
Maximiliano Seigorman logró la permanencia del equipo santafesino en la élite del básquet argentino luego de un panorama complicado. Consiguió los triunfos necesarios y en la última jornada consiguieron el objetivo. Fue la segunda experiencia en Liga para el oriundo de San Salvador y paranaense por adopción. Se convirtió en asistente técnico de joven, hizo carrera en equipos del ascenso y fue asistente técnico de Oveja Hernández en la Selección Argentina subcampeona del mundo en 2019.
Tras una ardua temporada, Unión de Santa Fe logró la épica para mantenerse en la élite del básquet argentino y lo hizo bajo la conducción del entrenador entrerriano Maximiliano Seigorman. Llegó en enero con el desafío de sumar triunfos para mantener la categoría. Confío en su plantel, potenció a los más jóvenes con ayuda de los históricos y dejó al tatengue una temporada más en Liga Nacional.
“Cuando me llamaron en febrero la situación era muy complicada. Teníamos todos los equipos arriba, estábamos últimos, solamente con tres victorias y un equipo que necesitaba dar un vuelco para poder ser competitivo. La verdad que me saco el sombrero porque los jugadores se pusieron a trabajar y la verdad que hicieron un tremendo sprint final para lograr las victorias que necesitábamos para salir de los play-out”, reconoció Seigorman.
El actual formato de Liga Nacional, y demás divisiones, ofrece instancias decisivas en la zona alta y sobre todo la baja con los playout, la cual evitó Unión esta última temporada. “Está bueno porque hace que los equipos peleen hasta el final. Y la gente lo disfruta más, si bien a los jugadores y entrenadores genera un estrés importante”.
“Por ejemplo nosotros llegamos a la última fecha dependiendo de nosotros si ganábamos. Ahí uno sabe cuánto tiene que esforzarse, qué hacer. Pero en el caso de Argentino de Junín tenía que esperar el resultado y eso es lo peor porque no depende de vos y eso hace que te pongas más nervioso”, remarcó Maxi.
Y tal como suele identificarse el acompañamiento de los santafesinos con sus deportistas, el partido crucial ante Oberá contó con un colmado estadio Ángel Malvicino. “Sentimos el apoyo de la gente continuamente. El hincha es muy agradecido y eso me llena de orgullo”.
“Unión tiene una estructura muy grande, más allá del fútbol. La vida social y deportiva está muy buena con muchas actividades todo el tiempo. Me parece que el básquet puede potenciar a los deportistas más chicos y esto de la Liga Nacional aún más para que tengan un espejo. Más siendo el único equipo de la región en Liga y hay que aprovecharlo”, reconoció el paranaense por adopción.
“Me parece que Unión, haciéndose un poquito más ordenado, en el sentido de arrancar con tiempo, planificar las cosas un poquito más a largo plazo, me parece que puede hacer que la gente grande vuelva a rememorar la historia y la gente joven se vuelva a enganchar, como fue en el último tiempo con este equipo, que vimos muchos simpatizantes jóvenes, muchos jugadores del club, yendo a alentarnos”, sostuvo.
EL PRESENTE DE LA LIGA
El contexto económico del país también repercute, y de manera significativa, en el deporte de la pelota naranja. Uno de esos aspectos negativos es la falta de jugadores extranjeros que potencien un poco la Liga.
“Creo que la Liga necesita de tener algunos extranjeros top, hay equipos que no lo pueden traer, con lo cual me parece que no te dan el salto de calidad que vos necesitas”.
“Hoy no todos los equipos pueden, nosotros trajimos a Dominique Morrison que vino a darnos una mano y nos potenció a todos. Liberó de la carga emocional a los más chicos, entonces eso hizo que el equipo crezca. Y no es fácil encontrar a esos jugadores porque además tienen que conocer la Liga, tienen que conocer la idiosincrasia argentina, se juega muy físico, se viaja mucho”, reconoció.
“La falta de esa clase de jugadores influye mucho. Igualmente siguen surgiendo jugadores muy buenos de nuestras ligas, que seguro pronto se irán muy potenciados. Como la mayoría de los deportes colectivos argentinos, nuestro básquet es muy respetado porque la verdad que le ponemos mucha pasión y mucha impronta”, destacó Seigorman.
IMPRONTA PARANAENSE
La remontada tatengue tuvo un gran aporte paranaense. Por un lado Maxi con su liderazgo en la conducción técnica y dentro del campo de juego con el aporte de Daniel Hure.
“Dani es un ejemplo. Recuerdo que fue el primer reclutado de Sionista y volver a entrenar con él fue muy grato. Antes era un guacho donde tenías que corregirlo y demás , ahora es totalmente distinto. Ahora es él que acomoda a los demás, aporta al equipo, yo también he aprendido mucho de él”, reconoció Seigorman sobre el ala pivot de 30 años.
A lo largo de la historia del deporte de la pelota naranja, la capital provincial ha dado innumerable cantidad de jugadores al país y a su vez entrenadores de alto nivel. Una demostración que el básquet en Paraná tiene muchos adeptos y aún lo siguen eligiendo.
“Hay muchos equipos jugando el Federal, las finales de la APB son siempre a cancha llena, las formativas tienen mucha gente y la verdad que eso empuja para arriba”, dijo.
Asimismo es un deporte donde hay que apostar continuamente porque tiene muchos altibajos. “A los chicos que están empezando siempre les digo que sueñen, que den todo. A los que quieren dar el salto que agarren el bolsito y prueben, si bien a veces vas a un lugar y al mes te tenes que volver”.
Me pasó en Instituto que no terminé la temporada. Son momentos donde te replanteas muchas cosas. Pero siempre contas con el apoyo de los allegados y de tus pares porque me pasó de recibir llamados de otros entrenadores en medio de partidos para decirme que tenía que tirar para adelante que iba a andar todo bien. A las dos semanas me llamaron para la Selección. Entonces a veces lo que no te mata te fortalece y hay que estar convencido”.
CARRERA
Maxi Seigorman empezó su carrera en la conducción técnica en el staff de Sionista en la Liga C acompañando a Sebastián Svetliza. “Le estoy muy agradecido por que es la persona que confió en mí y me abrió las puertas”.
“A Seba le tengo muchas palabras de agradecimiento porque me dió un lugar de privilegio. Vivimos muchas cosas, las veces que discutíamos fue por el bien de Sionista, un lugar que amamos”. El entrenador recordó que su nueva etapa en el básquet se fue dando de a poco y Svetliza le dio la primera oportunidad. “Era un jugador muy malo y por eso estaba parado caminando atrás de él diciéndole cosas para que el equipo gane”.
Con 47 años, Seigorman cuenta con una amplia trayectoria como entrenador a nivel clubes siendo esta la segunda experiencia en Liga Nacional (la primera fue en Instituto de Córdoba) y Liga Argentina, como también en el exterior (Dewa United de la Liga de Indonesia). Además de tener una destacada labor como asistente y entrenador en seleccionados argentinos.
“Es una alegría enorme poder transitar esta carrera que siempre la viví como una pasión. Cuando estudiaba el profesorado de Educación física y era entrenador me preguntaban si iba a ser un trabajo y la verdad que siempre lo tomé como tal”, sostuvo el entrenador.
“La verdad que haber estado en lugares increíbles, Juegos Olímpicos o un Mundial, me llena de orgullo. Es lo que toda persona vinculada al deporte sueña y desea de representar a su ciudad y a mucha gente. Cuando ves la bandera Argentina en el podio es lo mejor que te puede pasar. Y ahí decís que el esfuerzo valió la pena”, remarcó.
PROCESO DE SELECCIÓN
Además de conducir a las selecciones U19 en los Mundiales de Egipto 2017 y Grecia 2019, Maxi fue parte del staff argentino subcampeón del mundo en el Mundial de China 2019. “Uno siempre sueña con llegar a la Selección y estar ahí fue increíble”.
El paranaense recordó el trayecto que tuvo que recorrer el combinado nacional para llegar a la cita ecuménica jugando en todo el país y a cancha llena. Durante esa etapa, Maxí recordó que un histórico como Luis Scola ya veía el potencial de ese equipo. “Contra Puerto Rico en Formosa, Scola decía que si seguíamos asi íbamos a llegar a semifinales del mundial. Nadie le creía pero después con el pasar de los partidos nos fuimos convenciendo que era posible”.
“En el día a día vas aprendiendo un montón de cosas. Y la verdad que eso es lo que te da la experiencia ahora como para decir, ¿por qué agarraste Unión si estabas en la última posición? Y porque creo que tenía la experiencia suficiente como para poder sobrellevar este momento”, manifestó.
“Es difícil de explicar para el que no está dentro, pero es así, cada día es una nueva oportunidad y en el lugar que te toque. Uno tiene que trabajar para ganar y que le puede ganar a cualquiera porque la idiosincrasia del argentino es así”.
Y puso como ejemplo una situación que atravesó en Indonesia, siendo en el exterior donde más se nota esa impronta del argentino. “Me pasó que perdimos un partido y el dueño me invitó a comer. La verdad que no quería saber nada porque acabábamos de perder un partido y lo que quería hacer era esconderme. Pero desechar una invitación ahí es como una falta de respeto por eso son cosas que uno va aprendiendo”.
Ser parte de un seleccionado nacional, sea como jugador o entrenador, implica una responsabilidad y a su vez a cada persona le genera un gran orgullo. “Lo primero que aprendés cuando llegas a la Selección es que todos los logros, el orgullo, el individualismo, y lo demás, quedan afuera”.
“Siempre tenés que brindarte al 100 por 100, cosa que demuestran continuamente los de más experiencia. El caso de Scola que en esas etapas eliminatorias viajó 36 horas para un partido y tuvo que volverse después de jugar porque su equipo no lo dejaba jugar la segunda fecha. Cuando ves algo así no queda otra que entregarse por completo”, comentó.
Su función era atender los temas de ofensiva y llevar un análisis defensivo de cada uno de los sistemas del equipo. “Para los jugadores siempre son importantes esos datos porque si bien conocen a la mayoría de sus rivales, a otros no lo han enfrentado mucho entonces ahí sirve el aporte que hace el staff de entrenadores”.
Esos datos eran comentados a Sergio “Oveja” Hernández para tenerlos en cuenta. “En una de las charlas del staff comentó que las salidas del fondo no estaban dando resultados, perdíamos pelotas. Después pasaron entrenamientos y en un momento dice Maxi decile al equipo las correcciones que hay que hacer. Oveja es un tipo que tiene todo registrado en la cabeza y siempre trata que todos crezcamos, lo que hace que nos sintamos importantes”.
UN RECUERDO CON POPOVICH
En la previa de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (desarrollados en 2021), Seigorman tuvo un grato momento al compartir charla y foto de recuerdo con el gran entrenador estadounidense de los San Antonio Spurs y de la selección norteamericana, Gregg Popovich.
“Esa foto era algo que no nos podíamos perder, más que ese momento lo promovió Popovich. Compartir esa charla y aprender de uno de los mejores es increíble”
“Es un tipo muy humilde y la verdad que tiene un gran respeto por el básquet argentino, por Oveja Hernández a quien lo tiene como un referente y bueno imaginate para nosotros lo que estamos ahí fue grandioso” recordó de esa foto que recorrió los medios junto a Silvio Santander, Popovich, Sergio Hernández.
Ese reconocimiento que tiene Popovich por el básquet argentino es parte del legado que dejó la generación Dorada y la gran performance en el Mundial 2019. “Hace que uno sienta que el esfuerzo que hace vale la pena”, valoró.
UN PROYECTO DE VIDA
El básquet es su vida. Desde su formación Maximiliano vio al deporte como un estilo de vida que fue perfeccionando con el correr de los años y hoy lo encuentra cada vez más afianzado. Y este proceso siempre contó con el apoyo familiar. “Son los que soportan los buenos y malos momentos. Mi hijo estaba muy enfermo el domingo (partido donde Unión logró la permanencia) para ir a la cancha y me dijo ‘papá no me lo pierdo, llévame como sea’. Esta familia, como mis viejos y la familia siempre están. Son los primeros en mandarte mensajes cuando te va mal y la verdad que a ellos le debo todo. Eternamente agradecido por lo que me bancan”.
Y contó: “En su momento tuve que tomar una decisión de dejar el lugar que estaba cómodo (Sionista) y pasar a un lugar distinto en Villa Ángela (Chaco), bajar de categoría y empezar de cero. Ahí lo hablé con Cintia, mi señora que es la que más me banca en todo esto”.
“Era un lugar donde sabía que las condiciones no iban a ser las mejores, porque económicamente no íbamos a formar ni el mejor equipo, ni íbamos a estar bien, pero yo sabía que iba a ser un reinicio de mi carrera, que lo necesitaba, y que sabía las condiciones. Una apuesta fuerte y de la cual me siento muy orgulloso, porque era una manera de comenzar lo que yo estaba soñando”, remarcó.