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De Urdinarrain, paranaense por adopción

María Laura Rotta, la del talento inoxidable

Sigue jugando en 1ra. a gran nivel con 42 años. Comenzó de chica por el amor al deporte que le transmitió su madre, pilar fundamental. Presión, éxito y discriminación. Charla imperdible con la exSelección Argentina y campeona sudamericana.

El básquet siempre estuvo presente en su vida. Su madre ex basquetbolista al igual que sus tías, fue su espejo para iniciar desde los 4 años con las prácticas en el club Luciano de su Urdinarrain natal. Por el trabajo de su padre se mudaron a Paraná y con 6 años siguió jugando en el Club Atlético Estudiantes. “Cuando llegué lo primero que hice fue preguntar dónde podía jugar al básquet”, contó.

“Mi mamá (la exjugadora Nora Perlo) y mis tías estuvieron en la selección de Entre Ríos y de Paraná. Me han dicho que juego parecido pero nunca pude encontrar un video de ella jugando. Igual ella me dice que hoy es distinto, que no podría jugar por como se pegan, y si tiene razón en mi época era más el movimiento, la finta, el juego de piernas y hoy van más al choque”.

Recientemente, María fue la máxima anotadora de la primera edición de la Copa Paraná organizada y fiscalizada por la Asociación Paranaense de Básquet Femenino (ABPF). Representando a Alma Juniors de Esperanza acumuló 93 puntos en cinco partidos, 26 de los cuales marcó en la final ante su ex club Talleres.

Esos números demuestran que a sus 42 años la entrerriana continúa vigente, algo que ello asocia a su pasión con el deporte. “Cuando entro en una cancha no pienso en los puntos que voy a hacer, sino en aportar lo mejor al equipo”, señaló.

“Para mí el básquet es un estilo de vida. Recuerdo que de chica siempre estaba en el club, fue mi segundo hogar, porque amaba el básquet. Fue una contención más cuando falleció mi papá, que tenía 9 años y mi mamá se hizo cargo de mi y mis hermanos. Los familiares de ella le decían que se vuelva a Maciá, de donde son ellos, pero quiso quedarse acá”, recordó.

Y valoró: “Mi familia y el club fueron un gran apoyo en mi formación, cuando fui a la Selección. Todas esas cosas que me formaron, me dieron valores y que hoy puedo dar a mis alumnos como profe de educación física. El básquet me dió todo, es mi vida entera por eso no me veo sin una pelota de básquet”.

LA PRIMERA CONVOCATORIA A LA SELECCIÓN

Las buenas actuaciones en el plano local y provincial la llevaron a la categoría cadete de la Selección Argentina a los 14 años. “No sé si fue suerte, yo digo que fue una bendición tener facilidad para el básquet, agregado a la pasión. Cuando me convocaron me sentí tan bien en la cancha con el grupo que nunca tuve problemas de adaptación”, manifestó.

Ser seleccionada para representar al país no era tan sencillo en aquella época ya que la gran mayoría eran representantes de equipos de Capital Federal y unas pocas del interior del país. “En ese momento era tener esa suerte o irte a jugar allá. Igualmente creo que hubiese sido distinto si tuviera un mejor acompañamiento extra, no solo en lo deportivo. En parte eso motivó mi renuncia a la selección y que hoy, con la madurez que tengo, puedo decir que fue lo correcto y no me arrepiento”.

“La verdad no me sentía considerada una persona, solo era una jugadora. Por ejemplo volvíamos de viaje y nos dejaban solas en Retiro. Recuerdo que en el Cenard nos tenían cortitas con la alimentación, y yo que soy loca por los dulces una vez me encontraron con un alfajor y me hicieron pasar un muy mal momento. Tal vez no tendría que haberlo hecho, pero nunca tuvimos un acompañamiento o una contención, como lo hay ahora con psicológicos”, contó.

“O cuando nos tomaban test físicos, yo solo era feliz en la cancha pero todo lo que era afuera me generaba mucho estrés. Era mucha presión y si no lo cumplía era complicado porque te cuestionaban que no trabajabas y yo si hacía todo lo que me mandaban. Igualmente viendo cómo trabajan hoy, creo que nosotros no trabajábamos bien”.

Fueron muchas las situaciones que la llevaron a María Laura a tomar la decisión de renunciar a la selección con tan solo 24 años. “No la pasaba bien, entonces decidí no ir a una concentración de la mayor. Me llama el entrenador (Eduardo Pinto) para preguntarme porqué no fui y le dije que no me sentía bien con el cuerpo técnico. Me dijo el tren pasa una sola vez, cuántas desearían estar en tu lugar a lo que le conté lo que me pasaba. Después de eso no me convocó más”.

EL BÁSQUET FEMENINO

Las distintas ramas del deporte femenino están mucho más establecidas, organizadas y hay competencias. “Me fui amoldando a todo el crecimiento del básquet. Por un lado veo muy positivo el cambio y por otro lado no tanto que para mi fue positivo el cambio. Antes era más táctico, un juego más pensante, entrenábamos los fundamentos técnicos teníamos más destreza o por lo menos las entrenábamos. Ahora yo veo que el juego es mucho más dinámico, de más fuerza, de velocidad”.

“Ahora no hay jugadora que no vaya al gimnasio o no haga entrenamiento extra. Antes éramos pocas que íbamos a un gimnasio, yo lo empecé a incorporar en la selección, pero era muy similar a cualquier deporte y ahora es distinto porque es específico de cada disciplina”, sostuvo.

Sin embargo en la época que Rotta comenzó era muy distinto donde era común la discriminación, que hoy también las hay pero en menor medida. “La condición sexual fue muy hablada dentro del deporte, como me pasó a mí que fui rechazada por un club (Lanús)”, recordó la pivote que ante ese rechazo se fue a Platense.

“A mí sinceramente no me afectó, porque como tenía facilidad en el deporte nunca me costó y tenía otras opciones. Hoy hay casos pero son los menos, igualmente falta un poco más de amplitud no solo con las jugadoras , sino con las personas que están a cargo de los planteles y la dirigencia. Es difícil ver a una mujer en esa posición, donde destaco la labor de Laura Cors que pudo pero se retiró por no ser escuchada”.

Y destacó: “Estamos en un mundo que quiere cambiar sin ir más lejos la selección Argentina hay chicas que son pareja y están compartiendo el plantel de la selección, ya es otra cosa y ahí voy donde consideran a la persona, el ser humano. Creo que donde uno está bien entrega lo máximo”.

En ese sentido, destacó el rol que presentan los entrenadores para la creación de un buen clima de entrenamiento. “Me gusta mucho el Chapa Retegui por cómo logró formar un equipo por fuera del deporte. él tiene en cuenta a la persona y no solo a las jugadoras lo que favorece en el rendimiento de cada una. Y dentro de mi equipo intento hacerlo siempre en el equipo que estoy”.

CAMPEONA SUDAMERICANA 96

“Tengo la imagen presente como si fuese hoy”, contó María sobre el título sudamericano obtenido en Brasil ante las locales en 1996. “El estadio estaba completamente amarillo, por ahí perdido había unas 10 camisetas argentinas. Fue una locura”.

EL APOYO INCONDICIONAL

Su madre representa todo. Es su pilar fundamental en la vida y que la acompañó en todo momento. “Es un ejemplo de fortaleza porque quedó sola y nos crió muy bien a los tres. Además es muy orgullosa de mí, decía que estaba en la selección y yo la hacía callar porque me daba verguenza”.

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