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Se destacó en Paraná, MOP y Litoral

Diego Escobué, un apasionado del fútbol y un luchador de la vida

Dice que su carrera fue en las Ligas Independientes. A los 38 años comenzó a jugar su partido más difícil al ser diagnosticado con una enfermedad hereditaria degenerativa que le dio un nuevo sentido a su vida. Un luchador, ahora DT.

Comenzó a jugar a la pelota a los 5 años en el Club Atlético Paraná. “Si bien mi viejo salió de Palermo, por amistades con la gente del club, como Carlos del Castillo, nos llevó a mí y mis hermanos a jugar a Paraná que empezamos desde infantiles”.

“Me fue muy bien en un grupo hermoso de la categoría 81 con muchos amigos que aún mantengo. Después estuve un año en infanto juvenil de Patronato porque me quedaba cerca el entrenamiento atrás de la escuela Comercio. Fue un año y después volví a Atlético Paraná”, recordó el exdelantero.

Con 15 años jugaba en sexta y también en quinta división hasta que le llegó la oportunidad de entrenar con primera y luego, debutar en la primera liguista. “Entrenábamos de noche y un día fue el técnico de la primera, que era Benito Olguín, y me dijo ‘Diego ¿cuándo pensás jugar en Primera?, y yo no sabía que decirle pero por supuesto que me animaba. A la semana me convocaron a entrenar con el plantel de primera hasta que debuté. Ese primer año me costó adaptarme porque era muy chico y por más que era corpulento me costó”, sostuvo.

Con Benito Olguín y después con la Pulga Ríos, que lo convocó a su equipo, “Salimos tri campeones con esos equipos de la Pulga pero yo jugué poco por razones obvias porque adelante tenía a Tincho Benítez, Antonio Todoro y Pablo Suárez. Entonces por decantación yo era cuarto, quinto delantero. Pero lo disfruté muchísimo, aprendí muchísimo”.

Escobué reconoció que a pesar de sus 90 kilos en la época de futbolista siempre los supo llevar bien y aprovechó su físico. “Si yo hubiese sido más profesional en mi carrera, si me hubiese cuidado más creo que podría haber sido otra la historia. Sin embargo nunca fue mi idea ser futbolista profesional, jugaba porque me gustaba. Cuando estaba en primera mi viejo me insistía que me cuide pero le decía que no iba a jugar al fútbol, que quería estudiar. El fútbol es una de mis pasiones, pero jugaba para divertirme”, sentenció.

Tal es así que una vez que terminó la secundaria comenzó a trabajar en una farmacia donde estuvo por más de 19 años. “Me dediqué a eso, porque de algo había que vivir y eso hacía que no pudiera ir a entrenar. En Paraná Campaña iba sin entrenar”.

Su corta carrera, ya que colgó los botines con 24 años de edad, estuvo marcada por goles, tal vez no muchos “pero si lindos”, dijo. “Siempre digo que los chicos que jugaban al lado mío se lucían porque yo era el jugador que iba al choque, que pivoteaba, que cargaba para los costados. Era un jugador muy técnico, al ser pesado tenía que ser muy inteligente sino no podía jugar. Resolvía de primera y siempre lo hacía bien por eso los goles que tengo fueron casi todos de primera”.

Su forma de jugar y la experiencia adquirida ahora las inculca a sus dirigidos, ya sean grandes o chicos. “Siempre les digo a mis delanteros, cuando menos tiempo tenemos para resolver es mejor”

Diego es flamante entrenador nacional con licencia Pro: “Feliz con eso, es algo que me apasiona y me despierta el indio que tenemos adentro los futbolistas. Lo llevo cada vez mejor”.

Sobre las oportunidades de dirigir reconoció que hay propuestas pero aún prioriza adquirir más experiencia. “Tengo invitaciones de clubes y he charlado con colegas, pero la verdad es que primero quiero hacer mis primeras armas como entrenador. Quiero armar un cuerpo técnico, quiero pulirme un poquito más y estar un poquito más asentado, pero seguramente ese es el camino”, reconoció Diego, actual entrenador de un equipo amateur integrado por amigos, excompañeros y hermanos del fútbol.

“Son muchos ex jugadores de la liga entonces es más fácil. Siempre digo que el trabajo que hago ahora es más de psicólogo que de técnico. Tengo que manejar los egos, tengo que mimarlo un poquito a quien lo necesita, tengo que frenarlo a quien necesita que lo frene. Ya armar un cuerpo técnico, para dirigir algo más profesional, ese es otro desafío”, señaló.

La carrera futbolística tuvo un parate de un año y retomó la actividad en 2001 con la camiseta de Ministerio. “Ahí hice pocos goles pero recuerdo haberle hecho lindo goles a Patronato, uno de los rivales a los que más le convertí en mi carrera”. Luego pasó a jugar liga amateur en la Quinta de Quinodoz “jugaba como si fuese la Liga, en ese torneo me destapé con muchos goles y ahí me ve gente de Litoral de María Grande. Por eso de ahí fui a jugar Paraná Campaña, en un equipo humilde con el que llegamos a la final jugando un gran torneo. Uno de los mejores torneos de mi carrera”.

Pese a haber transitado por torneos liguistas, tanto en Paraná como en Paraná Campaña, Diego sostiene que su máximo desempeño estuvo en el fútbol independiente. “Lo disfruté como nadie, lo tomé como profesional, me gustaba todo lo que rodeaba como el tercer tiempo, compartir con amigos, hermanos. Siempre digo que ahí encontré mi gran socio, mi hermano Alejandro que tenía un juego donde ambos nos entendíamos y eso que jugué también con grandes jugadores como Tincho Benítez, Quica Ponti o Gastón Sangoy, pero con él tenía otra visión que la mantenemos hasta el día de hoy”, recordó el exdelantero.

Y contó: “Él era enganche y yo 9 y solíamos hacer goles donde entrábamos haciendo paredes hasta adentro del arco algo que hoy no se ve. Es una de las cosas que más extraño. El fútbol amateur me dio mucho, hoy en día trato de cruzar donde hay menos gente por una cuestión de respeto porque me paro y me pongo a hablar con todos”.

UN APELLIDO LIGADO AL FÚTBOL DE PARANÁ

El apellido original en realidad es Escoubue. Con sus variantes de escrituras, está muy ligado al fútbol de la capital entrerriana. Por un lado están los ligados al club Atlético Paraná y también están los de Ministerio.

“Estamos divididos un poco. Gustavo es el hermano de mi viejo y mis tías, Tina, Norma, Silvia eran las que más gritaban en la cancha de Atlético Paraná. Eran muy conocidas por sus gritos que calculo que hoy en día les suspenderían los partidos si irían a la cancha. Marcabron un antes y un después en el fútbol infantil, en el fútbol juvenil”, contó Diego.

UN LUCHADOR DE LA VIDA

A los 38 años Diego comenzó una nueva vida signada por una enfermedad degenerativa con la que aprendió a convivir con los años. “Es una enfermedad que me empezó a aparecer dentro de la cancha. Sentía debilidad, no sentía el balón cuando lo frenaba, lo mismo cuando le pegaba, se me apoyaban y yo me caía. Ahí ya me preguntaba qué me pasaba y empecé a reforzar con gimnasio pero me di cuenta que la mano no venía por ahí. Me asusté un poco, inicié con los estudios y fui a una ronda de médicos que ya me ponía nervioso hasta que una amiga dermatóloga, Giselle Patriarca que me estaba viendo por una úlcera me recomendó ir a un neurólogo”, contó Diego.

“El neurólogo sospecho de algo, me sacaron sangre, la analizaron en Buenos Aires y a los dos meses, en diciembre de 2020, me diagnosticaron amiloidosis genética o hereditaria que es una enfermedad, degenerativa, que está dentro de las raras o poco frecuentes. En el país hay poco más de 400 personas diagnosticadas”, relató.

Tras más de 4 años con el diagnóstico, Escoubue asumió la enfermedad y considera que “es algo que me puso Dios en el camino para abrirme los ojos y ver que la vida se puede vivir desde otro lado”.

Asimismo, le hizo comprender que hay cosas que tuvo que dejar de lado, cosas que extraña mucho, pero a su vez le permite estar cerca desde otro lado. “Uno que es futbolero lo va a entender porque cuando voy a la cancha y estoy cerca del césped, en una cancha linda para jugar me muero de ganas de estar ahí. Eso no lo puedo hacer pero si puedo dirigir a los chicos, no puedo tomar una cerveza en el tercer tiempo, pero si unos mates y charlar. Puedo acompañar a mi hijo a que entrene o cuando va a jugar sus partidos, puedo acompañar a mi hija a hacer lo que le gusta que es la música”, manifestó.

La enfermedad en Diego avanza de a poco y le ha afectado los miembros inferiores y hasta ahora poco en las manos y brazos. “El primer lugar donde se depositaron las amiloides, que son unas proteínas que son como mutaciones de una proteína, fue en el sistema nervioso. Y después se depositaron en el sistema digestivo que por momentos complicó mi salud”, contó.

Han sido años duros de aprender a convivir y sobrellevar una enfermedad que hasta puso en riesgo su vida. “Me avanzó fuerte, estuve internado muchos días en una clínica y hubo momentos donde creí que ya no iba a estar más. Con el apoyo de mi familia, mi bastón fundamental, pensando, recapacitando y preguntándome ‘loco, ¿qué querés para vos?’, entendí que tengo un tiempo más, que mi misión todavía tiene algunas cuestiones que resolver acá”.

“Me apoyo mucho en mi familia, soy muy feliz al lado de ellos, de mis hermanos, de mi padre, mis amigos y de mi pareja Adriana, que es mi compañera de viaje hace más de 25 años. Hemos vivido muchas cosas, hemos transcurrido muchos momentos y solamente agradecimiento para ella porque es una mina de fierro. Yo digo que no me podía ir tan temprano, Dios me dio una nueva oportunidad y la estoy disfrutando a pleno, estoy feliz de estar donde estoy”, manifestó.

MENSAJE AL DIEGO NIÑO

“A mi yo de niño le diría algo bajito, al oído, tranquilo, en un buen tono y le diría que disfrute. Que disfrute, que realmente se la crea un poco más porque es un muy buen jugador de fútbol, que en algún momento le faltó para creérsela un poquito más y creer que él podía”, manifestó.

“Creo que por ahí uno siempre desde la humildad nunca sobrepasó ninguna barrera, pero creo que a veces hace falta un poquito de que alguien te dé un empuje y te diga ‘dale Diego, dale que sos bueno, dale que vos podés’”, reconoció.

“Si realmente amás, como yo sé que amás jugar al fútbol metele pata porque dentro de unos cuantos años va a venir el de arriba y te va a avisar que no podés jugar más. Así que hacelo, disfrutalo, meté todos los goles que puedas y el día de mañana vas a poder contarle a tus hijos que es lo que has hecho. La verdad que por más que no haya sido lo que uno por ahí pretendía es muchísimo y hoy estoy orgulloso de lo que hice”, sostuvo.

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