Leopoldo Luque recordó su época de gloria con la Selección Argentina, con quien conquistó la copa mundial de 1978, las polémicas que dejó ese torneo, repasó su complicado comienzo en Unión de Santa Fe y su experiencia desde niño, que lo hizo dejar la bici por la pelota.
El ex delantero trabaja como cazatalentos de River Plate desde hace un par de años junto a un grupo comprendido por el Pato Fillol, Beto Alonso, Pedro González. “La verdad que estoy feliz de la vida porque hago algo relacionado al fútbol, que es mi pasión”.
“Son todos unos monstruos, siempre digo que tuve la suerte de haberme rodeado siempre de muy buenos jugadores y menos mal que algo de los que ellos hacían yo por ahí lo hacía. Pero la verdad que te dejaban con la boca abierta, eran unos cracks. J.J. López, Perfumo, Mostaza, que tenía un poco los pies redondos (risas), alguién tenía que correr un poco y marcar. Y el mejor de todos los tiempos, y eso que me he enfrentado a muchísimo, como lo es el Pato Fillol”, manifestó.
Unión de Santa Fe: comienzo y emigración al norte
Leopoldo Jacinto Luque sostiene que su llegada al fútbol fue por la mano de Dios. “Empecé en las inferiores de Unión con 12 años y cuando sos chicos jugás en el equipo A y B para no quedar afuera, pero cuando sos más grande solamente se participa en la Liga con un sólo equipo”. “Ya a partir de los 17 años no me citaba ni me tenían en cuenta. Un día le pregunté porque no me convocaban, que tenía ganas de jugar y el coordinador de ese entonces me trató muy mal y me dijo que no me daba, no servía o no alcanzaba. Le pregunté qué no me alcanzaba y me dice dice 'no, que hay otros mejores, yo diría que no le hagas perder el tiempo a tu padre, a nosotros. No sé, conseguite un laburo o andá a estudiar. Tu padre te lleva de un lado al otro", recordó.
Años antes, su vida hubiese seguido otro camino si no seguía sus deseos y acompañaba a su padre, que era ciclista y motivó a Leopoldo a incursionar en el ciclismo. Esas salidas a pedalear se convirtieron en partidos de fútbol con los seminaristas de la iglesia Guadalupe en la capital santafesina.
“Mi viejo pensaba que como siempre iba a sus carreras me armó una bicicleta para que empiece a practicar y me mandaba a la costanera. Cuando pasaba por la iglesia estaban jugando los chicos que estudiaban ahí, algunos eran de mi estatura y contextura, pero otros eran más grandes. Un día se me ocurrió parar y me invitaron”, recordó. “La primera vez fui dejé la bici escondida con las zapatillas que tenía para pedalear que eran de cuero y no servían para jugar a la pelota. Entonces me fui descalzo y uno de los chicos me dijo que así no podía jugar y me trajeron unas zapatillas, me quedaron un poco grande pero jugué igual”, contó. “Martes, miércoles y jueves tenía que ir a pedalear, pero solamente iba los miércoles. Ahora martes y jueves le daba a la pelota”.
Igualmente a su Unión lo pudo disfrutar en varias etapas. En el derrotero por el fútbol argentino vistió las camisetas de Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Central Norte de Salta, Racing, Chacarita, Rosario Central y River, equipo que lo caracterizó. También anduvo por México, en Deportivo Tampico y en el Santos de Brasil. Su carrera terminó en 1986 en Deportivo Maipú, tuvo varias experiencias como entrenador y hoy es uno de los cazatalentos en la Región Cuyo para River Plate.
En una de esas etapas fue al Tate “para que el club se gane unos pesos”. “River me puso en la lista de transferibles y para darles una mano quería jugar unos meses y después me iba a México. Como había una buena relación entre los clubes fui, estuve 3 o 4 mese y después me fui a Tampico. Y cuando llegué a México me dijeron que era gente del América y la verdad que yo no entendía qué era eso, yo sólo me preocupaba por el fútbol argentino”.
Menotti y su ídolo Cruyff
En la previa al Campeonato Mundial y a encarar la larga concentración previa que demandó cuatro meses, Luque se fue a descansar a Mar del Plata con su entonces esposa y en medio de una comida con amigos se cruzó con César Luis Menotti. “Fui a descansar y a estar un poco con mi familia porque después íbamos a estar todo el tiempo concentrado. Y ahí me lo encuentro y me dice que necesitaba hablar conmigo y le dije que sí, por más que hubiese tenido algo que hacer, iba igual. El jefe era el jefe y tal es así que le dijo a mi exmujer ‘señora él va conmigo a tomar un café y en 30 minutos lo desocupo así que no se preocupe’”, recordó con gracia.
La reunión se llevó a cabo al otro día, encuentro Leopoldo reconoció que por mucho tiempo a no había contado la historia por respeto a sus compañero y el entrenador. “Ahí me dijo ‘vio que se hace el sorteo, es un grupo bravo con Francia, Hungría, Italia y nosotros, yo le quiero transmitir que va a ser el capitán o subcapitán y va a ser el número 9 titular de mi equipo por que es el mejor que se ha adaptado a mi táctica y estrategia’”.
“Y yo como soy muy preguntón, le digo ‘por qué yo titular inamovible cuando esta tal, tenés alguna duda con este’. Me dijo ‘no, es porque usted hace dos o tres o cuatro cosas que me interesan para mi táctica y estrategia’. Y como sabía que mi ídolo era Joahn Cruyff (curiosamente Luque usó la 14, por lista de apellidos, como su ídolo -que no vino al Mundial-) me dice ‘claro que usted no es como Cruyff, que tiene 15 cosas buenas, eh’ y le digo ‘pero mire que estoy aprendiendo algunas cosas de él’”, rememoró con risas el delantero que en aquél torneo anotó cuatro goles.
El recuerdo de su hermano
En medio del Mundial, Leopoldo sufrió uno de los golpes más duro de su vida. En la previa al encuentro contra Francia, su hermano partió desde Santa Fe junto a un amigo rumbo a Buenos Aires para ver el partido y un accidente vial le costó la vida.
"Mi hermano, que era ciclista profesional, siempre iba a verme jugar y tuvo esa mala suerte", sostuvo. Y recordó que en ese entonces "mis padres y mi cuñada se pusieron de acuerdo para no decirme nada, me enteré al otro día. Mi viejo me calmó más a mi y yo le dije 'por qué no me avisaron antes' y él me dice 'para qué querés que te avisemos antes, para que te vayas de la concentración. Nosotros no estamos tranquilos, pero hemos aceptado que si Dios quiso que sea así, Dios sabrá por qué".
El dolor que le dejó la Copa
El 21 de junio de 1978 se jugó el partido catalogado como polémico por gran parte del mundo del fútbol. Argentina venció por 6 a 0 a Perú en una noche que despertó sospechas, ya que la albiceleste debía ganar por más de cuatro goles para acceder a la final del Mundial. Los tantos estuvieron a cargo de Mario Kempes por duplicado, Alberto Tarantini, René Houseman y los otros dos de Luque. El santafesino reconoció que le molestó por mucho tiempo que no se reconociera el esfuerzo del equipo. “Me dolió porque para minimizar lo nuestro tiraron esa frase que habíamos sobornado a Perú, no sée como se hace para sobornar a alguien en el fútbol, donde se juegan muchas cosas. Sobre todo me molestó porque los que más hablaron fueron argentinos, si hubiesen sidos del extranjero no me hubiese importando tanto, porque en esta zona de América siempre hubo una rivalidad, si bien se puede perder, pero Brasil y Argentina son los mejores de América”, manifestó.
Para este torneo uno de los que quedó afuera fue nada menos que un joven Diego Maradona, junto a Humberto Bravo y Víctor Bottaniz. “Con Diego tenía una gran relación, al igual que el equipo porque estuvimos concentrados cuatro meses y no hubo ningún problema. Todos trabajaron y se compenetraron en hacer las cosas bien. Si las cosas no salían bien futbolísticamente por x motivo, había que correr, porque si corrés se le hace difícil al contrario. Teníamos todo planificado”, reconoció Luque, que reconoce a Diego como el mejor futbolista de todos los tiempos, podio en que lo secunda Mario Alberto Kempes y en el tercer escalón Lionel Messi, de acuerdo a la opinión del exgoleador santafesino.
“Sinceramente era un desafío muy difícil para Argentina, que teniendo grandes jugadores nunca pudo ser campeón del mundo hasta allí. Y más teniendo en cuenta que se jugaba en nuestro país, donde normalmente el local es uno de los favoritos, tiene que ser uno de los favoritos para darle un poco más de emoción a todo”, dijo.
El eximio delantero recordó que en la final cuando llegó el tercer gol “dijimos somos campeones y le pegué un grito al profe Pizzarotti para que le diga a Menotti que me iba a jugar de 2. Como íbamos ganando por dos goles de diferencia yo decía que me iba a meter al lado del Pato".
Goles son amores
Recordando algunos de los goles en su carrera, Luque rememoró el gol de taco a Huracán en 1979. “Esas son las jugadas que marcan la diferencia. Yo sabía que le iba a dar de taco una vez que rodee al arquero. También sabía que no había nadie en el arco y el arquero no llegaba. Esos son recursos de los goleadores que yo lo aprendí con el tiempo”, señaló.
“El goleador por ahí hace goles con cualquier cosa, por ahí le pega en el hombro y es gol o de cabeza o como sea. Son recursos de los tipos que quieren hacer goles y que están entrenando continuamente. Yo en mi vida, no hacía ni gastaba pensamiento en nada que no sea en el partido que tenía que jugar, ya sea en Unión, River o la Selección”, manifestó Leopoldo.
Otro golazo rememorado junto a El Pelotazo fue el 2 a 1 a Francia en pleno Mundial tras el comienzo de Kempes y la asistencia de Ardiles. De ese estilo le hizo uno parecido al Millonario con la camiseta del Tatengue. "Fue en la misma cancha, el mismo arco, contra el Pato Fillol, pero en el otro ángulo. Tenía medianamente una buena pegada y estaba lúcido, porque en esos momentos uno tiene que estar lúcido para poder pensar y definir", recordó.