaba Paolo Quinteros", señaló. Increíblemente esas vivienda formaron a tres referentes del básquet entrerriano que brillaron en el país.

"El club tenía cancha de básquet, pero estaba cerrado y de a poco un par de profes organizaron una colonia de vacaciones donde jugábamos al fútbol, vóley, básquet y recién ahí empezamos a meternos. Cuando terminó el verano propusieron seguir básquet y ahí arrancamos todos e hicimos el primer contacto, más allá que en su época mi viejo había jugado. Así empezó el básquet en el club, digamos con el barrio", recordó el por entonces niño que jugaba descalzo en el piso de cemento sin importar las altas temperaturas elevadas en el verano colonense. "Eramos muy felices, jugábamos bien y con poco".

Transcurrieron los años y por motivación de su padre fue participe del campo de reclutamiento en Sport de Cañada de Gómez, en Santa Fe. Las capacidades deportivas de Daniel ya se notaban y era parte del "talento natural porque me gustaba y gusta hacer otras cosas. Después también hay mucha dedicación y esfuerzo", manifestó.

"Es producto del trabajo diario, acá no hay secretos ni varitas mágicas, nadie nace sabiendo. Ocupaba el tiempo libre en irme al club, después poniendo metas cortas. Primero la Selección de Colón, después la de Entre Ríos, y así buscando objetivos cortos personales no comparando, ya que somos un país muy competitivo, siempre tratando de dar lo mejor de mí y buscando las cosas buenas y malas de jugadores y entrenadores".

Y añadió: "Antes no había tanta información pero trataba de ver en mi época lo mejor de Ricciotti, Milanesio, Cortijo, Haile, me encantaba verlos a todos porque armas la camada de bases histórico de Argentina y es innumerable. Poder nombrar los mejores de cada década y hay 5 más que también la rompían toda. Fui aprendiendo de todo eso, me gustaba observar creo que eso me ayudó muchísimo casi toda mi carrera".

BÁSQUET EN LA SANGRE

Claudio Farabello, alero también integrante de la Selección Argentina, fue ejemplo a seguir por su hermano. “Fue él que empezó a destacarse con la selección de Entre Ríos cuando tenía 13 años. Fue él el primero que se fue con 14 años reclutado a Estudiantes de Concordia. Mi meta era hacer lo mismo que hacía él, siempre tratando de seguir sus pasos”.

Sus carreras se juntaron en distintos planteles con la Armonía, en el seleccionado de Colón, de Entre Ríos y en Olavarría, pero fueron pocos los partidos que compartieron en cancha. “Igualmente seguimos la carrera de cada uno, cada tanto hablamos de las cosas buenas y malas, los problemas de cosas que nos pasaban cuando jugábamos y de ahora como entrenadores”.

SELECCIÓN ARGENTINA

Dani fue uno de los basquetbolistas que integró el seleccionado argentino que con el tiempo se convirtió en la Generación Dorada. Cosa que no se fue dando por casualidad ya que para él, la oportunidad que tuvieron algunos de emigrar a Europa hicieron que le diera mayor calidad al combinado nacional

“El hambre de gloria de la Generación Dorada es gracias a que parte de los jugadores se fueron a competir contra los mejores jugadores del mundo, porque en ese entonces los que no estaban en Estados Unidos estaban en España o Italia. También tuvo que ver la organización que tiene el básquet en ese continente que solamente te hace pensar en “, remarcó el base.

El cañadense por adopción puso como ejemplo de viajar durante 30 horas en micro desde La Rioja a Comodoro Rivadavia “a veces sin cobrar, dejando la familia sin dinero y viajando incómodo”. “Y cuando vas a Europa a todo eso lo tenés solucionado solamente te tenés que dedicar a jugar y más mal que eso no lo podías pasar. Entonces uno estaba preparado, el carácter ya estaba preparando y así es como se fue dando”.

“Después los que estaban en Argentina se acoplaron a ese ritmo. La intensidad del entrenamiento es otra cosa que rescato que no es que necesitabas que el técnico esté ahí. Cada entrenamiento era una guerra santa y la verdad que eran 2 horas de intensidad. Cada uno daba el 100 por ciento pero me tocó quedar afuera, si el del al lado fuese mejor que yo tenía que dar el 101%. La competencia sana logró que todos se fueran esforzando cada vez más para tratar de estar entre los 12”, aseguró.

Con la Albiceleste, Farabello obtuvo el Sudamericano 2001 en Valdivia, Chile, y el de 2004 en Brasil. Donde también se suma a los palmares el 10mo Campeonato FIBA Américas celebrado en Neuquén en 2001. “Llegamos a ese torneo de una forma brillante porque esa concentración empezó antes en el Sudamericano a Valdivia en Chile, que más allá que ganamos fue anecdótico porque fuimos a entrenar. Entrenamos en doble turno más el partido”.

“Después volvimos y continuamos entrenando en Neuquén, terminamos jugando de una forma brillante y ahí se prendió la alarma que algo grande se podría estar creando y la historia nos dió la razón. Creo que en ese momento había 16 jugadores que tranquilamente podrían estar dentro de los 12”, reconoció el hombre que disputó 78 partidos y anotó 322 puntos.

Pese a haber estado en el proceso, Daniel quedó afuera del Mundial de Indianápolis horas antes del viaje del equipo. Decisión, que si bien no era la esperada, lo tomó con mucha altura sabiendo que había dado lo mejor de sí.

"A las 1 de la mañana me llama Rubén y me dice 'lamentablemente va a ser el jugador 13 porque mirá' y me quiere explicar y le digo 'mirá cuando quedé en la Selección no te pedí explicaciones de por qué quedé'. Así que le di la mano, le dije mucha suerte y me fui", contó.

"En el año 91-92 jugué en Sport con el Vasco Aispurúa y escuché una frase que decía que en el momento que un jugador acepta integrar una preselección en Argentina tiene que saber que puede llegar a ser cortado. Si aceptas ir tenés que aceptar que podés quedar afuera, sino no vayas. Así que siempre yo fui con eso", sostuvo el base.

"Fue así de simple porque uno se prepara, está 40 días concentrado, se rompe el lomo y quiere estar entre los 12, pero bueno es algo que hay que aceptarlo porque son las reglas del juego. La acepté y la sufrí muchísimo. No pedí explicaciones, uno es jugador y el técnico está en todo su derecho por algo lo ponen y le dan la responsabilidad. No guardo rencor por esas cosas", manifestó.

El colonense entregó todo cada entrenamiento y partido, algo que lo dejó conforme y tranquilo pese a quedar afuera de ese torneo que tuvo como subcampeona a la albiceleste. “En ese momento no podía faltar a ningún entrenamiento, Ginóbili, Pepe Sánchez u otros podían saltar un entrenamiento. Y recuerdo que en Neuquén me había comprado zapatillas y me lastimaron, y me dice el doctor ‘te tengo que sacar las dos uñas porque se te va a infectar, pero tenés que estar 3 días sin entrenar.’ Le dije sacamelas si querés pero yo entreno igual y me la sacó. No me dio para estar entre los 12, hice todo lo que estaba a mi alcance pero no alcanzó. Hice mejor a otro compañero, que eso me deja más tranquilo”, aseguró.

ESTUDIANTES DE OLAVARRÍA 2000

Para la temporada 1999/20, Daniel fue transferido al Club Atlético Estudiantes de Olavarría, institución donde cosechó cinco títulos en tan sólo los 2 años que estuvo.

“Ganamos todo lo que jugamos, Liga Sudamericana, Liga Nacional, Panamericano de Clubes, Copa Campeones. Fue increíble. La temporada anterior con Dwayne como máximo goleador, el Colo Rubén Wolkowyski que de ahí se fue a la NBA, hubo un recambio en el equipo campeón que cambió 4 piezas que uno pensaba qué locura por qué cambiar. Y ahí llegaron Byron Wilson en lugar de J. J. Eubanks, llega Gabi Fernández, Paolo Quinteros”, recordó.

“Realmente fue espectacular, perdíamos muy poco, en casa ganábamos holgadamente, éramos bien compactos, era un gusto ver ese equipo. Ese fue un año brillante que termina con el Panamericano en Neuquén con la Selección. El 2001 fue mi año” aseguró Daniel.

ENTRE RÍOS CAMPEÓN 2002

Daniel fue parte del seleccionado entrerriano que en el 2002 conquistó el tercer título para la provincia en el Argentino de básquet. Ese equipo integrado entre otros por Leopoldo Ruiz Moreno, Ernesto Michel, Damián Tintorelli, Paolo Quinteros, Claudio Farabello, Manuel Muguruza, dirigido por Sebastián Svetliza, quedó en la historia como uno de los mejores combinados del selectivo panza verde

“Todo comienza en el Argentino de Neuquén, que nos vuelven a juntar porque era difícil jugar los argentinos porque a veces no la pasaba bien porque no comía bien. El Flaco Carlos Alvarez vuelve a tratar de unirnos”, sostuvo

Al respecto de ser considerado uno de los mejores equipos del último tiempo, Daniel reconoció que “cuando tenés jugadores buenos que le gusta pasarse la pelota es mucho más fácil. A veces es más difícil jugar con jugadores buenos que con jugadores malos. Por ejemplo si jugás en San Lorenzo con los mejores jugadores no quiere decir que vas a ganar siempre”.

“Eso tenía Entre Ríos, un equipo con jugadores buenos muy generosos y no le importaba quien la tenía que tirar. Con ese tipo de jugadores se hace todo más fácil, encima físicamente bien, bien atléticamente, buenos defensores, buenos robadores, corríamos toda la cancha. Nos divertíamos y además ganábamos. Además disfrutábamos porque teníamos a la familia afuera. Entre Ríos es eso perímetro, garra y corazón. Corríamos, defendíamos, cualquiera podía anotar y la verdad que Entre Ríos se caracterizó por esas cosas", señaló.

“Teníamos un equipo completo. Los pegadores abajo, los que en definitiva a veces nombrabas menos pero son los que te sacaban a los tiradores para que tiren solos, el trabajo sucio que no se ve. Yo que soy uno que jugaba Pick and roll dependía mucho de ellos, si ellos hacían bien el trabajo lo disfrutaba. Yo les tengo mucho respeto a esos jugadores que no se destacaban mucho defensivamente, pero después para dejarte solo o liberar jugadores eran muy necesarios y a veces no son reconocidos como se lo merece”, destacó.

FRANCISCO SIGUE SUS PASOS

Francisco Farabello sigue confiadamente los pasos de su padre en el mejor nivel basquetbolistico del mundo. El joven de 19 años es actual jugador de los Horned Frogs en el básquet universitario de la NCAA, equipo de la Texas Christian University. “Me pone contento las cosas que le están pasando porque se mentaliza mucho en lo que hace y es muy laburador. Está viviendo una experiencia increíble en una universidad que es el sueño más que nada que tenía su madre que quería que estudie porque se fue con esa condición. Es un gran orgullo”, señaló Daniel que también lo ha tenido como jugador siendo entrenador en Sport.

“Era su entrenador, pero después del partido nos íbamos caminando a casa y ahí ya era mi hijo. Él también hizo llevadera esa relación y viceversa, porque la verdad nunca me dio motivos para que lo rete, siempre eran cosas para mejorarlo”, contó el ex base entrerriano.

“Hace poco le hicieron una nota que me llamó mucho la atención. Le preguntaron si hablaba mucho de básquet conmigo y él le dijo que no hablábamos de básquet; entonces ahí tomé conciencia que el ejemplo se lo dí yo adentro o lo que hacía afuera para yo estar mejor adentro de la cancha. Este pibe hace todo esto sin que yo le diga cómo es el camino a seguir, creo que se lo di con hechos más que con palabras”, manifestó Farabello.

Daniel sostuvo que no era de entrometerse en los inicios de su hijo en el básquet para no dar indicaciones cruzadas con su entrenador. “Hasta los 15 años no le dije nada, quizás porque yo le decía algo y el entrenador le pedía otra cosa. Creo que hay que tenerle respeto al entrenador y eso es algo que él aprendió desde chico. Después cuando estuvo en mi categoría le empecé a dar mis cosas, pero lo que está logrando es por mérito propio”.

“A veces es difícil y uno lo sufre como puede. Lo podés alentar pero darle indicaciones creo que es contraproducente con él, con el entrenador y con sus compañeros. Entonces poder ayudarlo, alentarlo, darle fuerza para que haga lo que tenga que hacer está bien, pero de ahí a darle una indicación me parece que no. Es como la escuela, uno no le va a decir a la profesora esto no es así”, manifestó.

Francisco nació con la pelota, mamó básquet desde la cuna y desde niño se le vieron las condiciones. A los 16 años le llegó la oportunidad de pegar el salto al básquet de primer nivel y emigró hacia Oceanía, más precisamente a la Academia de la NBA de Australia.

“Allí terminó 4º y 5º año y ahora está en el segundo año de la universidad”, contó.

El proceso para llegar a las formativas de la NBA comenzó con mejorar su parte académica y sobre todo aprender inglés uno de los principales requisitos que debía tener, además de la parte deportiva. Daniel comenzó las tratativas con distintas instituciones en Estados Unidos, pero un día llegó la oportunidad en Australia. “Se lo comenté y me dijo ‘si me voy’. A la semana lo llevé a Buenos Aires que se estaba preparando con las formativas de Argentina para el Panamericano en Perú y de ahí agarró las valijas y se fue”.

Farabello manifestó que el comienzo de su estadía no fue como la esperaba ya que su hijo lo mandaron a seguir estudiando inglés en un instituto. “Pensábamos que lo hablaba bien, pero no era tan bueno. Entonces estar ahí estudiando con chinos, japoneses y de otras lenguas era complicado Un día me llama y me dice que no iba a ir más. Le dije ‘a vos siempre te va a salir todo bien, vas a tener todo fácil’. Y a los 2 meses terminó dando el discurso de graduación adelante de todos y le fue bien por suerte. Así que es fundamental estudiar inglés”, recordó.

El colonense también reconoció que haber estado acompañado por su familia a lo largo de su carrera le sirvió a Francisco el proceso de adaptación a culturas y hablas distintas ya que vivieron en Italia, Brasil, España y anduvieron por distintas parte del mundo. “Gracias a dios tengo hijos muy sociables y son de adaptarse. Además él vive el día a día con otros compañeros, amigos y demás. Por que por ejemplo mi trabajo era ir al vestuario con los mismos y si te ponés a hablar es sólo de básquet y no de otra cosas. Entonces creo que todo eso le sirvió para formarse”.

PARTIDO DESPEDIDA

El 18 de julio de 2014 Daniel Farabello se despidió del básquet con un partido en el estadio Florencio Varni de la ciudad de Cañada de Gómez con figuras del básquetbol nacional. El entrerriano cerró su ciclo de más de 20 años en el profesionalismo con una jornada benéfica.”Mi idea era cerrarlo con algo. En ese momento mi suegro estaba de presidente de un hogar de varones en Cañada de Gómez y le dije vamos a organizar con un grupo de amigos un partido despedida para que lo recaudado sea a beneficio del hogar”, recordó.

“Recaudamos más de 169 mil pesos, que era mucho dinero. Fue para darle un broche, y no por mí sino por esas cosas solidarias que a veces uno puede hacer poniendo un poco y devolviendo todo el afecto que a uno le han dado adentro de una cancha. Me hubiese gustado que estuviesen alguno más pero hicimos lo que pudimos y salió muy bien”, sostuvo Daniel que por otros compromisos no pudo contar con jugadores integrantes de la Generación Dorada.

Luego del retiro, si bien considera que tenía para jugar un par de años más, Farabello se alejó de la práctica y aprovechó a realizar otras actividades deportivas. “Me retiré con la idea de hacer lo que no había podido hacer de ir a jugar un picado de fútbol. Hice el partido despedida y al otro día estaba en Carcarañá con las inferiores. Así que no extrañé, no la pasé mal y no me costó el retiro. Por ahí digo voy a jugar pero se me pasa rápido, me dan ganas de hacer más tenis, pero básquet muy poco”.

“No me costaba entrenar, no me costaba jugar, me costaba el tema de los viajes. En Sport íbamos a Chivilcoy a 380 kilómetros jugábamos, volvíamos y después estaba 2 días para recuperarme, no me costaba. Y ahora como entrenador no tengo tiempo”, manifestó Dani.

“Soy coordinador del básquet de inferiores y tengo 2 categorías. Voy a las 10 de la mañana y a veces estoy hasta las 9 o 10 de la noche. Antes cuando tenía la Primera estaba hasta las 11. En actividad era mucho más fácil jugar porque ibas entrenabas 2 horas de mañana y 2 de tarde y tenías todo el tiempo del mundo. Ahora estás ocupado con una u otra cosa”, reconoció.

Y el retiro también le hizo ver las cosas de otra manera, como que todo su esfuerzo valió la pena. "Todo tiene un sacrificio, no es que estuve porque sí. Uno se rompió el lomo, dejó tiempo de su familia, dejó vacaciones entonces uno cuando se retira y lo ve desde afuera se da cuenta que logró cosas que no son fáciles de conseguir. No me gusta hablar mucho de mi, pero a veces estoy en Cañada de Gómez, una ciudad de 35-40 mil habitantes y cuántas veces pasas por al lado de un tipo que jugó 3 mundiales y un JJOO, no es que ando con el cartelito, yo cero con esas cosas, casi nunca me vas a ver con una remera de argentina".

"Manu o Scola porque fueron más publicitados, pero no es tan fácil encontrar personas que hayan hecho un sacrificio, porque no es que me lo regalaron. Después te vas dando cuenta y pensás en el trabajo que hiciste. A mi me deja la tranquilidad que siempre di el 100%, estando o no dentro de los 12, yo duermo tranquilo. Si no me dio es porque otro fue mejor y siempre se lo digo a los jugadores o a mis hijos. Yo competía con Prigioni, Pepe Sánchez, Montecchia, Victoriano, Ginobili, Delfino y estaba ahí cada uno luchaba por su puesto. Después el DT eligió sus convicciones y por su manera de jugar", recalcó.

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