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Formadora y pionera

Ana María Giménez, la dirigente incansable

Empezó a jugar básquet a los 13 años y como no había formativas lo hacía en Mayores. Fue jugadora, profe de educación física y dirigente. Referente de Quique, aún a sus 78 años trabaja en la dirigencia del básquet femenino.

Amante del básquet y dirigente deportiva que formó a distintas camadas de jugadores. Dejó un gran legado en la ciudad que hoy la tienen muy presente y la recuerdan diariamente como gran formadora y persona.

Nacida en un familia deportiva con un padre árbitro de fútbol, su hermano Toti en todas las categorías futbolísticas en Palermo y ella que comenzó a jugar con sus amigos en la calle a muy temprana edad. “Éramos una banda de gurises, más de 30 entre varones y mujeres que jugábamos a la pelota en calle Fleming”, recordó.

Luego llegó el básquet donde con 11 años comenzó a jugar en la primera del club Talleres. “En esa época no había inferiores y jugaba con mujeres de más de 30 años. Me decían nena”, contó. Su carrera deportiva continuó en el Atlético Echagüe Club, luego en el club Atlético Paraná, tuvo un impasse cuando fue a estudiar para el profesorado de Educación Física y retomó a la actividad en el club Ciclista donde concluyó su carrera.

“El deporte da todo, eso es lo fundamental. Para mi los deportistas son todos iguales, esté donde esté sea en Quique o en otro lado, los aconsejo por igual y más ahora. Hoy los deportistas, con las nuevas tecnologías y la comunicación, son más directores técnicos que los técnicos. Son muy buenos igualmente”, señaló Ana María.

Y remarcó: “Nosotros tenemos que dejar para las otras generaciones qué es lo que se debe tener para ser un buen deportista. Trabajo más trabajo, sacrificio más sacrificio que es igual al logro. De todo eso hay algo que es fundamental y es la humildad, esa es la gente que llega. Me refiero a los que son humilde de espíritu y que saben qué es lo que quieren lograr, que es lo que deben saber nuestro niños y jóvenes de nuestra selecciones. Hay que ponerse al lado del otro y enseñar”.

En cuanto a la enseñanza, Giménez trajo a colación el ejemplo que pueden dar aquellos deportistas convocados a los seleccionados y que luego regresan a sus clubes. “Los chicos del club San Agustín tienen la suerte de tener jugadoras campeonas en U13 y U15. Uno tiene que volver al club y transmitir a sus compañeros la enseñanza que le dejó su entrenador en la selección y su equipo”.

Asimismo, reconoció que la enseñanza deportiva hoy falta que se expliquen los fundamentos. “En este momento nos falta fundamentación. Se los he dicho a los directivos y delegados del femenino y masculino de básquet de la Asociación, porque se perdieron los fundamentos. A los de mini le están enseñando mecánica de juego y no saben picar la pelota, pasar y lanzar. Lo mismo pasará en otros deportes porque solo les interesa el resultado”.

“No digo que no se gane, sino que paren y vean que hay chicos que recién comienzan a jugar y le hacen muchos”, reflexionó.

EL ROL DE UNA INSTITUCIÓN DEPORTIVA

Además de enseñar y difundir una disciplina deportiva, un club tiene que servir como un espacio de contención y educación. “Sin los clubes es difícil porque un niño es un delincuente menos en la calle. En los clubes falta gente que se preocupe, que los atienda y contenga”.

Por otro lado, reprochó el destrato a los jugadores que tienen algunos entrenadores y dirigentes. “No puedo concebir que se hayan ido chicos a otro club porque está cierto DT que le promete el oro y el moro y no le dan nada. En mi época cuando se iba un jugador el otro club te daba dos pelotas o algo, ahora no te dan nada. Por ejemplo Ignacio Varisco que estuvo en Quique y se lo llevaron a Echagüe, que me parece muy bien. Pero después lo vendieron a Ferro y no nos dieron un peso. El derecho formativo como lo tiene el fútbol no existe”.

EDUCACIÓN DEPORTIVA DESDE LA ESCUELA

Ana fue subdirectora de Educación Física de la provincia en la gestión de Mario Moine lo que le permitió conocer y recorrer toda la provincia. También su rol como profesora de educación física le permite notar las diferencias entre su época y la actualidad.

"Hoy en día nada que ver a lo que fuimos nosotros. Hoy le dan la pelota y que jueguen, deja mucho que desear porque no tienen la capacidad para contener al chico y darle lo que necesitan. No saben correr, no saben picar, no saben dar pases", sostuvo.

"La falla está en el profesor, que tiene que saber qué y cómo lo enseña. Están las escuelitas de deporte, pero hay que enseñar los fundamentos, porque sin eso no hay deporte", remarcó Giménez.

LA EXPLOSIÓN DEL DEPORTE FEMENINO

“Es hermoso, hay clubes que ya tienen en mini y pre mini A y B. Hay 1800 jugadoras en Paraná, cuando empezó todo había solo 200. Hay otra política de inclusión de las mujeres, pero también hay que hacer un trabajo de contención de las jugadoras y a las familias también. Que se involucren exjugadores es muy bueno, pero estamos falto de dirigentes porque uno hace una comisión directiva de 24 pero solo trabajan 6”, señaló.

UN EMBLEMA CON MUCHO RECONOCIMIENTO

La comunidad del básquet, del Quique Club y de las instituciones donde ha estado poseen solo palabras de elogio para la figura de Anita, no solo de los adultos que se formaron con ella, sino que también los niños de ahora a los que también ha inculcado sus enseñanzas.

Pancho y Roco basquetbolistas juveniles agradecieron las enseñanzas, el aliento y la ayuda que le ha brindado Ana. “Cuando uno recibe esta muestra de afecto es lo más. Es impagable que un niño te abraza, te saluda o te da ese afecto”, señaló Giménez.

También recibió el reconocimiento de compañeros y muchos seres queridos con los que ha compartido cientos de experiencias. Cecilia y Mirta, dos ex jugadoras que coordinan el mami voley del Quique no dudaron en reconocer que es “una mujer que tiene más corazón que cuerpo”.

“Uno es auténtico y no tiene que cambiar en la vida. Vos venis desnudo al mundo y te vas desnudo, eso es lo que hay que aprender. Como franciscana, estoy acostumbrada a estar al lado del otro y del hermano que necesita. La vida es tan simple, fácil y es fácil enseñar a los chicos. Cuando ves que está haciendo algo mal tenés que educarlo, hoy creo que no están educados tratan mal al resto, entonces hay que enseñarles”, manifestó Ana María.

Quien le brindó sentidas palabras es su hermano Toti: "Sabes lo que vales". “Es un ángel, un ser especial. Los amigos le hicieron un festejo en la calle, como cuando eramos chicos y pareciera que nuestros padres bajaron del cielo para estar con él. De lo que hables él se acuerda de todo, leé, escucha radio, mira tv y tiene contacto con toda la gente".

"Este reconocimiento es un regalo, una caricia al alma, no solo para mi. Hay mucha gente que ha trabajado como yo y ha dado la vida por esto y se han llevado amargura en los clubes y nunca fueron reconocidos", sostuvo.

QUIQUE CLUB

Su inicio deportivo, su barrio, su vida se desarrolló en torno al Quique Club. "Es la vida, porque nosotros nos criamos ahí. En la pandemia al no poder cumplir el rol de presidenta presencialmente, la gente del club fue la que trabajó para arreglar el club. El club es todo", reconoció Ana María.

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