Son apasionados por el fútbol, hinchas de River desde la cuna y sueñan con jugar en primera y de manera profesional. “Si es juntos mucho mejor” coincidieron los futbolistas de 14 años. Aún están en etapa escolar, cursando el secundario en la escuela Virgen de la Medalla Milagrosa, pero día a día apuestan a continuar su preparación deportiva.
Los trilli iniciaron con la práctica a los 7 años en el Club Atlético Belgrano. Comparten equipos desde que comenzaron, salvo algún que otro torneo donde el mondonguero conformaba dos equipos. Fede “En un torneo organizado por Belgrano yo jugué con Nacho y nos enfrentamos al de Thiago en la final y le ganamos”, contó Fede.
En la actualidad Nacho juega de número 4, Thiago de 8 y Federico de 5. En Belgrano hubo un tiempo que con Nacho jugábamos de 8, un tiempo cada uno”, recordó Thiago. Fede quiso incursionar en el arco, pero su padre, que fue futbolista, le recomendó ocupar otra posición. “En el club me ponían a atajar pero en mi casa no querían”.
Los Cersofios remarcaron que jugar juntos es “más lindo compartido con un hermano, si bien la competencia es continúa como con cualquier compañero de equipo”. “Siempre nos apoyamos los tres, vamos para adelante no más”, dijo Ignacio.
Sus desempeños llamaron la atención del entrenador Ariel Giacinti quien los llevó al rojinegro. “Fue muy lindo pasar de jugar Liga a AFA”, manifestó Thiago.
Los trilli contaron que en estos años han notado diferencias muy notables con la Liga Paranaense. “Se nota mucho la diferencia en AFA por la fuerza de los jugadores, la intensidad, el roce con el que se juega. Es todo más físico en la B, en primera es más juego”.
UNA FAMILIA MUY PRESENTE
Thiago, Nacho y Fede integran una familia de 7 integrantes. Sus padres que “acompañan en todas, siempre están, suelen viajar cuando jugamos afuera”, y sus hermanas mellizas, Sol y Rocío, 5 años más grandes que ellos. “Las queremos mucho, siempre están apoyando, van a todos los partidos”.
Quien forma parte importante de sus vidas deportiva es el abuelo Héctor “Tata” Cersofios. “Es una de las personas que siempre está presente. Él nos enseñó a patear en el patio, nos colgaba una pelota y nos enseñó a cabecear”, reconocieron emocionados los hermanos.