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Exdocente y dirigente deportiva

Marita Correa, una historia de resiliencia y vocación

Es tesorera de Universitario, presidenta de Acludepa, secretaria de Federación Entrrerriana de Clubes y vocal de la Argentina. Perdió un hijo y lucha contra una enfermedad, pero no se rinde y trabaja en pos del prójimo. Ejemplo.

Al hablar de dirigentes deportivos reconocidos por su trayectoria y su personalidad, es ineludible no destacar la figura de Marita Correa. Docente jubilada, dirigente del Club Universitario y cumpliendo funciones en distintos organismos deportivos a nivel local y nacional, La Mari es una de las luchadoras incansables de los clubes barriales de la ciudad de Paraná.

“Ante todo soy mujer, todo lo demás es por añadidura”, señaló Correa. La vida la llevó a cumplir distintos roles pero que tienen puntos en común, como el de docente y el de dirigente deportivo. “Son diferentes pero tienen similitudes como enseñar, acompañar, contener. Más allá que en la escuela se enseñan contenidos, educa un montón de otras cosas que tiene que ver con la formación de las personas. En los clubes sucede exactamente igual, no es nada diferente solo que está lo deportivo de cada disciplina”.

“Amé la docencia, sigo haciendo docencia por más que uno se de cuenta uno la sigue haciendo lo mismo que hacía antes, por eso me cuesta definirme como docente o dirigente, todo lo otro fue viniendo sin querer, sin planificarlo”, señaló Marita que se desempeñó como docente en el Cristo Redentor y como maestra ad honorem en la Escuela de Capacitación.

“Ahí era maestra de cultura general de todas las personas que no habían ido a la escuela. Todo era ad honorem hasta que se creó la escuela y luego dejé porque no podía seguir por mis cuatro hijos, tenía muchos horarios”, contó.

En la década del 90 también comenzó su incursión en lo deportivo en el club de su barrio y que quedaba frente a su casa: el Club Atlético Universitario. “Empezó cuando llevaba a mis hijos, ellos iban todo el día. Un día me enganchó don Chachín López que me dijo usted tiene que estar y yo le decía imposible tengo muchas cosas. Y me dijo venga que quieren hablar con usted y ahí me enganché”.

En La U inició su recorrido siendo Secretaria de Fútbol de la Subcomisión de Fútbol y luego ocupó el cargo de Delegada en la Liga Paranaense de Fútbol (LPF). Junto a Viviana Hermocid, de Ministerio, fue una de las primeras mujeres en la LPF. “Nos costó abrirnos camino ahí porque es un ambiente muy machista. Recién hace pocos años está más abierto a las mujeres. Por ahí no es muy importante la voz de una mujer ante 20 hombres, pero pienso que la presencia y la personalidad de cada una, si lo es. Yo nunca tuve problemas, no he tenido problemas personales quizás por mi forma de ser”, destacó.

Al ser integrante de la CD y vivir frente al club muchos vecinos recurrían a ella para que los pueda ayudar con sus urgencias como conseguir gas o medicamentos para los más chicos. “Estando tan cerca, si bien uno no se lleva cosas del club a su casa por que son del club, pero son situaciones que hay que estar y asistir. Siempre digo que el dirigente que toma con responsabilidad el rol no tiene ni sábados ni domingos, porque está atento a un montón de cosas que suceden y uno lo hace con gusto”, contó Marita.

Actualmente es Tesorera en Universitario, secretaria de Actas de la Federación Entrerriana de Clubes, vocal de la Confederación Argentina de Clubes, integrante del Consejo Asesor contra la Violencia en la Liga Paranaense y presidenta de ACLUDEPA. A modo de homenaje, los torneos masculino y femenino de primera división de la Liga Paranaense llevaron su nombre.

La U siempre se caracterizó por el fútbol, que es su caballito de batalla y que muchas veces lo ha sacado a flote. “Nos mantuvo de pie el fútbol, nos dio vida un buen tiempo. Asimismo incluimos patín nuevamente y otros deportes como vóley y básquet para veteranos que de apoco se vuelcan a las otras disciplinas. Y por ahí el tema es compartir los espacios en los mismos horarios”, manifestó.

“Creo que lo que más le cuesta a los clubes de barrio es captar socios activos, mayores. Por esto de que no tenemos infraestructura para brindar deportes para mayores. Si bien tenemos cancha de bocha hay muy poca gente que juega a las bochas, sin embargo a nivel nacional hay muchos jóvenes que lo practican, con otra cultura distinta que aún no se ha captado en Paraná”, comentó además Marita.

Con años de trayectoria en distintos cargos directivos, Marita Correa recomienda incansablemente no bajar los brazos “empoderarnos y seguir trabajando por nuestras instituciones. Hay mucho por hacer así que hay que tener fuerzas y a meterles como siempre”.

UNIVERSITARIO

“Es todo, lo empecé a amar cuando llevé a mis hijos”. De esta forma definió el significado que tiene la U en su vida desde el momento que sus hijos comenzaron con las actividades y que se reforzó tras la muerte de su hijo, Segio. “En ese momento, que justo me había jubilado, le prometí seguir porque él amaba el club y eso me mantuvo. Él se fue envuelto con la bandera de la U, para mi fue todo una cuestión sentimental”.

Asimismo, Correa reconoció que aún continúa siendo difícil no tener a su hijo junto a ella lo que hace que el tiempo pase más lento, pero las muestras de afecto y de recuerdo la hacen seguir adelante. “A mi me mantiene mucho el hecho de que lo recuerden en el club, sus compañeros, todo lo que él hacía. Todo eso son buenos recuerdos, pero no es nada fácil te aferras a tus hijos, nietos. Quise seguir haciendo cosas, me di cuenta que tenía resiliencia porque nunca bajé los brazos, pero después el cuerpo te pasa factura”, señaló

“Hay muchas personas que perdieron hijos, tienen enfermedades terminales por esas cuestiones que el cuerpo aguanta. A mi me ayudó mucha gente que he cosechado en el club,en la escuelas, en el barrio en mi infancia donde viví frente al club Quique y no he perdido contacto con nadie. Un poco te alimenta estar con tanta gente que te da un empujoncito siempre”, sentenció Marita.

LOS CLUBES DE BARRIO TRAS LA PANDEMIA

La pandemia y la cuarentena golpearon fuerte en la vida social de los clubes de barrio, pero por sobre todo afectaron a la economía de estos. "Los clubes subsistieron con lo poco que podía ingresar. El hecho de estar cerrado también implica gastos con seguros, emergencia, el mantenimiento en general. Hubo un período donde los clubes con pocos socios, no pagaron alquiler", señaló la dirigente.

En el caso de la U tuvo durante es período un ingreso gracias al alquiler de uno de sus espacios. "Somos el único club de la provincia con un centro de arte que funciona, y es alquilado por el CGE, entonces ese alquiler fue una ayuda. También ayudó a que los clubes no hayan tenido cortes de luz y hoy puedan arreglar pagar en 30 cuotas lo acumulado, aunque cuesta salir de la situación, más cuando hay empleados".

Tras la reapertura paulatina de las actividades las instituciones volvieron a cobrar vida. Martita destacó como muy positivo el control de los protocolos en los clubes ya que no se registraron casos positivos. "Con la apertura la gente volvió de a poco y se sintió que los chicos necesitaban salir. Se confió mucho en los clubes y no hubo casos de Covid. Fue extremo el cuidado, todos los chicos cumplieron, y nos dieron ejemplo de cuidados. Si no le echabas alcohol ellos iban y buscaban".

Según su punto de vista, el encierro por largo tiempo también fue contraproducente y pudo haber sido uno de los causante de los reiterados hechos de violencia que se han registrado en el fútbol cotidiano en los últimos meses.

"El salir de la pandemia agudizó la violencia porque es como que todos estábamos esperando salir, ir a la cancha. Esto hizo que la gente pudiera expresarse fuera de lo que era estar encerrado, pero lamentablemente fue negativo porque hubo muchos casos y sigue habiendo. Ha habido cursos y charlas, si bien siempre hubo, pero este año hubo muchas agresiones", reconoció.

En su labor como presidenta de la Asociación de Clubes de Paraná se encuentra gestionando ante el municipio para que no embarguen las cuentas bancarias por morosidad en las tasas municipales.

“Los clubes tenemos un beneficio que pagando el 50% del agua no pagamos impuestos, pero con la pandemia muchos clubes no pudieron abonarlo. Creo que ni pensamos en eso y ahora son muchos los clubes intimados con embargar cuentas bancarias si no se presenta vía judicial. En eso estamos trabajando desde Acludepa y creo que nos van a escuchar, nadie se niega a pagar pero salir de golpe con todos los gastos es imposible", señaló Marita.

En las casi tres décadas que lleva dentro del club vio pasar a cientos de deportistas y a muchos de los que se convirtieron en profesionales. Entre ellos a Fausto Montero y a Leo Acosta.

“Leo es lo más, hermosos recuerdos, es humilde. Siempre jugó lindo, pero después fue que surgió. Y Zoquetito (Montero) es de una hermosa familia. Lo conozco desde muy chiquito, vivimos muchas cosas”, contó.

Ellos la recuerdan como la Mari, apodo que surgió en el colegio del Cristo Redentor. “Mis papás tenían un negocio en Alsina y Villaguay que se llamaba La Marita, hasta ahí me decían Mari todos los conocidos y familiares. Cuando me buscaron desde el Cristo para dar clases había otra maestra con mi nombre entonces me pusieron La Marita, y ahí me quedó el apodo”.

LA FAMILIA

"Significan todo, de ahí me agarre para seguir. Son mis retoños, un poco bastante parecidos en algunas cosas. Son solidarios, empáticos con la gente que creo que es lo que uno quiere para sus hijos y mi loquito lindo que me da fuerza desde arriba”, sostuvo Marita.

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