Daniel Vicentín, un apasionado del fútbol y luchador de la vida

Referente de Peñarol y muy querido en distintos clubes como Ministerio y La U. Referente del fútbol de Veteranos en la ciudad. La vida lo puso en un partido difícil, pero salió con el apoyo de familiares y amigos. La historia de "El Sapo".

Nació y se crió en el barrio San Agustín de Paraná. Desde chico comenzó su formación futbolística con un club de barrio jugando campeonatos infantiles nocturnos hasta que empezó su formación en el Club Atlético Peñarol. “Ya más grande un viajante, porque mi mamá tenía un negocio, le dijo de llevarme a jugar a Peñarol. Eso fue un santo remedio y me fui al otro día para empezar a jugar”, recordó el Sapo, apodo que lo identifica desde muy chico. “La mayoría me conoce así en el ambiente del fútbol y no tengo ningún problema, todo lo contrario”.

Tras hacer sus primeros pasos en el club, y con tan solo 16 años, Daniel debutó en la primera de Peña. “Fuimos a un Argentino Juvenil que se jugó en Santa Fe con un equipazo. Éramos los campeones pero como estaba todo medio preparado lo declararon a Santa Fe campeón por diferencia de gol”.

Hizo una carrera corta en el fútbol liguista paranaense pero justo en una época de grandes jugadores donde tuvo la oportunidad de compartir cancha con varios de ellos.

Con Peña enfrentó al Patronato que consiguió el Regional de 1977 y que jugó el Campeonato nacional de 1978, donde recuerda algunas anécdotas de esos partidos. “El técnico de Peñarol en ese entonces era la Pulga Ríos y ya en ese momento se sabía que había jugadores que eran fáciles de comprar, sin dar nombres, pero en el ambiente del fútbol sabíamos quiénes eran. Yo estaba entusiasmado porque el fútbol era mi vida y no le daba bolilla. A los 15 del primer tiempo hago un gol desde afuera del área y se lo grito al banco de Patronato. Me salió del alma decir viste que no estamos vendidos y ahí me di vuelta y estaba solo sin compañeros para abrazar”, contó.

Uno de los referentes de ese equipo de la U era Julio Solanas, un gran consejero para Vicentín.“Él me decía, medio retándome, que tenía que entrenar como si fue se un partido de verdad donde estaba por salir campeón. De toda esa gente aprendí”.

“Y es de destacar que el comportamiento en el fútbol lo aprendí gracias a Cachi Ríos. Él nos enseñó lo bueno del fútbol. Nosotros salimos campeón en 6ta, 5ta, estuvimos a punto de salir campeón con primera. Era una camada que no fumaba, no tomaba, nadie salía de vago que creo que si éramos de esta época hubiésemos conseguido grandes cosas”, sostuvo el exfutbolista.

Vicentín también es una persona muy identificada con otras instituciones de la capital entrerriana como Ministerio a quienes calificó como “una familia y siempre me hacían sentir como en casa donde pasé muchos momentos lindos”. Otros de los equipos donde se sintió como propio fue en Universitario. “Estuve cerca de pasar a la U del Regional del ‘82 pero no se dio, no me quisieron vender. Recién pasé a jugar ahí en el ‘85. Me pagaban hasta las prácticas, iba todos los días caminando desde San Agustín hasta calle Racedo y 9 de Julio a tomar el colectivo hasta el club. No faltaba a ninguna práctica”.

El Sapo dejó el fútbol a temprana edad por cuestiones laborales, pero al tiempo se unió a la liga de veteranos con la agrupación San Agustín. “Como a mi no me gustaba que pongan jugadores sin entrenar, tampoco me gustaba que si yo no podía entrenar me tengan en cuenta. Entonces opté por dejar de jugar en la Liga así que empecé a trabajar por necesidad. Y en los veteranos con entrenar una o dos veces servía para ir a jugar y mantenerse en movimiento”, remarcó.

Lo vivido a lo largo de los años con el fútbol no lo cambia por nada y si tuviese la posibilidad a volver a su juventud volvería a hacer lo mismo. Y todas esas vivencias y enseñanzas hoy las replica con sus seres queridos y allegados. “A mi nieto le digo que siempre va a haber cosas malas en el fútbol pero uno las tiene que evitar. Si yo veo que hay algo mal me voy para otro lado, sin pelearme, sin nada porque si sigo en la misma voy a caer en lo malo”.

UN LUCHADOR DE LA VIDA

Daniel Vicentín es un ejemplo de lucha y perseverancia que tuvo que atravesar un duro problema de salud. Gracias al acompañamiento de la familia, de los amigos del fútbol y de mucha gente pudo salir adelante.

“Tengo que agradecer primeramente a mi familia y a mis amigos que nunca me dejaron en banda. Se ve que algunas cosas he hecho bien. Salí de apoco con el apoyó, rehabilitación y kinesiología. Me fui poniendo metas para poder ir saliendo de a poco”, manifestó Vicentín.

“Cuando me pasó esto estuve meses sin dormir. Era imposible, pensé que no iba a salir pero viendo la gente que estaba atrás apoyando, ayudándome pude salir. Hubo un momento que estaba entregado, no lo podía creer porque nunca hice cosas malas para que me pasara esto. Lo sentí como una injusticia porque nunca tomé, nunca fumé e hice deporte desde chico y con esto se me vino todo abajo”, contó.

Y consideró: “Es fuerza de voluntad y ponerle ganas. Es tratar de poner mucha fuerza de voluntad y salir adelante, no queda otra. Ojalá Dios quiera, que mi experiencia a aquellos que la escuchen, las ayude a las personas para salir adelante”.

Tras sobreponerse a las adversidades, y luego de un largo proceso de aceptar lo que le había pasado, y gracias a la insistencia de los amigos del fútbol volvió a las canchas para alentar por sus compañeros.

“Ir los sábados a ver los veteranos es algo que me llena el alma después de tantos años. Por un tiempito dejé de ir por lo que me pasó, pero mis grandes amigos, que me dio el fútbol, me empezaron a buscar a mi casa y me llevaban a ver los partidos y a los distintos encuentros que teníamos. Hoy ya es normal que vaya todos los sábados y me hace bien”, contó Daniel integrante de la agrupación de veteranos AATRA III, la que empezó a frecuentar en 1996.

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