Sergio Barrios, uno de los más talentosos en la historia de la Liga

Referente de Sportivo Urquiza, también jugó en Patronato y se destacó en Gimnasia de Uruguay, Wanderers de Concordia, Unión de Crespo y Barrio Norte de Gualeguay. Talento puro. Su legado futbolero sigue en su hijo, Juan Barinaga.

La relación con el fútbol comenzó desde muy pequeño jugando en el barrio y ya más grande se escapaba de su casa para ir a jugar al club, el de sus amores, Sportivo Urquiza. “Mi papá no me dejaba jugar al fútbol, a mi vieja le daba lo mismo, pero a mi viejo le costó aceptarlo no se si fue por su etapa frustrada de futbolista cuando estuvo en Atlanta o una historia así. Fue un gran número 9 con una pegada terrible”, contó Barrios.

“Igual yo era rebelde y siempre me escapaba. Como éramos 6 hermanos y solíamos romper las zapatillas yo me cruzaba descalzo al club y me ponía a jugar. Empecé a jugar a los 10 años y mi papá no quería firmar para que Sportivo me fiche, pero me hicieron jugar igual medio clandestino porque trucharon la firma de mi viejo. Ya cuando debuté en primera a los 14 años si pude fichar”, recordó el exfutbolista.

Sergio nació y se crió en el barrio paranaense La Floresta y su casa estaba bien al frente a Sportivo Urquiza que lo acobijó desde su infancia. El club fue, y sigue siendo, su segundo hogar. Vivía en la institución y acompañaba siempre al plantel de primera. “Siempre estaba ahí, le llevaba agua al equipo. Era como el molesto”, contó. Además remarca que él siempre estuvo en las complicadas del club “jugábamos con indumentaria de distintos colores, nosotros pintábamos la cancha antes de los partidos”.

El debut en primera se dio en un momento deportivo complicado del club donde asumió la conducción técnica Enrique la Mona Ibarra, aque además era el arquero del primer equipo. Además le tocó suplantar por suspensión, al capitán y referente del plantel, el Porteño Altamirano. “Estaba en la cuarta en ese tiempo y por la suspensión por 5 amarillas a Altamirano la Mona me dijo que iba a jugar. Yo estaba enloquecido y como no tenía ni botines me acuerdo que Juan Bonilla, un comisario de la policía conocido en el fútbol al cual le estoy muy agradecido, me prestó unos Adidas Uruguay”.

El debut se dio contra Ministerio, un clásico con una gran rivalidad. “Fue en la canchita del puerto que era muy difícil. Ese sábado previo no dormí y a las 8 ya estaba levantado, y eso es algo que ahora no nintendo de los chicos y por ahí me molesta porque no le dan importancia. Desde ahí nunca más me sacaron, volvió Altamirano y me pasaron a la izquierda”, sostuvo.

Como anécdota de ese primer partido, Sergio recordó que fue marcado por Geminiani, de Ministerio, el cual le hizo sentir la categoría. “Le tiré un sombrero y me pegó una piña que me dejó sangrando”.

Sergio se caracterizó por ser un jugador con mucho gol y con grandes cualidades como una buena pegada, buen manejo de pelota. Un jugador que marcaba la diferencia y al cual era muy difícil sacarle la pelota.

“Siempre fui rebelde y ya desde muy chico era de mirar mucho fútbol y todo lo que aprendí fue de ver a los jugadores de acá. Me iba hasta la cancha de Atlético Paraná a pie y como era chiquito me dejaban entrar a la cancha. También iba a los entrenamientos, a veces viajaba en el colectivo con el equipo, me metía en todos lados y me gustaba”, reconoció.

OPORTUNIDAD DE PROFESIONALISMO

Dentro de su carrera como futbolista Sergio pasó por 18 clubes de la provincia, sin embargo le quedó pendiente llegar al profesionalismo. “Tuve varias chances, la que más cerca estuve fue en Quilmes donde estuve practicando pero se tardaron en inscribirme, cerró el libro de pases, me enojé y me fui”, manifestó.

“Me acuerdo que me llevó el Negro Villalba que era un enamorado de cómo jugaba y hme había prometido que me iba a llevar a probar en algún club. En ese entonces la Comisión Directiva de Sportivo también me ayudó para que pueda ir”, contó Barrios.

Otra de las oportunidades que le surgió fue cuando tenía 17 años y el destino era el fútbol chileno. “El papá del Cari Hun llevaba jugadores a Chile pero justo mi viejo falleció a los 47 años un 22 de diciembre y eso me afectó mucho y no quise ir. No se si me arrepiento, pero si era una buena oportunidad”.

“Me escondía y el papá del Cari me buscaba hasta por la casa de mis amigos y les pedía que me convencieran para ir pero me rehusé”, señaló.

DERROTERO POR EL FÚTBOL ENTRERRIANO

En su carrera Sergio vistió las camisetas de más de una docena de clubes entrerrianos donde se destacó Sportivo Urquiza, Atlético Paraná, Patronato, Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay, Wanderers de Concordia, Unión de Crespo entre otros.

Le tocó estar en ambas veredas, en la costa del Paraná y en la Costa del Uruguay, en una época donde la rivalidad era muy intensa. “Había una rivalidad tremenda entre Patronato y Gimnasia. Lo que pasa que estaba muy metida la política. Por un lado Busti en Uruguay y Solanas en Paraná. Me acuerdo que en Gimnasia viajábamos a jugar en avión y hasta tengo fotos al lado de Busti, si le ganábamos a Patronato había premio, nos hospedábamos en hoteles grandes que en ese tiempo era una locura para el amateurismo, éramos casi profesionales”, recordó Barrios.

“En Wanderers íbamos en el colectivo y me hacían cantar contra Patronato, era toda una rivalidad”, contó.

Si bien siempre estuvo identificado con Sportivo Urquiza, Barrios como amante del fútbol, y lo hizo durante toda su infancia viendo a todos los equipos de la ciudad, siguió toda la campaña de Patronato en el Campeonato Nacional del 78. “Muchos no lo saben, pero mi cuñado me buscaba a la salida de la Escuela 188, nos tomábamos el 7 que nos dejaba en calle Don Bosco y nos íbamos a la cancha de Patronato. Con 11 años me vi todos los partidos del Nacional”.

“La rivalidad siempre fue futbolística. Me acuerdo que hablamos una vez con Quinodoz que me decía que no quería estar en Patronato, pero yo no pude seguir porque en Sportivo pedían mucha plata por el pase”, sostuvo.

UNA PERSONA TEMPERAMENTAL

“Siempre fui muy frontal y a mucha gente le molesta hasta el día de hoy. Si en ese entonces hubiera cerrado la boca y no hubiera enfrentado a los grandes tal vez llegaba más lejos. Igualmente no me arrepiento porque es mi forma de ser”, manifestó Sergio.

Con el tiempo los que lo calmaron un poco fueron sus hijos. “Cuando yo iba a jugar con los veteranos a Chapino era de vivirlo muy apasionado, siempre fui un animal competitivo. Y un día mi hijo me dice ‘para qué te vamos a ir a ver si siempre te enojas’ entonces ahí bajé un cambio y hace unos años estoy más tranquilo”.

Barrios siempre reconoce que su carácter lo formó en la calle durante su infancia. “Vivía en la calle y con gente más grande que yo. No me importaba nada enfrentarme contra ellos. Cuando jugaba me pegaban patadas, coños, yo jugaba descalzo y no me hacía drama. Si lloraba no jugaba más y si iba llorando a mi casa en mi casa me retaban y algún chirlo ligaba”.

“Me pasó en Concordia que al yo ser de Paraná como que era el que tomaban de punto pero por mi carácter, por más que sea menor de edad que algunos, siempre estaba entre los líderes del equipo, entre los que decidían las cosas en el plantel”, señaló.

UN HIJO CAMPEÓN ARGENTINO

Sergio es el padre de Juan Barinaga, jugador del primer equipo de Patronato que milita en el Torneo Nacional del fútbol argentino. Juan, que hizo todas las inferiores en el rojinegro tiene en su haber el primer título nacional para la institución paranaense: la Copa Argentina 2022. “Aparte de mi hijo, es mi amigo. Me emociona hablar de él porque todo lo que ha logrado es a base de mucho sacrificio”, remarcó Sergio.

“Juan de más grande me empezó a reconocer que las observaciones que le hacía de más chico eran las correctas, como por ejemplo el entrenador le corregía algo que yo le venía diciendo hace un tiempo. No soy tan molesto como puede ser otro padre”, contó y se diferenció: “Yo era más habilidoso, cosa que él no es así”.

Pensando en el futuro deportivo, Sergio fue firme al respecto y desea que continúe su carrera en otro lado. “Hace un tiempo Juan me preguntó qué quería de regalo por mi cumpleaños, que es en diciembre, y yo le dije ‘que te vayas por tu bien’. El fútbol es corto y las oportunidades hay que aprovecharlas”, aseguró.

“Hay posibilidades, ya ha tenido ofrecimientos que no se han dado y yo creo que ahora se van a concretar. Su representante le dijo que si jugaba 10 partidos de titular las posibilidades que lo lleven van a ser muchas y este año es de los mejores del equipo. Además va a ser un bien para el club. Igualmente si fuese por él decide quedarse porque le interesa solo jugar al fútbol”, señaló

Y recordó la vez que acompaño al jugador a negociar con la dirigencia del club un aumento de sueldo. “Lo hice porque él es medio tímido, en su momento algunos directivos no lo entendieron y decían que yo era muy conflictivo. La realidad es que yo les decía que nosotros comíamos todos los días guiso, pero Juan, que es profesional, no puede alimentarse así por eso le exigimos que cobre más para mejorar ese aspecto y otros que hacen al deportista”.

Asimismo, no se olvida de sus otros dos hijos, Enzo y Marcelo a los cuales ama por igual y acompaña a todos lados. “Estoy siempre para ellos. La única exigencia que han tenido de mi parte siempre ha sido para con la escuela”.

LA VIDA DESPUÉS DEL FÚTBOL

Tras dejar el fútbol con más de 40 años de edad, Sergio siguió vinculado al deporte que tanto lo apasiona desde la enseñanza y la conducción técnica. “Los entrenadores que tuve me marcaron como persona. En cambio cuando era jugador muchos me decían ‘juegue maestro’ y no me daban indicaciones. Él único que me marcó algo fue Daniel Cecotti aunque confiaba mucho en mí y yo ya era grande. Cecotti fue un adelantado a su tiempo en Sportivo Urquiza. Su forma de trabajar era única y por ese entonces él ya hacía fútbol reducido con variantes cosa que hoy se hace mucho”, sostuvo.

En la actualidad, Sergio Barrio se hizo cargo hace unos meses del primer equipo de la Asociación Social y Deportiva Diego Maradona de María Grande para competir en la Liga de Fútbol de Paraná Campaña. “Juancho me convenció para dirigir ahí y estoy muy metido”, dijo.

Además de estar involucrado en el fútbol, también incursionó en la parte estatal, siendo director de la Escuela Municipal de Deportes de Paraná entre 2011 y 2015. Asimismo, siempre se la rebuscó con distintos laburos como cadete, pintor y en 2020, en plena pandemia, reabrió junto a su hermano Juan el almacén de su abuelo Don Pedro frente al club Sportivo Urquiza. “Fue un furor aún sigue funcionando pero la realidad es que me enfermó. Ahí era como el psicólogo del barrio porque hablábamos de todo con todos los vecinos y eso me enfermó porque además me demandaba mucho tiempo y casi ni veía a los gurises”, reconoció.

SU CABLE A TIERRA

El fútbol siempre fue su diversión, la actividad que lo sacaba de las complicadas. Cuando falleció su padre, que Sergio tenía 17 años, fue un golpe muy duro y el fútbol fue su medio de apoyo.

“Ela barrio en esa época era complicado, no tanto como ahora, pero había alcoholismo, vagancia y yo solía andar en esos lugares pero no me metí en todo eso. Mi viejo era alcohólico y fue un gran problema, sin embargo yo me metía a jugar a cualquier cosa a las bochas, a las cartas y el fútbol. Convivía con todo eso y la gente siempre me cuidó”, recordó.

“De joven nunca tomé ni fumé. Ahora más de grande si algo pero me cuido. Es más en mi época de futbolista muchos compañeros me criticaban cuando no me sumaba a las reuniones. Yo ganaba un peso y me lo llevaba a mi casa para no gastarlo en bebidas”, contó.

HINCHA DE RIVER

Sergio Barrios es un apasionado del fútbol y nunca ocultó su fanatismo por River Plate, pasión que heredó de su abuelo Pedro. “Era un enfermo hincha de River. Había veces que si perdía River y alguien le iba a comprar, por ejemplo yerba, le decía a todos que no tenía nada”, contó

Además reconoció que parte de su habilidad para jugar la sacó de él. “Don Pedro era un gran wing izquierdo del cual creo adquirí su habilidad”.

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