“El dolor más grande es que mi abuelo no me haya visto en Primera con Patronato"

“Me saqué las ganas de jugar hasta los 41, di todo lo que tenía para dar”, dijo el paranaense, de dilatada trayectoria en el país y el extranjero. Ahora ya en la parte técnica, nunca deja de recordar a su abuelo Cacho.

Hace un poco más de un año, "El Pelalado" Furios colgó finalmente los botines tras una larga trayectoria vistiendo camisetas paranaenses, Patronato y Atlético Paraná, hoy su nueva vida futbolística lo tiene como ayudante técnico en Güemes de Santiago del Estero. El exdefensor recordó su retiro, a su abuelo y su carrera.

Además de los equipos locales, Furios se dio el lujo de jugar en Boca, Chacarita Juniors, Olimpo de Bahía Blanca, donde se retiró, e internacionales, en Perú y Suiza. Dentro de una carrera larga con momentos únicos, Iván contó siempre con el apoyo familiar y se enorgullece que “mis viejos me hayan visto en todos lados y que mis hijos lo disfruten”. Asimismo, uno de sus dolores más grandes es no poder haber compartido su trayectoria con su abuelo, "Cacho" Dubroca, referente de la historia rojinegra. “El dolor más grande que tengo es que mi abuelo no me haya visto jugar en primera, verme con Patronato en primera. Es una cosa que digo ‘no aguanto más’”, comentó.

Ya del otro lado de la línea de cal, como ayudante técnico, el ex defensor reconoció: “No extraño tanto jugar, me saqué las ganas jugando hasta los 41 años”.

“Llegar a primera lo disfruté en su momento. Entrené cuando tenía que entrenar con el cuidado que merecía, con responsabilidad y con la esencia que cada uno no debe perder”, señaló Furios al dialogar con El Pelotazo en ocasión de compartir en la ciudad de Viale un amistoso solidario por la Asociación Alguien como Yo FQ, que difunde sobre la enfermedad fibrosis quística y concientiza sobre la donación de órganos.

Defensor de altura, con buen porte y rústico que tuvo que parar a más de un habilidoso en el fútbol argentino, aunque por ahí sin resultado. “El más complicado era Ariel Burrito Ortega, no sabías por dónde iba a agarrar, era imposible. Ahí tuve el mayor dolor de cadera”, contó.

Pero también están aquellos rivales que lo sufrieron como Fernando Cavenaghi. “Le pegaba pero de lo bruto que yo era, hasta había veces que me pegaba solo”, recordó con humor.

Ahora ligado al fútbol integrando el cuerpo técnico del Club Atlético Güemes de Santiago del Estero, el Pelado reconoce que le gustaría que lo recuerden por una jugada lujosa, pero sabe. que no es así. “Me gustaría que me digan que buen caño tiraste en tal momento pero no me lo dicen”, manifestó con gracia.

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