Juan Carlos Olave repasó su extensa carrera bajo los tres palos defendiendo los colores de su Belgrano de Córdoba y su nuevo rol en la conducción técnica en el club de su barrio y de la infancia, Las Palmas. Además se mostró muy reflexivo sobre la posición del arquero y el nuevo rol que deben encarar los entrenadores de fútbol.
En diciembre de 2016 Juan Carlos Olave dijo adiós al fútbol profesional luego de 18 años y algo más de 500 partidos defendiendo los tres palos. “Cuando deje de jugar al fútbol lo hice convencido, estaba bastante desgastado de tantos años jugando y también se daba la particularidad que Belgrano estaba terminando un proceso de jugadores que habíamos conseguidos muchas cosas. En ese momento se dio la salida del Ruso (Zielinski) en su momento y es como que había que volver a empezar. Ya a los 40 años no tenía las mismas energías de cuando iniciamos ese proceso”, reconoció el guardameta en 382 encuentros para el Pirata cordobés.
Pero el retiro definitivo fue un tiempo después en el club de su infancia, el patio de su casa, el Club Atlético Las Palmas. “Fue en un partido del Federal B, junto con mi hijo que era parte del plantel. Y ahí la verdad que me di cuenta que no lo tenía bien procesado al retiro. Ese día entrené, jugué y me despertó ese interés por atajar”, señaló Olave que por la función de director deportivo en Belgrano en ese entonces no le permitió volver a calzarse los guantes por un tiempo más.
“Hoy lo tengo mucho más asumido porque estoy como técnicos en Las Palmas y en cierta forma estoy dentro del campo, y el futbol es lo que me gusta”, señaló el 1, pero a su vez reconoció que la sensación de estar adentro de una cancha lo sigue extrañando. “A mí me gusta entrenar, de hecho lo sigo haciendo todos los días, me gusta ese contacto con la pelota, de ponerme los guantes. Cuando sos futbolista te volvés competitivo y necesitas de eso, yo creo que me metí rápidamente en la función de director deportivo creyendo que iba a encontrar un espacio un poco más tranquilo donde podría desarrollar algunas cosas, ir creciendo, pero la verdad que nada es lo mismo como estar dentro del campo”.
“Al futbolista lo hace el día a diía. El ser parte de un grupo de jugadores, que ahora siendo entrenador me siento parte del plantel y sé que puedo tener injerencia en el juego. Sabiendo que es lo justo, porque después los que definen son los jugadores”, reconoció Juanca.
“La competencia es algo donde nosotros lo hemos incorporado a nuestras vidas y cuando no la tenemos es como que todo en nuestra vida se nos tornó aburrido entonces vamos y lo buscamos en cualquier situación. Hoy por ejemplo que no tenemos competencia salimos con Teté González a andar en bicicleta y lo hacemos por tiempo. Una vez que estás dentro del fútbol te volvés competitivo”, sostuvo.
DT DE SU HIJO
Thiago Olave se desempeña como delantero de Las Palmas, y en su momento compartió equipo con su padre que hoy se encarga de dirigirlo técnicamente. “Cuando estaba jugando íbamos a entrenar, nos juntábamos en el vestuario, tomábamos mate con los chicos y él estaba ahí dando vuelta. La verdad que fuimos compañeros. Me acuerdo la primer práctica le tapé un mano a mano, como él juega de 9, y yo no quería que me hiciera un gol. Le digo ‘hace 9 meses no atajo y no me podes hacer un gol’”, contó.
“Fueron 20 días de entrenamientos que disfrutamos, nos fuimos a concentrar juntos los dos con el bolso. Fueron momentos emocionantes. No pudimos compartir minutos dentro de la cancha porque Las Palmas estaba jugando la permanencia del Federal B y tenía que ganar. Nos echaron un jugador a los 20 minutos y ganamos 2-0 con 10 hombres casi todo el partido y no se dio para que metieran un delantero. Yo me quedé con la espina de jugar con él, y él se quedó con la espina de no poder entrar. Por eso quería seguir jugando y no lo pude hacer”.
Ahora se encuentra en una faceta distinta comandando los destinos del equipo desde el banco de suplentes. “En el Regional Amateur en el primer partido lo pusimos en el segundo tiempo, porque venía de una lesión. Estábamos con 9 hombres y teníamos que buscar el partido porque íbamos perdiendo 2-0, con 9 de Julio de Mortero. Lo pusimos adelante, hizo un gol a los 48 del segundo tiempo y el empate sobre la hora. Me metí adentro de la cancha a festejar. Fue emocionante”.
LAS PALMAS
“Es el patio de mi casa, yo nací ahí. Mi abuelo fue uno de los fundadores. Hice toda mi infancia ahí dentro. Cuando era jugador estaba todo el día en el club, terminaba un partido y me iba a comer un asado con la gente del club que son mis amigos de toda la vida”, señaló con respecto al significado que tiene el club de sus inicios en el barrio homónimo en Córdoba Capital.
“Es la herencia que nos dejaron nuestros abuelos y en la que trabajamos para dejarle a nuestros hijos. El club es el punto de unión de una amistad que lleva más de 40 años con mis amigos y el club tiene mucho que ver en eso. A mi señora la conocí en el club. Ella vendía la entrada a dirigentes, en divisiones inferiores y yo iba a jugar”, contó.
EL ROL DEL ENTRENADOR DEBE SER EL DE UN EDUCADOR
Sus años en el fútbol y ahora su nuevo rol como entrenador le permite ofrecer una reflexión más profunda sobre la educación en el deporte. “Cuál es mi objetivo cuando mando a mi hijo al club. Quiero que sea feliz, que le guste lo que hace. Ya demasiado tiene con la competencia domingo a domingo, cuando lo eligen o no lo eligen. Demasiado tiene con eso para que lo cargue de presión”, reconoció.
“Cuando uno se inició jugando lo hizo porque le gustaba, por diversión y por ahí nuestros padres cuidaban eso y eran los menos lo que exigían a nosotros. Hoy veo a los papás producto de toda la alternativas que tenemos con redes sociales, fútbol europeo y demás, muy apresurados de ver a sus hijos exitosos y soñando con que sus hijos sean jugadores profesionales”, reflexionó con respecto a la ansiedad que presentan los padres cuando sus hijos van a practicar un deporte.
“Creo que por ejemplo el curso de técnico debería entrar en la currícula del Ministerio de Educación, porque necesitamos que en el fútbol haya entrenadores que hagan docencia, no solamente enseñar el deporte que es tan atrapante para los argentinos y donde casi toda la juventud se vuelcan a eso. Casi todo los niños han jugado alguna vez, después a lo mejor hay otros que van a otras disciplinas, entonces creo que ahí está la mayor importancia”, expresó.
“Yo por ejemplo no tendría la capacidad de formar un niño, porque soy un tipo competitivo. Yo no puedo trasladarle lo que siento del fútbol a un niño de 7, 8 o 9 años. Los DT tienen que saber que están formando una persona que si no cumplimos determinadas reglas pedagógicas ese chico puede terminar hasta con un resentimiento a un deporte, un club o hacia una persona”, remarcó Olave que también recomendó a los padres ser más comprensivos en esa situación.
“Generalmente cuando hay padres exigentes, los chicos a temprana edad suelen dejar el deporte que tanto amaban porque no soportan la exigencia de los padres, un técnico o de un club. Hay edades donde tenemos que respetar y el sentir del chico debe ser disfrutar, hacer compañeros, socializar y demás. Y tomarle el gustito al fútbol. Después hay una edad donde lamentablemente tiene que empezar a competir porque esto es así, el fútbol es así y te lleva a ese lado”.
Asimismo, Olave destacó que en la etapa de formación también se inculca la competitividad que llega en la adolescencia, competencia que debe ser adecuada al entorno para que se vuelva en una sana competencia. “Si estás en este mundo tenés que entenderlo, aceptarlo y después prepararte. Yo digo las edades tempranas, tenemos que tener muchísimo cuidado. Pedirle a los chichos, tratar de armarle el entorno para que disfruten y no renieguen del fútbol. Sino la cabecita que hoy camina demasiado rápido, los chicos se van a cansar rápido y dejan de hacer deporte”, reconoció.
“Es algo a ver, a programar, a planificar. El fútbol también debería estar en la currícula de los colegios porque es algo de nuestra cultura. Por eso hay que preparar mucho mejor a los entrenadores y a los profes que van a ser formadores”.
“PERSONALIDAD SE TIENE AFUERA Y DENTRO DE LA CANCHA”
“Aprendí en un fútbol distinto al de hoy donde no había Fair Play. Me crié con jugadores y compañeros de 30 años y yo teniendo 18, ahí valía todo. Adentro de la cancha era un hdp, así entendía el fútbol. Con esto no quiero decir que hay que ser dañino ni mala leche ni nada por el estilo, pero adentro de la cancha es competencia”, enfatizó.
“Para mi el fútbol es a ganar. No digo de utilizar cosas que no están en el reglamento pero se juega al límite, me críe de esa manera porque era un fútbol que se jugaba así. Después afuera soy otra cosa. Adentro me puedo pelear y afuera contemplo todo. Somos seres humanos que vivimos lo mismo y sentimos diferente adentro, cada uno a su manera”, reflexionó Olave.
COMIENZOS EN EL PROFESIONALISMO
Juan Carlos Olave tuvo que atravesar varios traspiés hasta debutar en la primera división del fútbol argentino. Tras no ser tenido muy en cuenta en Belgrano en 1995, pasó a otras instituciones hasta que en 1998 se fue a Bolivia para jugar con el Bolivar de La Paz.
“En el fútbol argentino me toca debutar a los 25 años. Después de un año de jugar en Las Palmas, salimos campeones de la Liga cordobesa. En ese entonces Mostaza Merlo que me lleva a una prueba, me hace quedar y al año siguiente debuto en la primera de Belgrano”, contó.
“Soy un tipo que cuando no jugaba sufría muchísimo y en el inicio de mi carrera, desde Bolívar hasta el debut de Belgrano, pasaron montón de años donde no podía conseguir mi oportunidad hasta que lo conseguí. Mi sueño era jugar en Belgrano estuve 6 años dando vuelta para eso, después tuve un proceso en España donde también me frenó porque no fui preparado y perdí la continuidad. Después volví y por 10 años fui el arquero titular de Belgrano y en el medio estuvo este ascenso con River”, manifestó.
La carrera de Olave tuvo momentos de grandes logros y por momentos se aplanaba ese ascenso futbolístico. Sus vivencias le hicieron comprender, y obtener a su manera, la definición del éxito en su disciplina. “El éxito no lo sitúo en un momento o situación en particular, sino que lo defino en todo el camino recorrido y en los obstáculos superados. Es difícil sintetizar el éxito en un momento preciso o por ejemplo en aquel penal atajado a River”, reconoció.
“Fue un proceso muy largo con idas y vueltas que a mí me fueron fortaleciendo y preparando. Seguro no fue casualidad, porque a veces el éxito cuando es efímero puede llegar de casualidad. Esto fue un proceso tremendo, que por momento fue duro. Miro todo para atrás, toda mi carrera y no digo que soy exitoso. Pero sí digo que estoy satisfecho de todo lo que hice para llegar a donde llegue y por lo que logré”, reflexionó Olave.
Sus inicios en el fútbol fue a muy temprana edad como volante, luego pasó al lateral izquierdo y su abuelo Federico Griguol fue el impulsor de su posición abajo del arco.
“Estuve poco tiempo jugando en las otras posiciones y fue mi abuelo, que también había sido arquero en Las Palmas. el que le dijo el técnico ‘probalo en el arco que este no le tiene miedo al piso- Yo hasta me tiraba en el asfalto”, contó.
Con 9 años se convirtió en arquero y el entrenador en ese momento, Osvaldo Angeli, arquero en su época de futbolista, le enseñó los secretos del arco. “Me explicó cómo caminarlo, distintos aspectos que fui aprendiendo, porque yo jugaba en los arquitos de piedra como jugábamos todos”.
Los años le dieron experiencias y lo convirtieron en un referente de la posición, aunque en ese proceso le tocó vivir algún que otro tiempo mirándolo desde el banco o desde afuera de la cancha. “Por ahí el puesto de campo vos te logras acomodar en cualquier otro puesto o posición, en cambio el arquero no tiene otra alternativa. Entonces es más difícil mantenerse. Por eso yo vivía intensamente los partidos, me exigía a mí mismo, y lo sentía así porque pensaba que al haberme costado tanto el inicio de mi carrera profesional, siempre pensaba que el partido siguiente podría ser el último”, sostuvo Juanca.
“Cuando jugás mal te sacan y el arco no vuelve rápidamente. Generalmente cuando un técnico saca al arquero del equipo es porque perdió la confianza y para recuperarla es un proceso que lleva tiempo”, remarcó.
EL ASCENSO MÁS RECORDADO: LA VICTORIA ANTE RIVER
De los momentos y los partidos más recordados en la carrera de Olave se destaca el ascenso a Primera logrado en 2011, nada menos que derrotando a River Plate en el Monumental. “Recordarlo me genera una satisfacción enorme, un orgullo que lo tengo guardado en el corazón. Si me preguntaran con qué momento me quedo es con el abrazo final todos juntos”, manifestó
El punto de quiebre en ese partido de vuelta fue el penal contenido a Mariano Pavone en los primeros minutos del encuentro, un penal que Olave intuyó en la previa del partido. “En una página del club decía que siempre nos cobraban algo en contra y yo protestaba todo, lo agarraba al árbitro y lo volvía loco. Yo antes del partido siempre intuí que nos iban a cobrar un penal en contra y sobre todo en cancha de River. Pero en ese momento pensé que me tenía que centrar en lo que era el penal, tratar de atajarlo porque sabía que si nos hacían el gol por ahí iba a correr riesgo el ascenso. Sentí una tranquilidad interna propia del momento y de lo que sucedió después”, reconoció.
Al respecto, Juan Carlos detalló el instante de la salvada. “Un arquero presiente lo que va a venir, tiene mucha intuición. Hice todo lo contrario a lo que tenía pensado hacer. Le amagué al palo y me tiré al mismo, cuando lo normal es hacer lo contrario para tomar impulso. De esa forma le atajó un penal Comizzo a Sebastián Brusco, en un partido contra River en el 2002 y perdimos 2 a 1, de la misma manera, en el mismo lugar y también se quedó con la pelota”, recordó.
“Después de eso lógicamente sabía que el partido seguía, faltaba muchísimo, más en un contexto así y se sintió que River se desinfló, la gente estaba muy nerviosa y callada y nosotros crecimos en todo aspecto. Igualmente creo que la importancia estuvo en los minutos finales, eso era lo que buscábamos, lo que nosotros necesitábamos como institución, como jugadores”, comentó el exarquero.
Instantes después de contener el disparo de Pavone, Olave recordó la euforia de sus compañeros que hasta pudo terminar en blooper. “Cuando atajé el penal vino el Cabezón Lollo que lo primero que hace viene a abrazarme y toca la pelota con la mano. Le decía ‘cuidado, cuidado’. Abrió los brazos y me abrazó. También vino Cristian Tavio que le habían cobrado el penal y me dijo ‘me salvaste hdp’. Yo la quería tirar lo más lejos posible y la tiré al lateral para que el equipo saliera a presionar en el nerviosismo, seguir el juego sin detenernos en eso”.
SABÍA QUE LE IBAN A COBRAR UN PENAL A RIVER
“Se le crea una presión al árbitro, porque si no le cobras. Todavía se habla del penal de Chiqui Pérez, que fue penal pero nadie dice que el de Tavio no fue penal, entonces cuando te equivocas para un grande generalmente después están los periodistas de Buenos Aires criticando 2 meses al árbitro o después a veces te recusan y no dirigís más. Ahora si te equivocas para Belgrano contra un grande, los de Belgrano van a protestar después del partido y al otro día no se habla más. Entonces el árbitro a veces juega con todas esas cosas porque repercute en su carrera, es bravo”, expresó el cordobés.
LA CAMISETA CON LA CARA DE RODRIGO
Su carrera en Belgrano se caracterizó por la cantidad de partidos y años que estuvo en el club, y también por usar en todos los encuentros una camiseta con la cara del cantante cuartetero Rodrigo. Si bien Juan Carlos es primo hermano con el “Potro”, la iniciativa de usar su cara fue de la dirigencia de Belgrano en homenaje al artista quien era hincha del Pirata.
“El equipo debutó con esa camiseta en un partido contra River en Córdoba donde perdemos 3 a 1. Y fue la primera vez que los jugadores de River le pedían a los jugadores de Belgrano cambiar la camiseta, siempre es al revés. Acá nos quedamos sin camisetas en ese partido donde yo era el 3er arquero del plantel”, recordó.
Pero fue hasta el año siguiente que no usó la casaca homenaje. “Arranco el campeonato como titular, justo nos habíamos salvado del descenso, pero yo no juego con ese buzo. El primer partido que lo uso fue en el clásico contra Talleres”. Pero esa vestimenta tuvo una particularidad. “En el partido anterior, contra Huracán, estábamos en Buenos Aires y salimos a caminar por la peatonal. Ahí veo un buzo blanco con la misma imagen de Rodrigo que decía ‘No me olviden’ en celeste y con cuello negro. Era para mí, el buzo que necesitaba. Fui y lo compré, no tenía plata le pedí a un compañero ‘préstame 12 pesos’. Detrás de ese negocio era un sexshop”, contó.
Y continuó: “Le caigo al utilero con ese buzo y le digo ‘tomá, preparámelo para la semana que viene. Con la marca, publicidades, número’. A la marca la pintamos con témpera. Y al partido siguiente debute con ese buzo, le ganamos 1 a 0 a Talleres y desde ahí lo usé gran parte de mi carrera. De cierta forma homenajeándolo, sabiendo lo hincha de Belgrano que era. Después se cambió la camiseta, el equipo no la usaba, pero yo si tenía su cara y quedó como una identificación”.
LA VOCACIÓN DEL TRABAJO
Su vida antes de ser futbolista tuvo un sacrificio enorme, que pudo salir adelante gracias a la enseñanza de su padre. “Mi viejo repartió diarios durante 60 años. Él nos enseñó a laburar. Cuando era chico y no jugaba me llevaba a vender a una esquina. Después empecé el secundario a la noche, así que mi viejo me levantaba a la mañana para repartir a los clientes que había hecho. Cuando empecé a entrenar o a ir al colegio a la mañana no lo podía hacer. Una vez que terminé el secundario salía a repartir con mi viejo y a la tarde entrenaba”, recordó.
El trabajo de canillita no quedó en su juventud, sino que sirvió como un ingreso más una vez que regresó de Bolivia a jugar a Las Palmas. “Sobre todo cuando vine de Bolivia, volví a jugar a Las Palmas, y cobramos por partido. Tenía a mi hijo, vivía con mi señora entonces repartía a la mañana y a la tarde entrenaba. Hasta que llegué a la primera de Belgrano, en el 2001, salía a repartir el diario y me iba a entrenar. Vivía de los clientes que había hecho”.
“Hoy a esa actividad la desarrollan mi hermana y mi hermano, son los que siguen en la actividad, pero somos una familia de canillitas porque fue la profesión que nos dio de comer toda la vida”, señaló.
LOS 15 DE SU LUCHADORA HIJA ARANZA
Juan Carlos tiene dos hijos con su esposa Ariana: Thiago y Aranza. La adolescente, a pesar de todos los pronósticos negativos de los profesionales por su síndrome de Angelman, cumplió los 15 años en noviembre de 2019 y lo celebró con una gran fiesta. “Creíamos que no se lo íbamos a festejar, pero nos decidimos porque la verdad que Aranza abre puertas donde entra. Tenemos amigos, un montón de gente que le ha abierto puertas a ellas y por eso decidimos hacerlo”, manifestó Olave.
“Con toda la situación del síndrome de angelman, empezamos a ver las complicaciones de toda familia que tiene una persona con algún tipo de discapacidad, porque no hace falta que tenga un síndrome. Así nos empezamos a dar cuenta de todas las trabas que ponemos como sociedad y el poco interés del Estado para posibilitar un poco las cosas a la familia y a la persona con discapacidad”, reconoció el exarquero que con su familia se aferraron a la fe. “Los pronósticos que nos daban con nuestra hija eran totalmente desalentador y nos aferramos a la fe. Me decían que no iba a caminar, que no iba a hacer nada y bueno acá la tenemos”, señaló.
“Fue la mejor decisión que tomamos porque pasamos un día increíble. La mamá que estuvo en los preparativos durante 6 meses emocionada. Como no era lo normal no sabíamos si lo íbamos a hacer, preferíamos hacer otra cosa y al final lo terminamos haciendo porque le encantan las fiestas. La verdad que fue la protagonista Nº1, se puso la fiesta al hombro y nosotros a veces esas cositas que dios te enseña a decir porqué no, hay que hacérsela porque ella disfruta de esas cosas. Lo interesante no es que salga lo más hermoso posible, sino que justamente se lleve el cariño de la gente que se lo quería dar”, añadió.
SALUDO DE BÉRTOLI
Olave integra uno de los grupos de jugadores más longevos en el fútbol argentino, y en ese entorno también se encuentra Sebastián Bértoli que le envío un afectuoso saludo a su colega por medio de El Pelotazo.
“Yo también admiro todo el trabajo que hizo en Patronato. Yo sé lo que es lograr algo con su club. El tuvo una particularidad porque hizo todo el proceso desde bien abajo y se retiró jugando en un nivel bárbaro en Primera División. Una vez le mandé un mensaje, yo justo estaba en ese proceso y le dije tenés para jugar para rato, no te retires, disfrútalo hasta el final. Seguí logrando cosas con tu equipo”, detalló Juan Carlos.
“Pero creo que también llega una edad donde uno empieza a poner en la balanza un montón de cosas. Mi admiración para Seba es justo por eso, porque hizo todo el proceso, fue fiel a su equipo, a su sentimiento, porque en un momento sobre todo en el final era de los arqueros que más garantía daba. El crecimiento de él fue conjuntamente con su equipo, como me pasó a mí”, señaló Olave que se encontraba con el uno de Patrón en los partidos oficiales y amistosos, donde aprovechaban a charlar mucho.
“Admiro esas cosas. Siempre trato de destacar la importancia que eso tiene en un equipo, un líder con la experiencia que tenía Bértoli, o con la experiencia que tienen otros tipos de jugadores, como pasó con Guiñazú en Talleres. Hace tiempo en el fútbol nuestro se los descarta o nos descartaron a determinada edad. Y hoy la verdad que es lo que todos los equipos anhelan y no pueden conseguir. Esos jugadores que tengan la capacidad de soportar los momento y darle tranquilidad a sus compañeros a través del liderazgo”, reconoció.
Asimismo, Olave recordó una anécdota que vivió con Sebastián en medio de una reunión de capitanes de equipo en una época de conflicto con Futbolistas Agremiados. “En un momento nos mirábamos porque éramos los más viejos. Hablaban todos, eran todos revolucionarios y nosotros dijimos dos palabritas a lo último y se ve que escucharon a los viejo, entonces se tranquilizó la reunión”
FUGAZ PASO POR RIVER
Además de ser verdugo del Millonario, Juan Carlos Olave tuvo un breve paso por el club de Núñez en la temporada 2005-06. El uno llegó luego de su paso por España, donde no consiguió la continuidad tan ansiada, y arribó al club para reforzar el equipo que en ese entonces conducía Daniel Passarella.
“Había tenido la posibilidad de ir a Boca, en dos oportunidades, a Racing y a San Lorenzo pero no me habían dejado venir y tenía la necesidad de atajar. Sufría mucho cuando no jugaba, me entrenaba siempre, me cuidaba, pero si no jugaba. Cada viernes cuando se definía el equipo era un palo en la cabeza”, señaló el arquero que era necesitado por River tras la ausencia de Germán Lux por el fallecimiento de su hermano y sólo contaban con Juan Pablo Carrizo que sólo había tenido presencia en un partido y recién comenzaba su carrera.
“Me llamaron un domingo para que este el martes en Argentina y yo no podía porque primero tenía que lograr la salida de Murcia y me demoré, llegué el jueves que se jugaba el repechaje contra Oriente Petrolero, fui al banco, ganamos 6 a 0. Llegué a la mañana y a la noche fui al banco estando mal dormido”, contó.
Su oportunidad de debutar podría haber sido en Santa Cruz de la Sierra. “En el entrenamiento jugué de titular, pero en la charla técnica Passarella decidió incluirlo a Carrizo, que luego anduvo muy bien. Ahí perdí todas las posibilidades y Germán ya había vuelto al club. Yo era un arquero de afuera y ellos dos eran arqueros con proyección y la verdad que tuve muy pocas a oportunidades. Conocí un club inmenso pero no tuve posibilidades, nunca logré sentirme parte”, indicó el arquero que luego recaló en Gimnasia y Esgrima de La Plata.
7-0 CONTRA ESTUDIANTES DE LA PLATA
En la temporada defendiendo los colores del Lobo platense fue uno de los protagonistas de la histórica goleada que Estudiantes le propinó a Gimnasia en el estadio Único de La Plata el 15 de octubre de 2006 en el Torneo Apertura.
“Son los golpes que te da el fútbol, pero para mí es más meritorio haberme sobrepuesto a eso. Un año después en Belgrano volvemos a perder 7-0 con Independiente Rivadavia de Mendoza. Creía que te pasaba una vez y sucedió otra vez. Ahí no quería volver a jugar al fútbol, me había agarrado una locura porque son cosas para un arquero que es algo durísimo, al arquero le hace daño sobre todo en la confianza. Está bien es un equipo, pero te hacen los goles a vos. Igualmente después de eso jugué 10 años más en Primera División”, reconoció.
“Viendo la carrera del Mono Navarro Montoya, que era el tipo que admiraba, a él varias veces le metieron 6 goles y sin embargo fue de los mejores del fútbol argentino que hemos visto. Son momentos duros que a veces llegan para sacar algo más en nosotros. Ahí o te caes o seguís para adelante y seguramente si seguís para adelante, lograr sobreponerse el impulso es mucho más fuerte”.
ANÉCDOTA
Olave en el 2015 fue el protagonista impensado en un Racing- Belgrano. Desde las gradas del Cilindro de Avellaneda le arrojaron una hamburguesa, a modo de provocación, pero el arquero tuvo una reacción inesperada para con los hinchas. La juntó del suelo y le dio un mordiscón. “Mordí un pedazo y después me quedó la boca con arena, así que tuve que pedirle agua al banco. Hoy me llevarían preso por el tema de Covid. Es parte del folclore y lo lindo que tiene el deporte”, recordó con gracia.