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Fútbol retro con La Pulga

Alberto Ríos, el paranaense leyenda del Vélez del 68

Los recuerdos de Bianchi y Willington, de Bilardo y Sanfilippo. Su ascenso con Colón y el gol a la Selección. El éxito del Patronato 78 y el karma del penal con Paraná. La emoción por el saludo de Chila y aquellos años en el Toluca.

“No puedo estar disconforme ni descontento de mi carrera. Soy un bendecido de Dios porque hice lo que me gustaba, tuve suerte y viví de lo que me gustaba que era el fútbol". Firma Alberto Ríos, el paranaense que empezó en el club Paraná e hizo una gran carrera en los 60 y 70.

"Mi viejo me acuerdo que para unos Reyes me regaló una pelota de fútbol y dormía abrazado con la pelota. y que nadie me la tocara. Tenía pasión por el fútbol”, señaló El Pulga, que conformó el mediocampo del Colón campeón del 64 y del 65, del primer Vélez campeón argentino de 1968, le hizo un gol a la Selección Argentina, vistió las camisetas de Atlético Paraná y Patronato, tuvo una experiencia en el fútbol de Paraná Campaña y jugó en México. El paranaense, de 78 años, repasó su trayectoria futbolística con El Pelotazo, las conquistas enfrentando a rivales poderosos y jugadores de renombre, con quienes también compartió equipo.

CAÑADITA CENTRAL y EL DECANO

Seguí fue el primer destino futbolístico fuera de la capital entrerriana del Pulga a la corta edad de 15 años donde ya había debutado en la primera de Atlético Paraná, de donde había decidido irse por no estar conforme con los manejos dirigenciales.

“En Paraná vi que había algunas cosas que de pronto no me dejaban contento. Veía en una secretaría del club entrar a los jugadores y salían contando dinero. Entonces plantee porque yo no y tuve mis problemas. Reclamaba algo que me parecía que me correspondía porque jugaba, entrenaba a la par de los otros, entonces cuando surgió el problema me habló gente de Cañadita Central que eran los rivales del pueblo con Seguí Fútbol Club”, contó.

Allí cobraba los domingos de partido y hasta le pagaban el colectivo desde Paraná a Seguí los días que jugaba o en algunas oportunidades se hospedaba el día anterior en lo de un compañero. “Venía con algunos pesos para ayudar en mi casa porque éramos 6 hermanos y el único que laburaba era mi viejo que hizo mucho sacrificio para que tuviésemos la vida que tuvimos. Trabajaba en la fábrica de cemento San Martín con distintos horarios, a veces se iba caminando, hasta que se pudo comprar una bicicleta, desde la zona del Hipódromo hasta la fábrica, Me dolía verlo con semejante sacrificio entonces todo lo que podía hacer con el fútbol se lo daba a mi vieja para ayudar en mi casa”, remarcó.

Un tiempo más tarde, el Decano volvió a buscarlo durante la presidencia de Ricardo D'angelo. “Me acuerdo que mi papá les dijo que yo iba a ir si me compraban zapatillas. Porque siempre el problema era con las zapatillas porque era lo que tenía para jugar y en esa época era medio difícil comprar otras cada mes y medio”, contó Alberto.

Tras el paso por México, tuvo un regreso a Atlético y fue partícipe de la final por el ascenso al Torneo Nacional de Fútbol en 1977, definición pérdida con Sarmiento de Resistencia. La mala suerte del destino hizo que el Pulga malogre un tiro desde el punto de penal.

“Me equivoqué, no digo como le puede pasar a cualquiera pero no soy el primero que ha errado un penal. Elegí pegarle demasiado suave y no muy al costado, no porque uno quisiera hacerlo a propósito. Eso me ha dolido un montón porque creo que Paraná tenía muchas posibilidades como equipo, con los jugadores que había, como para llegar al campeonato Nacional. Es una de las espinas que no me puedo sacar”, reconoció Ríos.

PARTE DE LA ÉPOCA DORADA DEL SABALERO

Una temporada le sirvió a Alberto Ríos para quedar identificado con Colón de Santa Fe. Su llegada al Sabalero se dió tras su presentación en un torneo libre organizado por la institución santafesina para recaudar dinero en la época de verano. “Por eso le tengo que agradecer a un señor Mosquera que era de la comisión de Ministerio y armó un equipo con el combinado de la Liga de Paraná para jugar el torneo. De entre 70 u 80 participantes llegamos a la final pero perdimos por penales”, señaló Ríos.

Ese equipo contaba entre sus filas con El Gato Musich, Zalazar, José Blasón, Enrique Cabrol, el zurdo Ferreira, Enrique Román, Carlitos Guillerón, Cacho Astrada, Omarini, entre otros recordó el Pulga.

Por su buena actuación, Colón lo reclutó para jugar en el club. “Les dije que no tenía problema pero que hablaran con la gente de Atlético Paraná donde yo pertenecía. Hablaron y fui a préstamo en el año 64, no tuvimos demasiada trascendencia, pero hablaron conmigo si me interesaba irme allá definitivamente. Se habló con la gente de Paraná, medio que no se pusieron de acuerdo porque no habían terminado de pagar el préstamo y termino yendo un par de días antes de que empezara el torneo”, manifestó.

Ríos fue parte del ascenso a la segunda división de 1964 y del ascenso a Primera en 1965. “Con la llegada del técnico uruguayo, Etchegoyen, se armó un muy buen equipo con un par de muchachos paraguayos, uruguayos y chicos como Quique Medina, Jorgito Sanitá, el cabezón García que venía de Rosario Central, de Huracán vino el Pepe Canevari, el Mono Berti. Se armó un muy buen equipo para lo que era ese torneo y el resultado fue Colón campeón y el ascenso del 65”.

También se dio el lujo de convertirle un gol a la Selección Argentina, que venía de consagrarse en la Copa de Naciones de 1964. Fue el 7 de noviembre de 1964 en el estadio Brigadier López con triunfo 2 a 0.

“No me acuerdo mucho del equipo de la Selección, pero del gol me acuerdo de una pelota que le tiró al manco Broggi, excelente jugador de Gualeguaychú muy rápido jugaba por los laterales, y lo veo que lo deja atrás muy fácil al marcador de punta que va a llegar al fondo. Yo entro como número 9 y le meto el cabezazo”, relató Ríos.

CAMPEÓN CON VÉLEZ 1968

Y de un momento a otro su vida futbolística cambió de repente. De Colón pegó el salto a Vélez Sarsfield, novedad que se mantuvo en misterio hasta que llegó a Buenos Aires.

“Un viernes regreso a mi casa luego de entrenar y como alas 9 un policía en la puerta de mi casa pregunta si era lo de Ríos, le digo que si y me dice que tenía que comunicarme con la gente de Colón”, recordó el Pulga. En esa comunicación le dijeron que tenía que tomarse la primera lancha hacia Santa Fe, que partía desde Paraná a las 6 de la mañana, todo esto dos años antes de la inauguración del Túnel Subfluvial.

"Yo viajaba todos los días y me dice bueno te tenés que tomar esa lancha. Pregunté qué pasaba y me dijo ‘mañana te explicamos’. Llegué a las 7.15 y había un auto esperándome para llevarme al aeroclub de Santo Tomé y a los 10 minutos aparece una persona con un buzo de aviador y me dice que suba al avión. Entré a mirar, si bien había viajado algo en avión, no veía ninguno ahí, y era un piper sólo con el piloto”, contó.

El vuelo fue hasta el aeropuerto de Don Torcuato, y de ahí en auto a Vélez. “Era sábado y cerraba el libro de pases y el domingo empezaba el torneo. Así llegué a Vélez, sin mediar comunicación previa”, sostuvo Ríos que un un principio había puesto en duda su estadía en el club por cuestiones económica, pero ahí intervino Pancho Perete, dirigente deportivo oriundo de Paraná que por ese entonces estaba como interventor de AFA.

“Estaba almorzando con don Pepe Amalfitani en el club y yo no quería arreglar con lo que me querían pagar entonces me manda a llamar Pancho. Se enteró que estaba yo, pero yo ni idea que él estaba ahí. Y me dijo ‘Pulguita tenés que arreglar porque este es un gran club,’ y al otro día Ríos salió jugando contra Gimnasia en La Plata y ganamos.

Después del partido me volví a Paraná a buscar mis cosas para instalarme en Buenos Aires”, relató el ex mediocampista que inició ese proceso que luego se convertiría en el primer título de la entidad velezana.

En 1968 Vélez Sarsfield se consagró campeón del fútbol por primera vez en su historia y entre sus filas se encontraba Ríos compartiendo plantel con grandes glorias del club. En una de las fotos del recuerdo se lo ve junto a Miguel Ángel Cottón, Carlos Bianchi, Adolfo Mecca y Ermindo Onega.

“Es un antes y un después de ese campeonato y mucho tiene que ver don Manuel Giúdice, el entrenador. No por su forma de parar el equipo ni lo que decía antes del partido, sino cómo actuaba durante la semana donde nos pedía que nos cuidemos, entrenaramos. Y se le hizo caso porque todo el grupo actuó así. Se entrenaba a muerte, nos cuidabamos, hablábamos entre nosotros para cuidarnos y tener mejores resultados el domingo y así salió. Había un buen plan de trabajo, de juego. Cada uno sabía lo que tenía que hacer”, reconoció el Pulga que llegó a jugar 249 partidos y convirtió 20 goles desde 1967 a 1972.

Además del penal errado con Atlético Paraná, el Pulga Ríos mantiene otra situación que le hizo pasar un trago amargo en su carrera y fue con Vélez. En ese primer título obtenido por el Fortín, Ríos no pudo ser parte de los últimos dos partidos por haber sido suspendido por una tarjeta roja obtenida ante Huracán.

En ese partido en cancha de Vélez voy a buscar una pelota y vamos forcejeando con otros jugador de Huracán y el árbitro resuelve echarnos a los dos. O sea que los dos partidos finales contra Racing y River no lo pude jugar porque me suspendieron 2 partidos y siempre me lo recuerda una última página del Gráfico: ‘El campeón sin vuelta olímpica’. Habla muy bien de mi persona pero no pude dar la vuelta olímpica”, manifestó.

RIVALES DE ÉPOCA

En 1968 Vélez tuvo en frente a grandes rivales con jugadores de peso como el Boca con Meléndez, Ratín, Roma “a quien en alguna oportunidad le hice unos goles. Uno jugando para la Liga de paraná y otro en cancha de Vélez”, recordó Ríos.

También enfrentó a José Sanfilippo en un amistoso ante Nacional de Montevideo. “Nos hizo un gol que siempre me acuerdo porque no los veías pero aparecía y era un peligro de gol. Agarró una pelota en mitad de cancha, tiró un sombrero y cuando cae le pega desde 10 metros de zurda y la mete en un rincón”, rememoró.

Y con Carlos Salvador Bilardo, en el Estudiantes de la Plata de Zubeldía, tuvo un encontronazo en la cancha. “Fue una jugada que se origina a favor de Estudiantes en el área nuestra, la pelota pasa el córner viene de la punta derecha y pasa hasta la punta izquierda, sale Bilardo a buscarla y voy tras él y la pelota se va a fuera. No se si me golpeó con el codo o con que, la cosa que me quería ir al vestuario a agarrarlo”, contó.

“Después charlamos en alguna oportunidad y sin ningún problema. Dentro de la cancha era un tipo embromado en el sentido que por ahí pasaba y te pellizcaba, había jugadores a los que volvía loco”, sostuvo el Pulga que no dudó en reconocer la calidad de ese equipo conducido por Osvaldo Zubeldía.

“Era un equipo muy sólido, no con grandes jugadores, a lo mejor brillantes, habilidoso, pero cada uno hacía su trabajo y lo hacían super bien. Eran muy ordenados, disciplinados y aparte aprovechaban todos los errores y todo lo que los podría beneficiar a ellos embromando a los rivales. O sea los hablaban todo el partido y los sacaban del juego”.

CARLOS BIANCHI, EL GOLEADOR

“Lo adoro, somos muy amigos, si bien hace años que no hablamos, lo quiero mucho porque era un pibe con mucho sacrificio. Carlos era canillita, su padre tenía una parada de diarios. Él subía a un colectivo, hacía 10 cuadras y volvía en otro. En los tiempos libres iba a entrenar en inferiores hasta que lo promovió Giúdice. Empezó a cuidarse, a entrenar, a escucharnos a los más grandes y mejoró muchísimo. Fue fundamental para la obtención de ese campeonato”, reconoció.

DANIEL WILLINGTON

El delantero santafesino le envió un gran mensaje de afecto y cariño al Pulga con quien compartió el campeonato del 68. De él, Ríos recuerda una anécdota que le contaron antes de que arribara a Vélez. “Un día don Pepe Amalfitani, presidente del club, lo fue a buscar después de entrenar. Le preguntó si tenía algo que hacer, este le dijo que no y lo invitó a dar un paseo en el auto. Se pararon afuera de una casa y le preguntó, ‘¿Daniel te gusta esa casa?, le dijo que sí y le responde ‘tomá, es tuya’.

“Don Pepe cuando pagaban los sueldos en Velez le guardaba un dinero a Daniel, si tenía que darle mil le daba 800 y le guardaba 200. Y con esa plata le compró la primera casa que tuvo Willington en Buenos Aires. Esa era la manera de cuidarlo”, dijo Ríos.

EL SALUDO DE CHILAVERT

El ex arquero paraguayo mantiene una gran amistad con el paranaense, a quien ha visitado en su casa y le envió un emotivo saludo y un reconocimiento más que importante. "Un homenaje a una persona espectacular, una leyenda viviente que tenemos los velezanos. Un capo, un mediocampista excepcional que ya no existe. Para nosotros un referente y un ídolo. Un abrazo a la distancia y te quiero muchisimo a vos y a tu familia", destacó Chila.

Al respecto, Alberto reconoció: “José Luis es un amigo de la familia, ha estado en casa, charlamos mucho, es un fenómeno como persona y como jugador. Mi familia lo quiere mucho, es muy buena gente, pero más que muestre otros aspectos dentro de la cancha cosas que por ahí no compartimos, es una persona muy particular, tiene su forma de ver, pero lo tenés que conocer y charlar. Lo quiero mucho porque ha sido un luchador toda la vida y disfruta el premio que se ha ganado como un muy buen jugador de fútbol”.

APODO DE INFANCIA DE POTRERO

El apodo de Alberto surge en su infancia cuando se jugaba en el campito en su querido barrio Predolini. “Frente de mi casa había una casa que tenía un terreno baldío grande y la casa estaba al fondo. Ahí jugábamos al fútbol con un par de muchachos más grandes que yo. eran de la edad de mi hermano Juan Carlos y yo era en esa época un gurrumín chiquitito entonces cuando quería meterme a jugar con ellos me decían 'no no acá las pulgas no juegan'”, relató el exmediocampista.

EXPERIENCIA EN MÉXICO

En 1972, tras el glorioso paso por Vélez Sarsfield, Ríos emprende su experiencia en el exterior con el Deportivo Toluca Fútbol Club de México. De su paso por tierra azteca, el Pulga reconoció que alí se mantiene un concepto distinto del fútbol en cuanto a lo administrativo “por que hay un dueño del club que es el que maneja todo y en ese entonces yo tuve un par de diferencias, económicas sobre todo, con quien era el propietario don Nemesio Díez (en ese entonces propietario de la cerveza Corona)”.

Y como todo propietario de una “empresa”, Díez marcaba los destinos del a institución, algo que le quedó marcado a Alberto en su estadía. “En un momento le trajeron a un chico ecuatoriano, buen jugador, delantero, goleador y justo Toluca se había quedado sin delanteros. La primera plata que agarra este chico se compra un auto y entró a dar vueltas. Don Nemesio se entera y le dice señor acá tiene, váyase. No había debutado en primera, era el goleador, pero al presidente no le gustó la actitud que tuvo”, contó.

PATRONATO DEL 78

La Pulga vistió la camiseta de Patronato en la primera etapa gloriosa del conjunto de barrio de Villa Sarmiento cuando se logró el ascenso al Nacional de 1978. “Patronato tenía hombres dentro de la cancha. Era muy difícil que un equipo rival lo llevara por delante o lo achicara con golpes. Ese Patronato tenía hombres que se la jugaban en todas las canchas”, sostuvo. “Tuve muchas satisfacción y tengo muchos amigos en Patronato a pesar de haber jugado en el equipo adversario siempre”.

“Se armó un muy buen grupo, se hizo un equipo de amigos que tiró para adelante todos juntos, para mi esa fue la clave de todo. Nos tocó jugar en canchas difíciles y sacábamos buenos resultados. Tuve muchas satisfacciones” reconoció el Pulga que manifestó que aún mantiene vigente la amistad con los integrantes de ese plantel que marcaron la historia rojinegra.

“Había buenos jugadores que llegaron a jugar de manera profesional luego de su paso por Patronato como la Monita Pesoa, Armando Sosa... era un buen equipo y una de las grandes cuestiones era que no arrugabamos en ningún lado”, recordó.

Por otro lado, con respecto al fútbol local, Alberto sostiene que muy pocos futbolistas o deportistas han tenido su lugar de reconocimiento en la ciudad. “Hay muchos que han sobresalido, recuerdo al Flaco Gandola cuando yo me inicié en Atlético, en mi carrera no vi otro marcador central como él o Oscar Claría, jugadores que no tuvieron la buena fortuna o no era el momento para ello. Por ahí la gente no los recuerda demasiado y eran buenos jugadores”, remarcó.

Luego del retiro Alberto Ríos emprendió en la conducción técnica, faceta que comenzó a experimentar en su paso por Vélez con las enseñanzas que le dejó Juan Manuel Ludice, entre otros entrenadores que tuvo en su carrera. “Con Ludice charlaba mucho cuando fui capitán del Vélez campeón. No te digo que tenía la certeza de poder haber dirigido algçun equipo, pero a esa suerte no la pude tener porque justó apareció la propuesta de México justo cuando em había inscripto para hacer el curso de entrenador”.

“Veía que tenía posibilidades de haber dirigido profesionalmente. Si bien dirigí al Toluca y a Vélez interinamente, o se aque alguna maderita había, sabía que podía llegar. Pero de todas manera el fútbol me ha dado muchísimo”.

MENSAJE A LA JUVENTUD

“A los chicos que algún día quieren llegar a Primera División, les digo que siempre hay que tener la misma esperanza, hay que entrenarse y cuidarse. Cuando volví a Paraná entrenábamos martes y jueves, y yo dije no, acá hay que entrenar todos los días. Cuando entrenás mejora todo, en vez de dos días a la semana, en vez de agarrar una pelota le pegas a la pelota, haces un buen trabajo físico. El fútbol mejoró, la gente volvió masivamente a ver los partidos, se entusiasmó con los comentarios con la forma de jugar del equipo, los otros equipos fueron copiando de alguna manera eso y mejoró el fútbol”, manifestó.

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