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Martiniano Dato, la promesa que despliega talento en el sur

Se formó en Paracao, pasó a Recreativo y de allí al básquet entrerriano y nacional. Tuvo un gran temporada en Gimnasia de Comodoro. La loca historia de cómo cambió de mano para su lanzamiento. Sueños de un gurí que recién cumplió 20 años.

Con tan solo 20 años es una de las promesas que despliega su habilidad con la naranja en Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia. Empezó como un hobby, le gustaba compartir momentos con compañeros y tirar al aro. Hoy está camino a ser profesional. Nació deportivamente en Paracao, continuó su desarrollo en Recreativo y explotó en clubes entrerrianos.

Martiniano dio sus primeros pasos en el básquet del Club Atlético Paracao, donde sus padres fueron parte de la subcomisión de básquet. Inició en Premini-mini hasta la U13, luego “las cuestiones de la vida” lo llevaron a realizar los estudios secundarios en el colegio Cristo Redentor y amigos de clase lo llevaron al Recreativo Bochas Club.

“Dos de mis mejores amigos, Fran y Pato Carranza me invitaron a sumarme. Ahí hablé con Oscar Heis y me dijo que no había drama que empiece a jugar ahí. Así que a los 14 años y por decisión mía empecé en el Bocha donde jugamos varios torneos locales, provinciales y salimos varias veces campeones”, recordó el joven de 20 años.

“Se armó un muy lindo grupo, muy unido que hasta el día de hoy la mayoría siguen jugando”, sostuvo Martiniano. La pandemia obligó a realizar un parate en el juego continuo y en 2021 regresó con todo y con 17 años empezó a jugar en la primera división del club.

Sus condiciones estaban a la vista aunque él mismo reconoció que hasta ese momento “el básquet era un hobby, lo hacía por que me gustaba ir a jugar, a tirar, a pasarla bien. Desde chico nunca tuve la intensión de ser jugador y llegar al profesionalismo. Yo quería ser arquitecto o kinesiólogo”, aseguró el paranaense.

Adoptó tanto el deporte que los rendimientos lo pusieron en el radar de distintas instituciones, principalmente entrerrianas. El primer destino fue Concepción del Uruguay para defender los colores de Regatas donde jugó Pre Federal y el Provincial U19. Con 17 años y el último año de secundaria en curso, Martiniano tuvo que tomar una decisión importante en su corta vida. “Mi mamá me preguntó si me animaba a ir a vivir solo, a probar. Entre miedos y dudas me fui”. Por ese motivo terminó el ciclo escolar en Concepción del Uruguay y lejos del grupo de amigos de Paraná. “No hice viaje de estudio pero sí pude estar en la recepción con mis amigos del Cristo”.

Participar del Pre Federal, que si bien no fueron muchos minutos, “me permitió darme cuenta que podía ser jugador, que podía intentar vivir del básquet”.

Luego, tras tener varias ofertas, se mudó a Gualeguaychú a jugar para Central Entrerriano y ser compañero de su primo Lautaro Pividori. “Fue distinto porque él ya venía jugando la Liga, tenía más recorrido y me ayudó mucho. Era como un ídolo y un ejemplo a seguir”, manifestó.

“Me fui a Central con expectativas de jugar algunos minutos porque el Pre Federal pasado no pude jugar mucho. Y ahí me afiancé, me gané el puesto, habíamos armado un buen equipo”, reconoció el escolta, que alternó su función en el campo siendo base.

Y señaló: “Terminé jugando casi todos los minutos y ahí mi cabeza hizo un click, entrené mucho en Central. Lauti me guió en ese camino y tuve una buena temporada (perdimos en 4tos de conferencia con Provincial de Rosario) y apenas terminamos el torneo me empezaron a llegar ofertas”.

Martiniano contó que fue difícil tomar una decisión en ese momento con todos los clubes que se mostraban interesado en contar con sus servicios, pero priorizó terminar la temporada de Liga provincial con Central Entrerriano. Una vez concluido el campeonato, se centró en analizar las ofertas y una de esas era de Gimnasia de Comodoro Rivadavia, equipo que milita en Liga Nacional.

“En septiembre me fui con mi papá, mi representante, a conocer el lugar, la liga local y para probarme. La pretemporada ya había arrancado 4 semanas antes y tenía poco tiempo para probarme, pero me vieron, me dijeron que si. Asi que volví a Paraná arme el bolso y me fui solo con 19 años”. Tan joven en una ciudad distinta, un clima totalmente diferente al habituado y sin los afectos son aspectos que pueden jugar en contra para el jugador, pero Martiniano consideró que al “no haber distracciones como boliches no perdés el tiempo y tenes la cabeza solo para ir a entrenar”

Su arribo a Gimnasia y Esgrima fue en el momento justo ya que el equipo del sur argentino necesitaba completar una ficha para disputar la Liga Sudamericana de Básquet. “Eso me endulzó y me hizo tomar la decisión. Después con el tiempo el entrenador Martín Villagrán me tuvo confianza y me mandó a la cancha, donde por suerte lo pude hacer bien. Y eso me permitió hacerme conocido”, manifestó Dato que en la última temporada integró el plantel de Liga Desarrollo de Básquet.

“Todo este año fue fuerte e impensado para mí porque entré, jugué y por suerte lo hice bien. Mi meta era llegar a jugar la Liga, pero como que las cosas se dieron muy rápido. También lo de la Liga Sudamericana. Al principio sí tenía miedo y nervios normales, aunque después con el correr de los minutos se me pasó”.

UN JUGADOR AMBIDIESTRO

Una de las cualidades que destacan a Martiniano es su habilidad para lanzar con ambas manos. Naturalmente es derecho, pero su determinación y curiosidad lo llevaron a ser un hábil lanzador con la mano izquierda.

“Cuando empecé tiraba con la derecha y una vez había visto a un chico más grande entrenando su tiro contra la pared con la izquierda. Eso fue de chico y con el tiempo, sin darme cuenta lo pude ir haciendo”, contó.

Desde ese entonces se adaptó a usar más su mano izquierda y la otra la utiliza más para picar la pelota.

FUTURO PROMETEDOR

Al recordar sus inicios en formativas siempre recuerda un niño divirtiéndose, compartiendo y compitiendo sanamente. “Era de enojarme mucho cuando perdíamos, era de los que más sufría. Igualmente no se si esa cabecita hubiera imaginado todo lo que hoy estoy viviendo”, señaló el basquetbolista.

“Todo el camino que he transitado desde ese entonces está buenísimo. Aún no lo tomo como un profesional, sino que estoy en camino a ser un deportista profesional que conlleva todo un proceso. Claramente es un objetivo y estoy en camino a eso”, aseguró.

UN PROCESO CON MUCHO ACOMPAÑAMIENTO

Sus padres, Marcelo Dato reconocido entrenador de la capital provincial y Alejandra una referente del basquet femenino son los pilares fundamentales en el Martiniano que hoy da pasos agigantados en el básquet de elite. “Soy esto gracias a ellos que me educaron de esta forma. Solamente puedo agradecerles todo el esfuerzo que han hecho por mí y que ahora yo lo hago estando lejos de ellos”.

“Además no suelen dejar pasar tanto tiempo sin que los vea, sin un abrazo o beso suyo. Es lo que por ahí me hace falta y cuando sucede me dan un empujoncito para seguir adelante”, sostuvo Martiniano de sus padres que siempre, donde esté, están presentes brindado su apoyo.

La familia siempre estuvo y está presente en la carrera de Dato, tal el caso de Lautaro Pividori, su primo con quien compartió equipo en Central Entrerriano. “De chico buscaba seguir sus pasos y ahora de grande pudimos jugar juntos. Él tiene la experiencia y me ayudó mucho, me cagaba a pedo cuando tenía que hacerlo, de chico también me decía que hagas las cosas bien. Para mi fue un ejemplo, me ayudó mucho a crecer el año pasado”.

“Cuando éramos chiquitos siempre fuimos muy unidos y el haber vivido juntos reforzó mucho más ese vínculo, esa amistad”, sostuvo.

Y el verlo jugar y conocer su carrera también le permitió soñar. “Cuando él estaba en la Selección me acuerdo que a mi mamá le decía que se imagine cuando yo esté ahí con la Selección”, recordó. Aún la Albiceleste no le llegó a su carrera, si estuvo en un campus pero no pierde las esperanzas de que en algún momento se de.

Pese a haber se ido joven de la ciudad, y haber perdido momentos con los seres queridos, aún mantiene las amistades de año que le ha dado la vida. Uno de ellos es Francisco Carranza con quien jugó en Recreativo y compartió colegio.

“Somos casi hermanos y sus padres son como mis padres postizos porque la verdad que hemos compartido mucho tiempo. En pandemia me iba a pasar semanas entera a su casa, hemos ido de vacaciones con las familias”.

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