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Gabriel Graciani, el hombre de los tres ascensos de Patronato

Llegó de Sir Leonard y se ganó el corazón de los hinchas en los 15 años de carrera. Fue DT de formativas, estuvo a cargo de la Reserva y dirigió al primer equipo. Hizo realidad uno de sus sueños y abrió una academia de fútbol.

Gabi Graciani nació en Sir Leonard, un pueblo ubicado a 8 kilómetros de Bovril. Allí vivió toda su infancia e hizo la escuela primaria. Desde chico comenzó con el fútbol en Deportivo Bovril, viajaba todos los días a entrenar, y llegó a debutar en primera división

A los 13 años tuvo que continuar sus estudios secundarios en Bovril, ya que en ese entonces su escuela no tenía nivel secundario, y se fue a vivir en una pensión solo. “Empecé jugando como volante por derecha, de 8 porque corría mucho. En un partido de primera no llegó el 4 y me pusieron a jugar ahí. Después jugue otro partido como 4 y en el clásico con Alcaraz estaba de 8 pero expulsaron a uno y me cambiaron de lugar así que otra vez fui de 4. Ya cuando estaba en Universitario de Villa Libertador San Martín, jugando el Argentino B, el entrenador me puso definitivamente de 4”.

Tras su paso por la Villa regresó a Deportivo Bovril por un tiempo hasta que le ofrecieron una prueba en Patronato cuando tenía 18 años. “A mi técnico de Bovril, el Negro Gentile le pregunté si me convenía probar de 8 o de 4, y me dijo de 8 no vas a tocar muchas pelotas, de 4 as a tener más contacto. Me acuerdo que en la primera práctica en la Capillita me pegaron un baile. Y después de varias semanas ya quedé de manera definitiva en el club”, recordó.

A esa edad, y mucho antes también, Gabi siempre tuvo el sueño y la intención de ser futbolista. “Las ganas y la idea siempre la tuve y llegar a Patronato era lo más grande para mi. Después una vez que llegué era pelearla, sufrirla y adaptarme, porque también tenía que aprender a manejarme en la ciudad porque en mi pueblo era todo cerquita”.

Desde su arribo en el año 2000, paso a paso Graciani fue construyendo su carrera y con el tiempo se convirtió, además, en uno de los referentes del rojinegro. Fueron 15 años donde se supo ganar el cariño de la gente siendo uno de los caudillos de los múltiples ascensos desde el Argentino B al Nacional B.

“Fueron más de trescientos en los Argentinos, 100 en el Nacional y muchos más en Liga Paranaense. Fue algo que se fue dando de a poco. Soy hincha del club, crecí ahí y me dio todo por eso sufro cuando pierde y disfruto cuando se gana. El club es parte de mi vida, es mi familia”, destacó el entrenador y actual ayudante en el staff de Diego Pozo en el primer equipo.

Esos equipos que pusieron en lo más alto al Negro paranaense estaba compuesto por mayoría de jugadores de la casa y que se entrenaban con lo que había disponible, realidades muy lejanas a lo que eran las inferiores de AFA. “El primero que me enseñó a posicionarme en el campo de juego fue Luis Murúa cuando la mayoría teníamos 23 o 24 años. Él empezó a trabajar tácticamente por línea por eso creo que fue uno de los grandes maestros que nos enseñó a pararnos dentro de la cancha y a jugar”, destacó Gabi.

“Éramos un grupo que la habíamos peleado siempre desde la Liga (Paranaense) y pasamos todas las etapas en el Argentino B. Fuimos un grupo muy unido que nos llevábamos todos bien dentro de la cancha. Éramos jugadores con hambre de gloria que queríamos ver qué pasaba más allá o del otro lado. Veíamos cómo era la otra realidad jugando amistosos en Santa Fe, pero queríamos vivir nuestra experiencia y demostrar que podíamos”, manifestó el ex defensor laterar.

Graciani destacó que el grupo “siempre era uno solo, si uno se caía había dos para levantarlo y cada vez que se sumaba alguien se adaptaban bien. No éramos amigos todos, pero si compañeros dentro y fuera de la cancha”.

De esa gran familia rojinegra, Gabi mantiene una gran amistad con varios de sus integrantes. Uno de ellos es con Walter Andrade. “El negrito es de fierro porque para lo que uno necesita siempre está. Estuvimos juntos en todas, hemos sufrido juntos dentro y fuera de la cancha. Es una de esas personas que en la cancha lo ves rudo, con cara de malo pero es un pan de Dios. Somos familia y es el padrino de mi hija”, sostuvo.

Y más de una vez se solían preguntar si en algún momento era posible llenar el Estadio Presbítero Bartolomé Grella. Eso que fue parte de innumerables charlas y un sueño lo pudieron completar y en reiteradas oportunidades. “Después del entrenamientos que lo hacíamos en el Grella, nos quedábamos elongando y hablando con el equipo y la charla repetida era ¿cuándo vamos a llenar la San Nicolás?”. Y pasó en cada ascenso.

Gabriel Graciani ha tenido una vida junto al fútbol desde su comienzo en Bovril hasta su presente formando futbolistas. Una carrera que continúa, y apuesta aún más a seguir acrecentando. “Desde chico tuve la mente puesta en ser futbolista y al ver hacia atrás, con todo lo que pasé de irme a vivir solo y luego llegar a Paraná tan joven, veo que el camino recorrido no fue en vano”, destacó el entrerriano de 42 años.

HAMBRE DE GLORIA

Tanto esfuerzo desde su Sir Leonard natal, que le costó ir a vivir solo a Bovril y luego mudarse con su familia a Paraná si que tuvo su premio. Primero con los ascensos y luego con el disfrute que eso conlleva. Uno de esos placeres del fútbol se lo dio cuando enfrentó, entre otros grandes del fútbol argentino, nada menos que a River Plate.

“Éramos jugadores con hambre de gloria que no nos importaba nada. por eso significó un montón ganar ese partido”, sostuvo Graciani con respecto al partido que el Negro venció al Millonario en cancha de Colón de Santa Fe por 1-0.

De ese encuentro, Gabi recordó el momento de la arenga en el túnel antes de ingresar al campo de juego. “Antes de entrar nosotros siempre rezabamos y después la arenga donde gritabamos. Nosotros estábamos detrás de los jugadores de River y ellos miraban como diciendo quiénes son estos indios”, contó.

ACADEMIA DE FÚTBOL

A los 42 años y con una basta experiencia en el fútbol, como jugador y entrenador, Gabi logró plasmar una idea que viene elaborando desde hace varios años con una Academía de fútbol para la formación táctica y técnica de futuros futbolistas. La Academia Gaby Graciani funciona en un predio en inmediaciones al acceso Norte y calle Bazán y Bustos de la capital entrerriana. Está destinado a chicos y chicas de 11 a 13 años de edad.

“Era una idea que tenía hace muchos años y nunca me animaba. Con mis compañeros charlabamos, les decía que tenía ganas de hacerlo y me decían no digas nada que después no lo haces. Llegó un momento donde mi compañera de vida, mi señora, me dicen animate, ahora es el momento o sino no lo vas a hacer nunca más. Me decidí y arrancamos”, contó Gabi.

“Con mis compañeros siempre he hablado que estaría bueno empezar a trabajar esas cosas que a los chicos les falta para que se desenvuelvan de la mejor manera en el fútbol. Por ejemplo trabajar en el control, el pase, la ubicación en la cancha que son cosas que he notado, no solo en Patronato, sino también en muchos clubes”, manifestó.

En ese sentido Graciani reconoció que parte de la falta de esas técnicas tienen que ver con el lugar donde suelen entrenar. “Depende mucho de los campos de juego, y muchos clubes suelen tener una sola cancha para todas las categorías. Eso lo suelo ver en la Capillita cuando las inferiores van a enfrentar a Patronato”

El objetivo de la academia es brindarle a los chicos y chicas un complemento al entrenamiento diario con labores que hacen al funcionamiento de cada jugador de manera técnica, táctica y según la posición que tengan en el campo de juego. “Hay cuestiones que en Primera División no se permiten por ejemplo jugar de primera o pararla y tocar rápido, ya que por lo habitual se ve que reciben y luego de 3 toques dan el pase”.

“Hay entrenadores que vienen y ponen jugadores ya formados porque en primera si te equivocas una vez el técnico siempre tiene otra opción”, remarcó.

Tras su retiro en el 2015 comenzó en la conducción técnica de inferiores y formativas de Patronato. Ha estado al frente de la Reserva y en varias oportunidades se hizo cargo del primer equipo en las etapas de transición de entrenadores.

“Son desafíos lindos aunque son muy difíciles más que nada para nosotros que somos del club y queremos tanto el club por eso ahí hay que que trabajar la cabeza con los chicos que vienen pasando un mal momento. No se trabaja mucho y uno se convierte como en un psicólogo. La idea es siempre estar a disposición para ver si sale adelante el equipo”, remarcó.

Con casi 10 años de experiencia en la conducción técnica y formación de futbolistas Gabi se ilusiona con seguir creciendo y no descarta dirigir algún equipo. “La idea está en dirigir en algún momento y si existe la posibilidad nos vamos, ya está hablado con la familia porque si es una buena propuesta es para el crecimiento personal y de toda la familia”, señaló.

LOS PILARES

En su transitar deportivo y personal siempre estuvo bien acompañado. Los infaltables fueron sus familiares, tanto en las buenas como en las malas. Empezando por sus padres y hermanos.

“Mi mamá Inés siempre estuvo y nunca me hizo faltar nada. Desde que quedó sola, cuando falleció mi padre que yo tenía 11 años, trabajó y siempre me daba todo, de la forma que sea siempre estuvo para lo que yo necesitara”, contó.

Y otro que durante su infancia fue como un padre, fue su hermano Gustavo “un ejemplo y un pilar muy importante”, manifestó. “Me ayudó mucho desde chico, igual que todos mis hermanos que estuvieron en todo momento. Cuando estaba en Paraná ellos hacían lo imposible para ayudarme”, valoró.

Y justamente Gustavo es el padre de Gabriel Graciani, sobrino del exdefensor rojinegro, que supo vestir las camisetas de Colón, Estudiantes de La Plata, Instituto de Córdoba y también Patronato. “Siempre la luchó, le dedicó tiempo y llegó. Gracias a dios anda bien y lo está disfrutando”.

Toda su carrera también estuvo acompañada de una persona muy importante, Jésica su compañera de vida, esposa y madre de sus dos hijos, Felipe y Lola. “Transitamos todos, me acompañó siempre desde Bovril a mudarnos a Paraná. Logramos armar una hermosa familia que vamos para todos lados juntos”, valoró.

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