En el último tiempo el boxeo paranaense viene dando exponentes con potencial y futuro, como el caso de Dimas Garateguy. El joven nacido en barrio Paraná V de la capital entrerriana transita sus primeras peleas en el profesionalismo luego de 45 combates en el amateurismo. A base de esfuerzo y perseverancia, Toti apuesta a mucho más en el mundo del box.
A los 15 años conoció el boxeo en el Club Universitario de la mano de Miguel Angel Duro, su mentor. “Con él aprendí mucho, fue el primero que me habló de disciplina en el deporte. Yo era un gurí que sólo quería pegar”, reconoció Dimas amante de los deportes de contacto en general.
“Empecé a practicar con la idea que si me peleaba en la calle podía defenderme, porque no tenía el reflejo de pegar antes, si bien siempre le disparé a los problemas. Después de aprender nunca me peleé en la calle. Hay una frase que me quedó grabada que dice que el boxeo es un deporte que no se juega, y aplica tal cual”, sostuvo.
Además, “ser boxeador no quiere decir que te molés a palos con el que te cruzas en la calle. También pasa que cuando uno entrena entrega todo y al salir después de dos horas uno se va cansado y a gusto, lo que provoca un rechazo a los problemas ajenos”, reflexionó el púgil paranaense.
Tras dar los primeros pasos en el club Universitario, comenzó a pelear en el gimnasio Moto Box. “Motoneta (Leonardo Dehan) fue uno de mis principales referentes, tuvo confianza en mi. Fue el que me vio ligar varios golpes y el que me vio ganar en 17 peleas y perder en una, la del debut”.
Luego estuvo en el gimnasio del recordado Roque Romero Gastaldo que lo marcó mucho, aseguró. “Siempre tuve muy buenos profesores y trataba de pasar tiempo con ellos para conocer buenos talentos de Paraná. Vi muchos que no llegaron a mostrarse, que si lo hubiesen logrado estarían peleando profesionalmente”, contó Garateguy.
Además del boxeo, desde hace varios años Dimas se dedica a la albañilería y diferentes áreas de la construcción, labores que desempeña sin descanso a la vez. Esos conocimientos de construcción le permitieron realizar desde los cimientos su casa donde vive con su familia en barrio Capibá, en la zona sur-este de Paraná. “Con mi esposa Nadia hicimos la casa cuando mis hijos, Juan Cruz y Candelaria eran chiquitos. Cuando nacieron deje el boxeo y le dije a mi señora de encarar la construcción y una vez que estemos cómodos iba a volver y así fue después de casi 4 años”.
“Mi familia siempre está, son mi vida”, aseguró Dimas que ha llevado muy pocas veces a su hijos a una velada. “Solo fueron a mi debut profesional, le pedí a mi señora que los lleve porque era algo que deseé por muchos años. Después preferimos pagar una niñera porque Juan Cruz es muy inquieto y anda por todos lados, y bueno para evitar eso los cuidan en casa”.
SACRIFICIO Y PERSEVERANCIA
Con el correr del tiempo, Toti fue adquiriendo las costumbres del deporte que le permitieron construir su carrera y su forma de ver el boxeo. “Mi rutina viene desde el amateurismo, por ahí no tenía la misma ganas porque trabajaba en la empresa de construcción. Entrenaba todos los días, peleaba de guapo, de oficio. Pero sabía que iba a cambiar cuando sea profesional”, contó Dimas.
En esos primeros años también dejó otras actividades para encarar de lleno a la disciplina, que en su momento le cuestionaron pero que con el esfuerzo demostró que estaba para más. “Siendo amateur si un día me levantaba y decía que no quería seguir no tenía que rendir cuentas a nadie. Quería salir de eso para tener otra disciplina y que la gente crea más en mí. Había empezado la facultad, la deje por el entrenamiento y mi familia me cuestionaba si valía la pena dejar los estudios, por eso tenía que ser profesional para justificarlo”.
Ya siendo profesional dedicó su tiempo a mejorar su estado físico y su técnica. “Juan Espíndola me agarró con 88 kilos en el amateurismo y me dijo que había que apostar con mucho entrenamiento, trabajando más a conciencia, respetando horarios, controlando mi peso con comidas y bebidas que no atribuían en nada. Todo eso hace a la sumatoria de cosas que me traen al hoy”, sostuvo.
BOXEAR DE LOCAL
A mediados de septiembre el gimnasio polideportivo del Club Atlético Estudiantes de Paraná recibió una nueva velada boxística que tuvo como protagonista a Garateguy contra el gualeguaychuense Jonathan Parada en la categoría Súper Welter.. Tras un combate duro e intenso, el paranaense consiguió la victoria tras el fallo unánime de los jueces.
“Ahora lo volteé en dos ocasiones, pero me entrené muchísimo para esta ocasión porque ya habíamos peleado antes en Santa Fe y yo me había ido confiado pero me fue mal. La primera presentación me fui con la idea de tirar todo, pero me di cuenta que no era así porque no soy un boxeador que explota y tira todo, y este muchacho sí y me metí en su pelea. Fue una pelea durísima, cobramos los dos y yo me llevé el resultado negativo”, recordó.
Y al respecto del triunfo en el CAE, reconoció: “Para esta segunda pelea me entrené más e hice mi pelea, a mi modo. Cuando cayó la segunda vez me dio la confianza de que es un vago que se puede caer, es un tipo bien trabajado. Eso no me afectó porque estaba bien entrenado, ahí aposté a todo”.
En cada combate se toman distintos riesgos donde se puede ganar o perder, sin importar la experiencia adquirida. “Si bien tenía la pelea casi ganada en el sexto round podría haber perdido y se revierte todo. La victoria fue para la gente, el último round creo que salí a hacerlo para mi, me lo tenía que sacar y así ligué. Voy a ese trabajo porque tengo confianza que aguanto el golpe”.
Tras el triunfo en la categoría de 69kg, el púgil paranaense apostará a bajar de categoría. “Me quiero probar en 66kg, en el ambiente profesional me encontré que los de mi mismo peso son grandes, ya estoy regalando categorías. Noto la diferencia física, muchos me han dicho que me tengo que probar en otra categoría”, manifestó.