La historia de Ivana Müller, la primera "Pantera" paranaense

Empezó con hockey, pero de juvenil inició voley en Rowing y descolló durante 19 años. Jugó en la Selección Argentina y fue multicampeona de Liga Nacional y en Europa. Es mamá, fue DT y hoy comenta voley en la tv local.

Ivana Müller es una de las representantes entrerrianas y parte de la primera generación Pantera del voley femenino argentino.

La central con más de 19 años de trayectoria en el voley de primer nivel recordó su historia en la disciplina que la llevó a vestir las camisetas de los principales equipos del país, Europa y Costa Rica, y por sobre todo defender desde las juveniles la celeste y blanca en mundiales, panamericanos y sudamericanos. La paranaense multicampeona de Ligas de Argentina (Independencia 1992, Lafinur 1993/94/95, River 1999 y Banco Nación 2008) y campeona en Italia con el Módena repasó su trayectoria, sus inicios, los logros y nuevos proyectos ligados al voley.

Ivana es una deportista nata con varias disciplinas a lo largo de su vida donde se encuentra el hockey sobre césped, que lo practicó entre los 6 y 13 años; tenis “que me hubiese gustado, pero no se si hubiese triunfado”, reconoció. Pero el que más satisfacciones le dio fue el vóley y sobre todo por el crecimiento deportivo que tuvo en muy poco tiempo.

Comenzó con 15 años en Rowing y a los 3 meses ya la comenzaron a observar desde la selección nacional. “Haber hecho otros deportes me ayudó y también mi altura. Con 16 años vi un crecimiento enorme y notaba que todas querían jugar conmigo entonces eso me llamaba la atención y me llenaba de orgullo. Para mi fue todo muy rápido y no me dio tiempo de pensar mucho.” reconoció.

“Ese año también empecé a entrenar con preselecciones, todo se fue dando de esa manera y lo pude aprovechar. Eso fue lo más lindo porque en apenas 2 años de vóley jugué el mundial de menores. Creo que ahí me cayó la ficha. Creo que en realidad me he dado cuenta ahora de todo eso que en tan poco tiempo he jugado un mundial, evidentemente tenía condiciones para este deporte”, señaló Ivana que se desempeño en la posición de central.

Con la Selección Argentina jugó el Mundial Menor de 1991 y el Juvenil de 1993. Estuvo en los Panamericanos de 1995, disputó 6 Sudamericanos y jugó el Mundial de Alemania en 2002 y la Copa del Mundo de Japón 1999.

El primer torneo con Rowing lo consiguió con la Sub16 en la localidad de Ramírez. “Lo lundo de ese torneo es que el club había llevado dos equipos y en uno eramos 7 jugadoras, que era como el grupo como más fuerte para lograr un objetivo y el otro grupo era las que nos complementaban con chicas más jóvenes”.

“Éramos muchas y en ese torneo cuando estaba vacia la cancha nos poníamos a pelotear, a jugar al básquet y querían jugar conmigo porque estaba al lado del aro iba y volcaba la pelota. Nunca en la vida había jugado al básquet pero en esas oportunidades si”, recordó.

Ivana también volvió a participar de ese torneo como entrenadora, pero de Sub13, pero reconoció que no se vive la misma experiencia que en su juventud. “Nosotras íbamos a acampar o dormíamos en el alojamiento. Era como más un juego adentro y afuera de la cancha, o por lo menos lo viví de esa manera en esa época”.

SELECCIÓN ARGENTINA

El seleccionado argentino de vóley llegó a la vida de Ivana a una temprana edad y más rápido de lo que podía pensar que pasaría. A los 18 años inició su travesía en la Selección que fue desde 1989 hasta el 2003. Fue la capitana, una referente y abanderada del equipo que clasificó al Mundial de Alemania en 2002

“Creo que para cualquier deportista estar en la selección y representar a su país es lo máximo que te puede pasar. Podes jugar en la mejor liga del mundo, pero para mi persona y habiendo estado en la mejor liga del mundo saliendo campeona, para mi siempre fue la selección”, remarcó.

“Trascendió todo porque ni siquiera en lo económico había forma de que nosotras tuviéramos un sustento. Era muy poca la ayuda económica, pero el orgullo y las ganas de jugar en la selección eran tan grande que bueno gracias a estar ahí era que podíamos irnos a jugar afuera. Entonces era como un poco ida y vuelta de favores entre comillas. Para mi fue lo mejor que me pudo pasar en el deporte y lo volvería a elegir”, sostuvo Ivana.

TRICAMPEONA EN SAN LUIS

Müller vio surgir la Liga Nacional de Vóley femenino en Argentina en la década del 90 y a lo largo de su carrera consiguió 6 títulos. Tres de ellos fueron con Lafinur de San Luis.

La organización de la Liga era una forma de que crezcamos las jugadoras con un torneo competitivo. Ellos mismos le propusieron a la confederación en su momento formar una liga femenina donde las integrantes de la selección estuviéramos repartidas en los diferentes equipos. Se jugaba una etapa regional, y las jugadoras de los equipos eliminados podría reforzar a los que seguían en competencia”, comentó Ivana.

En el equipo de la provincia puntana estuvo 3 temporadas y en cada una de ellas consiguió un título. “La verdad que fue una experiencia espectacular y la Liga era de nivel y competitiva pese a las edades que teníamos. La mayoría teníamos entre 18 y 20 años, por ahí alguna con más edad, pero era una liga juvenil y también había extranjeras que reforzaban los equipos para hacerlos más fuerte”, destacó

Entre ellos recordó a los combinados de Olavarría, Mendoza, la Universidad de San Juan, de Formosa, San Luis y otros. “Se había logrado una liga muy importante que después en el 95-96 se empezó a desarmar porque ya muchas de las jugadoras, cuando termina este conflicto con la Federación Metropolitana, muchas nos quedamos a jugar en Buenos Aires y la Liga termina de a poco desarmandose”.

Asimismo, Ivana destacó esa etapa como una experiencia muy valiosa que contó con viajes largos y casi sin descanso, algo que en su momento importaba poco porque lo que deseaban era simplemente jugar. “Viajabamos 8-10 horas en combi, llegábamos re cansadas y jugábamos todo el fin de semana. Pero bueno no nos importaba mucho eso era linda la experiencia, encima con 18-20 años la verdad que no te estas fijando mucho, hoy en día no lo haría. La experiencia era linda y nos podían bancar económicamente, también fue el momento que empezamos a ganar algo de plata jugando”, rescató Müller.

VIDA DESPUÉS DEL VOLEY

En el 2008, luego de 19 años de trayectoria y de derrotero por el mundo, Ivana Müller emprendió el retiro deportivo y se despidió en Banco Nación con un título nacional. Luego tuvo que proyectar, por un tiempo, su vida lejos del deporte que tanto le dio.

“Estuve trabajando en Buenos Aires con una chica que era diseñadora de ropa, después ella se fue del país y al año y medio nos vinimos a Paraná. No es nada fácil porque la parte económica no te alcanza para decir bueno tengo una capacidad de ahorro y de inversión con la cual a futuro puedo quedarme tranquila, pero los tiempos tampoco te dan para dedicarte quizás para hacer una carrera que después te sirva para poder subsistir”, contó.

“Siempre está justamente la idea de ir proyectando algo a futuro. Algunas lo pudieron hacer con muy buenas carreras y han podido estudiar lo que les gusta. Pero hay situaciones donde el tipo de carrera no es compatible, como medicina o ingeniería, e intentar hacer un deporte profesional entre comillas en lo económico, pero sí profesional desde la mentalidad y el compromiso. Entonces siempre intenté abrirme camino por otro lados pero se me complicaba porque estaba un año en un lado y el otro en otro lado, iba y venía hasta que un día dije basta no me voy más. Estaba cansada y arranqué”, reconoció Ivana que entre sus estudios académicos realizó una tecnicatura en publicidad.

ETAPA DE ENTRENADORA

Luego de años del retiro deportivo, Ivana incursionó en la parte de la conducción técnica en las juveniles de su querido Paraná Rowing Club. “En su momento me pareció una idea fantástica, tenía hijos chicos y la idea de poder desarrollarme en el club y poder volcar la experiencia que había conseguido estuvo muy bueno”.

“Son etapas lindas de mucho aprendizaje ya que venía con una mentalidad muy diferente, quizás muy de jugadora de liga, no entrenadora de liga y con una mentalidad esperando otra cosa. Obviamente yo fui muy autocrítica en eso porque pretendía cambiar una mentalidad que no iba a poder cambiarla y que no se puede cambiar en realidad”.

“Venía de estar acostumbrada a un nivel a una exigencia y a cierto compromiso donde yo me encontré cuando llegué al club el voley era totalmente recreativo. Entonces por ahí las chicas faltaba porque llovía. Entonces yo decía pero haber entrenamos adentro y a todas las traen al club, y muy de apoco y con paciencia fue que se dio forma”, reconoció la ex voleibolista que luego tuvo que remarla continuamente hasta que logró adaptarse a la realidad.

“Me pasó que me encontré con un paredón que tenía que remarla porque decía llegan tarde, siempre fui catalogada como exigente. Pero me di cuenta que si lo era para donde yo estaba, entonces tuve que adaptarme. Empecé a leer mucho sobre todo aprender el trato con adolescentes que no es nada fácil, pero de a poco. Empecé a disfrutar los entrenamientos cuando por ejemplo llegábamos a entrenar, supongamos que a las 3 de la tarde en el club y por ahí estaban todas tiradas en el piso y yo llegaba y me tiraba con ellas y nos poníamos a charlar un rato”.

“Quizás había pasado media hora pero habíamos tocado un tema importante, porque habían surgido cosas importantes en el momento o en la escuela, cualquier tema que a ellas les haya causado un impacto. Quizás esa media hora nunca la consideré como una pérdida, sino como una ganancia de enriquecernos entre las chicas que por ahí algunas no tienen diálogo con gente adulta, con los padres o un profesor”, destacó.

Ivana señaló que eso permitió conocer mejor a sus alumnas para que esos momentos que pasaba junto a ellas fuera más amenos de un ida y vuelta más cómodo. “La lectura me sirvió para tener un poco más de conocimiento de saber que pasa por la cabeza de las adolescentes, porque parece que los chicos hoy en día están a la deriva en todo sentido. Están con un dispositivo casi todo el día y no tenemos comunicación. Entonces dentro del voley también intentaba dar el ejemplo de no llegar tarde o pedir disculpas si llegaba tarde por algún evento imprevisto, y de no estar con el celular en la mano porque me parecía una falta de respeto”.

“Son pequeñas cosas que uno dice bueno alguna quizás lo tomó o no, cada una lo sabrá. Pero una experiencia muy linda que la termine dejando por una cuestión de salud mía y me di cuenta que tampoco era muy compatible con mi vida familiar porque me usaba todo el fin de semana y no tenía descanso entonces realmente se me hacía muy difícil. Y en cierta forma desde la vereda de enfrente se puede decir que era una locura”, manifestó Müller.

EXPERIENCIA LEJOS DE CASA

Italia, Francia, España y Puerto Rico fueron los destinos en el extranjeros donde Ivana fue a practicar y disfrutar del deporte que tanto ama y le dio en su vida. La experiencia en suelo europeo también le permitió compartir equipo y cancha con personas de distintas partes del mundo. Situación mayormente enriquecedora, pero que en muchas oportunidades encontraba inconvenientes.

“La experiencia con el tema de comunicación era difícil porque por ahí había sólo cabinas telefónicas. A veces pienso que si hubiese tenido la tecnología de hoy me hubiese bancado 15 años más jugando afuera, la verdad era re difícil con poca comunicación. También poder ver un programa en tu idioma, si bien podés aprender otro idioma y está buenísimo, pero por ejemplo en la tele es difícil entender. El italiano por ahí es más llevadero, pero con el francés no. Te perdés más de la mitad de lo que estás viendo”, contó con gracia.

En Francia estuvo viviendo un mes y medio, junto a jugadoras de Ucrania, en la casa del presidente del club. “Era una persona muy adinerada con autos de lujo, caballos, era tremendo todo. Ahí posó el equipo con su mansión de fondo. La verdad era una muy buena persona que después tuvo que renunciar por desacuerdos con otros dirigentes”, recordó la central.

Tener de compañeras a extranjeras fue una experiencia única en la vida de Ivana, hasta fue instructora de manejo de algunas de ellas. “Con las ucranianas fue muy graciosos porque yo les enseñé a manejar. Ellas no hablaban nada más que ucraniano y yo hablaba francés, pero aprendieron. Con mucha paciencia les enseñe a manejar, se hizo lo que se pudo”, dijo.

COMENTARISTA DE VOLEY

En el último tiempo Ivana fue invitada a comentar los partidos de vóley del Torneo Argentino de Clubes, algo impensado para ella hace mucho tiempo y que hoy por hoy lo adoptó como un nuevo rol y desea seguir aprendiendo.

“Para mí estar en contacto con el vóley de alto nivel, desde un punto de vista que jamás en mi vida me lo hubiese imaginado y mucho menos comentando voley masculino, realmente porque si bien las mujeres hoy en día tenemos otra posición, un terreno ganado, jamás en mi vida me iba a imaginar comentar voley masculino, a lo sumo si me tocaba alguna vez hubiese pensado en voley femenino”, manifestó la comentarista de El Remanso TV junto a Maxi Busti.

“Lo disfruto tanto y me pongo objetivos. Al día siguiente me escucho a ver que dije y me quiero matar porque dije cada gansada que me quiero morir, pero la verdad que me divierto muchísimo. Maxi es un gran comentarista, que también fue aprendiendo cuando comenzó a comentar y yo le di una mano en cuanto la jerga y demás”.

Al momento de asumir el rol de comentarista, Ivana se sumerge de lleno en lo que sucede en el terreno de juego para no perderse nada. “Estoy super concentrada porque no tenemos la posibilidad de tener la repetición para poder volver a ver lo que pasó, entonces hay que estar atenta. Es algo que ojalá siga teniendo la posibilidad de hacerlo nuevamente”, reconoció y desea que luego de la pandemia se retomen las transmisiones, que si bien no está definida la continuidad de la competencia ya ha estado hando con la producción para seguir ocupando el puesto de comentarista. “Si se da la posibilidad me encantaría porque es como un cable a tierra”.

SUS HIJOS

“La maternidad fue lo mejor que me pudo pasar porque fueron dos hijos muy criados de una forma muy apegada, y por lo menos se que saben guardar un secreto por que no sabía nada de esto”, comentó Ivana tras recibir el afectuoso saludo de sus hijos Germán y Cata.

“Cada uno tiene su faceta bien marcada. Germán mucho en lo artístico y Cata mucho más deportiva. Lo dejamos que sean libres y elijan ellos las cosas que le gustan hacer o con que le gustan expresarse”, señaló.

AMISTAD CON CELESTE CHÁVEZ

“Cele es mi hermana en realidad, con los años esa amistad se fue incrementando. Jugábamos juntas, tenía unas condiciones bárbaras y jugaba con las categorías superiores. Tuvimos unos años distanciados por cuestiones de la vida sin comunicación, y después de un tiempo nos reencontramos”, comentó.

“Cuando vine a vivir a Paraná la verdad que la amistad se fortaleció tanto a nivel de hermandad porque cuando necesitamos de alguien no dudamos en comunicarnos entre nosotras. Es una hermana que me dio el voley, que quiero mucho y que la aprecio con todo mi corazón”, sentenció.

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