Néstor “Loco” Candedo es un amante del fútbol y a sus 64 años sigue muy ligado dirigiendo en las inferiores del Club San José de Aldea Brasilera. Nació el 8 de mayo de 1960 en Parque Patricios (Capital Federal) y se desarrolló futbolísticamente Boca Juniors pero luego pasó al club del barrio Huracán donde llegó a jugar en primera división. El deporte lo trajo a jugar en clubes paranaenses: Belgrano, Patronato, Atlético Paraná y San Miguel.
“Estuve hasta los 12 años en Boca y ya era momento de fichar, me llegaban las cartas pero yo quería jugar con mi hermano que había pasado de San Lorenzo a Huracán. Ahí me dijeron que para eso primero tenía que jugar el Campeonato Evita representando a los municipales de Parque Patricios. Fuimos a jugar, ganamos el torneo y nos ganamos un viaje a Bariloche”, recordó de sus inicios.
En el Globo llegó a jugar más de 200 partidos en primera con una gran cantidad de goles. Debutó en 1976 con 16 años ante Banfield entrando desde el banco y fue titular dos juegos más tarde ante River Plate.
“Era el 9 goleador en la Reserva de Huracán. Llegué ahí porque en una concentración con mi hermano que estaba en primera, Nelson Chabay el entrenador de reserva le pregunta a mi hermano por un 7 que no tenía y me recomendó. Jugué y la descosí, me aplaudían de los cuatros lados. Después de eso al tiempo viene un señor mascando coca y me dice ‘ pibe a partir del martes empieza a entrenar con el plantel profesional. Y no sabía quién era y me dice soy Miguel Antonio Juárez, el entrenador de primera”, sostuvo.
Compartió equipo con Héctor Baley, Osvaldo Ardiles, Hugo Saldaño, René Houseman entre otros.
Allí se ganó el apodo de “Loco” y él lo relaciona por haber sido suplente de Houseman. “Con René nos llevábamos muy bien, hasta compartíamos escapadas de la concentración. Nos daban permiso a la tarde para ir al cine o ver un partido. Decíamos que íbamos a ver a Defensores de Belgrano pero terminábamos en la casa de él fumando un cigarro, tomando una cerveza, escuchando música. Y a la vuelta pasábamos por la cancha para preguntar cómo había salido el partido y volvíamos a la concentración”, contó con gracia.
“El Loco era una persona maravillosa, de un corazón enorme. Cuando yo estaba de suplente se hacía el lesionado y me hacía entrar para que ganara el premio que daba el club.Uno jugando aunque sea un minuto tenía premio y estando en el banco era el 50%. Y es por eso que yo ganaba más de premio que de sueldo.
Pese a haber compartido con grandes jugadores de los ‘70, ‘80 y ‘90 no guarda recuerdos materiales de ese entonces. “Antes era complicado por que nos cobraban las camisetas y si la dábamos nos descontaban. Eran muy pocas las que regalabamos”.
LA ACTUALIDAD DEL FÚTBOL
Néstor es amante del fútbol pero difiere mucho de los nuevos métodos de juego. “No suele haber grandes individualidades, hoy es un fútbol de dos toques por que reciben y la largan, llegan a tres cuartos de cancha y vuelven atrás. En nuestra época llegábamos al 3/4 de la cancha y terminábamos en el arco contrario, así fuera gol o no. La verdad no me gusta el fútbol actual”, señaló.
Antes “el fútbol era más lento, te mataban a patadas. Ahora es difícil ver un jugador que gambetee a tres adversarios. Cosas que por ahí no entiendo”.
EL FÚTBOL
“Económicamente el fútbol no me dejó nada, pero sí un montón de amigos que es lo más lindo. En cada provincia que estuve dejé amigos”, reconoció Candedo.
A lo largo de su carrera futbolística jugó en más de 10 equipos de distintas partes del país y en cuatro del fútbol paranaense. En Huracán, donde se formó desde las inferiores, jugó 202 partidos.
En el cierre de su carrera decidió radicarse en Paraná porque “me encanta la gente, la tranquilidad que ofrece y porque no me gustaba viajar tanto”, sostuvo. Además de vestir las camisetas del Mondonguero, del Gato, del Patrón, además fue entrenador de San Miguel.
Hoy la vida lo encuentra viviendo en Aldea Brasilera donde también trabaja dirigiendo Sub 23 y Sub 15 en el Club San José haciendo dupla técnica con Mario Restano. “Es algo que me encanta, sobre todo por enseñarle a los más jóvenes”.
Con 64 años sigue ligado al fútbol pero a su vez reconoció que nunca más volvió a jugar. “Me encanta, veo una pelota y la pateo pero me hace mal. Tengo artrosis en las rodillas y hace más de 20 años que me operé de los meniscos. Si juego estoy más de una semana para recuperarme”, contó.
“Quizá tenía un poquito más de condiciones que otros, pero no me creo más que nadie. Ni menos que ninguno tampoco. Yo jugaba y me divertía”, recalcó.
EN LA SELECCIÓN JUVENIL
Néstor pudo disfrutar de vestir la camiseta del seleccionado argentino en las juveniles y participó en los Sudamericanos de Venezuela 1977 y Uruguay 1979. Por ese entonces compartió equipo con Maradona, el Patón Bauza, Hugo Alves, el Vasco Olarticoechea entre otros grandes futbolistas de la época.
“Jugar con la Selección es algo indescriptible, es algo distinto, es lo más grande que hay. Cuando te ponés la camiseta te sentís más jugador y cuando suena el himno nacional es emocionante. Se te infla el pecho”, reconoció. Luego por cuestiones extra futbolísticas, fue convocado a hacer el Servicio Militar, no pudo ser tenido en cuenta para el Mundial Juvenil de 1979 donde la Albiceleste se quedó con el título.
EN EL CASAMIENTO DE MARADONA
El Loco fue uno de los cientos de invitados al casamiento de Diego con Claudia Villafañe en el estadio Luna Park. Candedo compartió mesa junto a otros jugadores de esa época como Abelino Gonzales, Jorge Romero, el Colorado Suarez, la Pantera Rodríguez que era arquero de Boca, Silvio Pérez y otros. “Nuestra mesa estaba cerca del escenario, arriba de mi cabeza tenía un parlante y estábamos cerca de donde salían los mozos. Yo les ponía una monedita en el bolsillo y me tenían la copa llena toda la noche”, recordó.
“Diego se acordó de mí y no lo podía creer siendo que hacía más de 10 años que no lo veía. La invitación me llega por medio del periodista Juan José Lujambio, que me tuvo que localizar por familiares porque yo ya estaba viviendo en Paraná. Y me dice ‘tenés una suerte bárbara porque son muy seleccionados los invitados de Diego, él mismo seleccionó quién quería que vaya’”, contó.
Lo que guarda de ese momento es la tarjeta de invitación y ha de ser uno de los pocos privilegiados que pudo conservarla. “El que recibía las tarjetas era Don Diego y cuando llegue se la estaba por dar y me dice ‘No Loco, eso es tuyo’. Él me quería mucho”, señaló el entrerriano por adopción.
Durante la fiesta fue complicado hablar con el Diego, pero Nestor aprovechó un momento y pudo saludarlo y charlar. “Él estaba en la tarima y en un momento miró para abajo, me vió y saltó a saludarme. Me dijo ‘Loco lo que necesites me venís a ver’. Y nunca le pedí nada, hasta me quedó debiendo 50 dólares que le presté en un viaje con la selección que necesitaba para comprarse un equipo de música”.
El exfutbolista recordó que hizo lo imposible para estar presente. Se fue en colectivo y al finalizar la fiesta salió en tren hacia Rosario y luego hizo dedo hasta llegar a Paraná. “En la ruta hice dedo y me levantó un camionero que resultó ser familiar del Negro Longo, un 2 de Huracán que jugó conmigo. Me dejó en la cancha de Unión y caminé por Bulevard hasta el puente hasta que me levantó un Fiat 600 que venía a Paraná. El único problema es que tuve que empujarlo vestido de traje y todo”.
A Diego Armando lo conoció cuando ambos tenían 12 años. Candedo ya entrenaba en Huracán y Maradona en Argentinos Juniors. “Nos hicimos amigos en el colectivo porque usábamos el mismo para ir a entrenar. Ese Diego de niño era una bestia, totalmente distinto con una zurda mágica que no lo podía parar nadie”.
Con Maradona compartió equipo en los seleccionados juveniles y lo enfrentó en varias oportunidades a nivel clubes. “Jugar con él era lo más fácil porque vos solamente tenías que picar y sabías que la pelota te iba a caer. Y muchas veces picabas en falso porque salía con otra jugada. Era una cosa de locos”.
MONDONGUERO
Belgrano fue su primer hogar futbolístico en la capital entrerriana de 1985 a 1988. Fue uno de los futbolistas que conformó el equipo que enfrentó a River en 1986 en la vieja cancha de Salta y Victoria
Su llegada al Mondonguero fue luego de quedar libre de Huracán y con el pase en su poder. Si bien tuvo propuestas de Independiente, San Lorenzo y River, tuvo que optar por venir a Paraná.
“En ese momento me quería llevar el Vladislao Cap, técnico de River y la Selección. Él me llamó y al otro día falleció y se terminaron las posibilidades de ir a River. Y más que Alzamendi pasó de River a Independiente en el último minuto del mercado de pases y yo me quedé afuera de todo”, sostuvo.
A lo largo de sus años de futbolista vistió las camisetas de All Boys, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Central Norte de Salta, Gimnasia y Tiro de Salta, Atlético Tucumán, Aldosivi, Ferro de General Pico de La Pampa, Argentinos de San Nicolás, Almirante Brown y los equipos de Paraná.