Susana Treidel, la incansable impulsora del Maxibásquet a nivel nacional

Más de 50 años vinculada al deporte de la naranja. Comenzó desde chica en Echagüe. Conoció el básquet +30 y desde ahí se encargó de difundirlo por el país. Una de las fundadoras de la Federación Maxi Femenina Argentina y de Suricatas Club.

Al hablar del básquet en Paraná y en la provincia de Entre Ríos, sin duda el nombre de Susana Treidel trasciende entre las grandes referentes de la pelota naranja. Primero como jugadora, después como dirigente y ahora en el doble rol impulsando el Maxi Básquet a nivel nacional

Susana tuvo sus comienzos en la actividad deportiva en el Atlético Echagüe Club iniciando desde muy pequeña. “Ya de chica abracé los colores azul y negro. Hacia todos los deportes, voley, natación, vivía en el club y a los 11 años me decidí por el básquet y hace 52 años me enamoró”, contó Treidel.

“Echagüe fue un precursor del básquet femenino. Nace la Liga Nacional Masculina y Echagüe funda la Liga Nacional Femenina en el mismo momento, y la gente poco sabe de eso. Nosotros lo vivimos, de hecho se hacían los festivales de folklore y con eso se hizo el playón del estadio. Nosotros terminábamos de entrenar y Aníbal Sánchez ya estaba tirando al aro”, recordó.

Asimismo reconoció que no fue fácil sobreponerse a las grandes diferencias que había entre la rama femenina y masculina. “Fueron años hermosos e inolvidables para mi, con mucho aprendizaje de grandes entrenadores, pero complejos porque mientras los chicos salían en colectivos pullman, nosotros salimos en combi que hasta la noche anterior estábamos haciendo empanadas con el grupo de padres para solventarlo. De todas maneras llegamos a lugares importantes”, sostuvo.

Hace 50 años el deporte femenino no estaba tan arraigado como en la actualidad y era evidente la mirada sesgada sobre el deporte de mujeres. Al respecto, Susana Treidel reconoció que, de cierta forma, sufrió discriminación. “ Cuando no hay equidad de género, hay discriminación. Nosotros éramos un grupo que nos sobreponíamos a esas situaciones, luchábamos por tener divisibilidad en el club”.

Treidel fue de una camada de basquetbolistas paranaenses, como Viviana Florentín, Cocusa, Chiquita Domínguez, Sonia Proto, Mónica Passarella que marcaron una época. “Hay montón de jugadoras que salieron del club y no por casualidad. Más allá de que no estábamos en igualdad de condiciones, teníamos un espacio para poder desarrollarnos y el grupo humano era espectacular”.

IMPULSORA DEL MAXIBÁSQUET

“Siempre digo que uno cree que el básquet termina cuando cumplís 30 años y no es así. En esa época tenías dos opciones: si te ibas a estudiar afuera o si tenías una pareja, la jugadora dejaba de jugar entonces quedábamos la que vivíamos en la ciudad o teníamos otro espíritu respecto del básquet, también ideológico pensando que una mujer no tenía que dejar de jugar porque se casaba o trabaja. Hubo un grupo de chicas que no pensaban eso por eso el básquet siguió y se desarrolló”, sostuvo Susana Treidel que después de la etapa competitiva tras la formación conoció y empezó a propagar el deporte más 30.

“No estaba el maxi deporte como una categoría más, entonces me puse a pensar que iba a hacer después de los 30, hasta que me invitaron a un torneo y vi que hay otro mundo posible”, señaló la basquetbolista.

Treidel contó que en la época de los 90 el maxi básquet femenino se empezó a desarrollar efímeramente en algunos puntos de la región. Si existían los torneos masculinos de maxi hasta que llegó la propuesta de participar en el campeonato de la Federación Argentina de Maxi Básquet (Famba). “En ese tiempo las mujeres eran subcomisiones para los chicos o atendían las cantinas y no teníamos poder de decisión y con un grupo de mujeres de todo el país, paradójicamente en Tucumán, se arma la Federación Femenina de Maxi Básquet de Argentina”.

Ese fue el punto de partida para un “desarrollo imparable en todo el país y sobre todo en nuestra zona, siempre dije que nosotros deberíamos ser la capital nacional del maxi básquet”, remarcó.

El surgimiento de la Federación Femenina también fue el puntapié de uno de los equipos de mayor renombre a nivel nacional: Las Suricatas. “El básquet es parte de mi vida, aparte de mi familia, el básquet es mi familia elegida con la que construí vínculos. Si hablamos de años, yo tengo compañeras de las Suricatas que he jugado 52 años. O sea es mi vida donde pasaron y pasan cosas lindas, tristes y muchas cosas más”.

“Fuimos a jugar a Hindú con otro grupo de compañeras que se empezaría na sumar, pasó que nos quedamos sin el club. Nos mudamos a Olimpia, pasamos por el Parque Berduc y decidimos armar un club. Ahí nació el Maxi Básquet Suricatas Club que está conformado por mujeres super inteligentes, capaces de todo y son parte de mi familia”, contó Treidel.

En pandemia, ya con la institución conformada, dieron el paso hacia la sede propia. Con fondos propios de eventos anteriores adquirieron un terreno en la zona este de Paraná. “Teníamos que hacer algo con ese dinero y cumplir el sueño como de la casa propia y compramos un terreno. El resto de plata no nos alcanzó para hacer un tinglado y empezamos a buscar otras instituciones para firmar convenios que nos sirva a ambos y encontramos a Alumni”.

EL JUEGO FEMENINO

Con el paso de los años, el básquet femenino en el país ha ido evolucionando y se ha equiparado bastante con la rama masculina. “Yo iba picando al club, volvía picando a mi casa, me la pasaba desde la siesta hasta la noche y mi mamá me tenía que buscar. Y ahí jugábamos con los chicos”, recordó.

Y comparó cómo era el entrenamiento de antes con el de ahora. “Hoy los que quieren desarrollarse necesitan de más horas de entrenamiento, más gimnasio cosa que nosotros no teníamos, cambió la alimentación. Hoy eso demuestra que el básquet es más rápido, más físico”.

ORGANIZADORA Y PROTAGONISTA

El Suricatas Club nuevamente tomó la posta y fue la encargada de organizar 25° Internacional de Clubes de Maxi Básquet masculino y femenino, que tuvo lugar en la ciudad de Paraná. El torneo contó con la presencia de más de 140 equipos, de Argentina, Chile y Brasil, distribuidos en categorías que van desde los +30 hasta los +70 años.

Entre los jugadores estuvieron presentes Pepe Sánchez, jugador de la Generación Dorada y ex NBA, y Alessandra Santos de Oliveira, exjugadora de brasileña que militó en la WNBA. “Que estén compitiendo fue la frutilla del postre porque no vinieron por invitación, ellos formaban parte de esos equipos y participaron. Nos sorprendió porque vinieron montones de jugadores que integraron Selección Argentina y provinciales”, sostuvo Treidel que ya está planificando y trabajando para la próxima edición en el 2026.

EXPERIENCIA EN ISRAEL

Susana trabajó por muchos años en la Asociación Israelita de Paraná como responsable de cultura y educación no formal y eso le permitió adquirir experiencia en Israel en el marco de un programa de desarrollo que le permitió profesionalizarse

“Cuando estuve allá, me permitieron jugar en el Maccabi Ramat Gen, que es el segundo equipo del Maccabi Tel Aviv. Yo vivía en un kibutz e iba a entrenar martes y jueves y me permitieron jugar. Fue una experiencia única e inolvidable”, manifestó.

EL MOTOR QUE LA IMPULSA A IR POR MÁS

Susana ha dedicado su vida a fomentar la práctica deportiva, sobre todo del básquet y es algo que la apasiona. Sostiene que hacer tantas cosas es lo que la mantiene viva. “Me pasaron montones de cosas en todos estos años, la mayoría lindas”, reconoció.

“Yo de chica usaba anteojos, escribía con la izquierda. Mis padres eran separados, soy judía, la tenía todas y en esos tiempos había mucha discriminación. En el club me decían anteojitos y entonces creo que todo eso, sumado a la buena educación que me dieron mis padres y mi familia, me fortalecieron para llegar a ser lo que soy”, sostuvo.

Treidel se cargó el equipo al hombro para estar en todos los detalles en su ser de cooperar con todos. “Siempre estuve intentando ser la delegada del equipo, luchando contra las cosas que la gente me decía. Me acuerdo que una vez en el club una chica me dijo ‘mi mamá no me deja que nos juntemos con vos porque vos venís de padres separados’. Y yo decía, ¿qué culpa tengo”?

“Creo que todo eso me fue fortaleciendo para hacer lo que siento que vale la pena. La familia, el deporte, los amigos, el amor, mi pareja. Todo eso me ayudó a ser lo que soy y siento que soy una persona feliz y que he logrado hacer lo que quería y siempre pienso que puedo hacer algo más, que tengo como un motor adentro que me hace sentirme mejor haciendo cosas”, destacó.

“No tengo hijos y siempre intenté. Primero que mi familia, mis sobrinos son como mis hijos y ahora sus chicos pero siempre le puse mucha pata a los proyectos porque eso es el motor de mi vida porque creo que los proyectos, las acciones que se materializan, son como parte de mí y de otros ya que nunca pude hacer nada sola. Siempre por más que me parezca una persona fuerte no lo soy y necesito de otro para seguir”, acotó.

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