
El pivot es uno de los referentes del AEC que atraviesa una gran temporada en la Liga Argentina de Básquet y contó sus sensaciones con el equipo que sueña en grande.
El basquetbolista de 28 años es uno de los pilares del Atlético Echagüe Club que avanza a pasos firmes en la Liga Argentina de Básquet. El Negro paraense marcha en lo más alto de la Conferencia Norte tras haber batido el record del equipo con 10 victorias consecutivas. El buen andar sorprende a todo el ámbito basquetbolistico y hasta los propios jugadores del elenco paranaense.
“Hace 15 partidos atrás no se si hubiese esperado este presente, pero después de 5 partidos seguidos nos ilusionamos y creo que nos la creímos un poco. creemos mucho en el equipo y la verdad que hoy en día no me sorprende. Estoy tranquilo y seguro del laburo que hacemos creo que merecemos este momento como jugadores y equipos que somos”, reconoció el hombre nacido en Chajarí.
Llegar a Echagüe para Chervo es un honor y un orgullo. “Es un club con grandeza. Hablas con cualquier persona que entienda el deporte y va a decir Echagüe es un club de historia. Es así. Lo vivís adentro y lo piensas desde afuera”, destacó y reconoció que antes de arreglar tuvo un deja vu premonitorio. “Antes de llegar le contaba a los chicos que tuve un deja vu de estar adentro de la cancha con Zustovich y eso me quedó grabado”.
Gran parte de esta competencia está marcada por la pandemia, sus protocolos y sus cuidados. El coronavirus ha modificado el mundo deportivo en muchos aspectos y el básquet no es ajeno a los cambios. Uno de ellos es la modalidad de burbuja que obliga a los equipos a ir del hotel al estadio y nada más, sin contacto con el exterior durante el tiempo que dure la competencia.
"Es bastante atípico este torneo, te das cuenta en el público y por ahí en los cuidados. El jugador de básquet está acostumbrado a cruzarse con compañeros o gente conocida, y estamos acostumbrados a abrazarnos, lo expresamos con el contacto. Ahora como que hay personas que no le importa eso y otros que vas a abrazarlo y te tiran el puño".
Aunque los cuidados, una vez dentro del campo de juego y en medio de un partido, quedan de lado por la misma concentración del deportista. "En los primeros partidos era tanta las ganas de jugar que nos olvidábamos de eso. Al menos en mi caso yo entro a jugar y tengo la cabeza en el partido. Me ha pasado de tener la cabeza en otro lado y no concentrarme en el partido" reconoció Chervo que lo hace olvidar de los protocolos y el covid.
Esos cuidados obligatorios también incluyen hisopados antes de cada burbuja. Pero desde la Liga Nacional determinaron como no obligatorio. "Depende de cada club y de las posibilidades económicas que tienen. Por lo general antes de cada burbuja aunque no lo hicimos cuando fuimos a Santa Fe y a Rosario". Sin embargo, el pivot consideró que el hisopado debería ser obligatorio para generar mayor tranquilidad a los organizadores y a los deportistas.
El plantel de Echagüe también tuvo que atravesar un momento de incertidumbre al confirmarse el positivo por covid de Oscar "Cachi" Bonell. “Estuvimos con la duda si era o no covid. Nos hisipamos pero todos fuimos negativo lo que generó más tranquilidad y alivio. Nos sacamos un peso de encima y nos metimos nuevamente en la competencia”, reconoció.
Antes del básquet, la vida deportiva de Martín estaba en el fútbol como un “número 9 áspero y rústico”, reconoció. Luego llegó la pelota naranja para ya no desprenderse más y hacer su carrera en equipos argentinos como en Olimpia de Paraná, BH de Gualeguay, Ferro de General Pico, SOMISA de San Nicolás, Gimnasia de Pergamino, entre otros.
Chervo dejó su ciudad con tan solo 16 años en busca de su sueño y para jugar al básquet en Paraná. “Fue una decisión del momento. Era chico y en cierta parte necesitaba salir de mi casa para tener un golpe de madurez. Lo tuve y me sirvió mucho como persona”.
Así y todo mantener la continuidad, la dedicación plena y el nivel que hoy presenta no se cruzó nunca por sus pensamientos. “La mayor parte de mi vida se basa en el día a día, no pensar en lo que vendrá y trato de disfrutar el momento. Creo que un día a la vez es más que suficiente. Si tengo momentos que me planteo objetivo o miro donde estoy parado y miro para atrás lo recorrido”.
En la capital entrerriana hizo sus últimos años de secundaria y una vez concluido comenzó la facultad en el profesorado de Educación Física en Santa Fe. Pese a haber relegado el estudio por varios años, tras ir por varios equipos en el país, su llegada a Echagüe lo hizo retomar. Ahora está a 7 materias de recibirse en medio de clases virtuales. “Cuando volví a Paraná fue una de las cosas que dije que tenía que aprovechar que estaba cerca”, remarcó.
SU TALÓN DE AQUILES
Pese a la distancia que implica ser deportista profesional, la familia para Martín sigue siendo su cable a tierra. "Soy muy familiero y estar lejos de algo que uno quiere mucho se hace muy cuesta arriba. Son mi apoyo incondicional desde los 16 que me fui de mi casa y lo sigo teniendo siempre están", reconoció.
“Uno por ahí ve a los jugadores y los de atrás, que son el sostén de cada uno, no se ven. Siempre están cuando uno necesita”, destacó Chervo que tiene un padre del corazón muy fanático del básquet y una madre que es dela que siempr colabora con el club, pero que no le gusta ver los partidos de su hijo por el juego brusco que se puede producir.
“Tiene un drama con los partidos, por mi posición siempre tengo juego con muchos golpes y roces y no le gusta ver eso. Odia que me golpeen, que me choquen o me hagan una falta. No mira los partidos desde que soy chico, cuando vinieron contra Colón le sirvió tener al nieto como distracción para no mirar”, contó. En el partido contra Colón en el Buta, Martín recibió la visita de su familia entre los que se encontraba su sobrino Bautista de 3 años, fanatico de su tío.
PERTENENCIA, ASADO Y PESCA
Pese a pasar más de la mitad de su vida fuera de su Chajarí natal, el jugador mantiene sus raíces y asegura ser un hombre de campo de bombacha, camisa y boina.
De ahí es que seguramente sacó una mano especializada para con el asado. “Me gusta hacerlo y lo disfruto mucho. Mis compañeros siempre me alardean eso siempre, si no voy a la parrilla soy el que vigila o al que le preguntan si está bien o no según mi punto de vista”, contó.
El otro aspecto que lo apasiona es la pesca, de la cual se enamoró en Paraná.El artífice de esa pasión fue Lisandro Caraballo cuando jugaban juntos en Olimpia. “Él me enseñó la pesca. Pescar en Paraná me encanta. Cada vez que me invitan me hago un espacio para ir”, aseguró.
Fotos Captura pantalla / Echagüe / Chervo